Mozambique: Nuevas denuncias por el conflicto en Cabo Delgado
Isabella Piro – Ciudad del Vaticano
Dolor, miedo y destrucción: es lo que está experimentando la población de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, debido a un conflicto interno que estalló en 2017. La denuncia proviene de Monseñor Luiz Fernando Lisboa, obispo de Pemba, entrevistado por la Comisión Episcopal de Pastoral Misionera y Cooperación inter-eclesial de los Prelados de Brasil. Desde hace tres años, la región de Cabo Delgado es sido escenario de asaltos de milicias islámicas autodenominadas de países vecinos o de rebeldes internos que se han cobrado miles de víctimas y han desplazado a más de doscientas mil personas.
Situación dramática desde hace tres años
Una situación dramática, a la que el Papa Francisco también se refirió en su Mensaje "Urbi et Orbi" del pasado 12 de abril, Domingo de Pascua, cuando dijo:
La ley del silencio
Se trata de un importante llamamiento, señala Monseñor Lisboa, que ha encendido los reflectores sobre un país que "ha sufrido la ley del silencio". Y subraya:
En la entrevista, el Obispo de Pemba habla de asesinatos, casas quemadas, ataques perpetrados a lo largo de las calles y en los transportes públicos, sin olvidar las aldeas destruidas:
Temor de la gente ante los conflictos
Además, el Obispo brasileño subraya que quienes no pudieron salir de su pueblo, "terminan durmiendo en los montes, por miedo a los conflictos". Todo esto agrava una situación ya de por sí difícil:
Importante papel de la Caritas local
Naturalmente es de suma importancia en esta situación el papel de la Caritas local, que ha intervenido en la región en el pasado, para llevar ayuda a la población afectada por el ciclón Kenneth, que ha dejado consecuencias dramáticas: "No tenemos suficiente comida porque nadie ha podido sembrar y cosechar este año, estamos padeciendo el hambre y necesitamos la solidaridad de todos".
Intervención del Papa
De ahí que Monseñor Lisboa señale que "la Iglesia local siempre ha hablado de esta crisis, siempre la hemos denunciado, pidiendo ayuda y apoyo. Pero sólo después de la intervención del Papa – reitera – se rasgó el velo del silencio también a nivel internacional. El llamamiento del Prelado es, pues, a la oración: “El modo más concreto de ayudarnos – concluye – es rezar por nosotros, por nuestro pueblo, porque la oración tiene una gran fuerza y necesitamos la comunión de los hermanos y hermanas”.
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