Día de la mujer indígena. "Podemos aportar. Que nos tomen en cuenta"
Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano
Desde 1983, el 5 de septiembre se celebra el Día de la Mujer Indígena, recordando la fecha en que fue asesinada Bartolina Sisa, dirigente del pueblo aymara, a quien en 1782 le quitaron la vida tras liderar una sublevación indígena contra la corona española en la ciudad boliviana de La Paz.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer que se conmemora hoy en decenas de países, conversamos con Ketty Marcelo López, quien ha trabajado en varias organizaciones indígenas como la Organización Nacional de Mujeres Indígenas, Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP) y otras organizaciones de mujeres que buscan cultivar elementos identitarios, generar espacios de participación ciudadana y política y luchar contra aquellas estructuras que no les permiten desarrollarse como personas.
Entrevista con Ketty Marcelo López
¿Cuál es la realidad de las mujeres indígenas en la región amazónica?
KM: Con la pandemia se ha hecho visible la enorme brecha estructural, la marginación que viven nuestros pueblos en temas como la salud, la educación y la economía. Todo esto ha quedado paralizado en este momento de pandemia.
Sufrimos amenazas por parte de las industrias extractivas y de sus deseos de despojarnos de nuestros territorios. Actualmente, con la pandemia estamos redescubriendo la medicina tradicional, al igual que nuestros saberes y de esta manera estamos resistiendo.
Un tema que me preocupa es el de la educación. El Estado ha creado un programa que se llama “aprendo en casa” y realmente no es accesible para todos, pues hay comunidades donde no hay energía eléctrica ni televisión. Temo que muchos niños indígenas perderán el año escolar. Este momento genera para las mujeres nuevas cargas: debemos buscar los alimentos, debemos proteger a todos en su salud y, además, ahora intentar enseñar a nuestros hijos lo que el programa educativo no logra.
¿Los retos o desafíos que enfrentan como mujeres?
KM: El primer desafío es que se nos identifique, el derecho a existir. Hasta hace tres años las mujeres indígenas no existíamos en la data de estadísticas del Estado. Desde 2017 se empezó a tomar en cuenta a los pueblos indígenas en el censo nacional. Esto importa porque permite promover mesas de trabajo para la construcción de políticas públicas. El tema es que nos miren como sujetos de derecho, como actores políticos, que somos ciudadanos de Perú. La gente mira a los indígenas como un tema de folklore, nos miran para la danza, para la comida, para las artesanías, pero no nos miran como sujetos y sujetas de derecho que podemos proponer políticas a favor de nuestros pueblos.
Además, para fortalecer nuestras capacidades y derechos necesitamos estar presentes en los diversos espacios donde se toman las decisiones. Por eso tenemos que fortalecer nuestras capacidades como mujeres indígenas.
Necesitamos prepararnos y construir la unidad como mujeres y como pueblos. Para una mujer indígena, ser líder de una organización es muy difícil, primero porque están las limitaciones del hogar, pero además porque hay mucho machismo en las comunidades. El otro reto es el tema de los roles compartidos.
¿Cómo ve usted el trabajo de la Iglesia Católica en los territorios amazónicos?
KM: La Iglesia Católica en estos últimos tiempos ha venido tiendo un rol importante, porque ha tomado el liderazgo en el tema de salud, por ejemplo, ha promovido las campañas para conseguir oxígeno y otros materiales de salud.
Gracias a la Laudato si’, la encíclica del Papa Francisco, los gobiernos han dado una mirada hacia la Amazonía. El mensaje del Papa nos ha ayudado bastante para implementar algunas políticas que permitan que al menos nos miren, que existimos y que se debe gobernar pensando en nosotros. No puedo decir lo mismo de otras sectas religiosas, que hacen mucho daño porque promueven la sumisión de la mujer.
¿Qué diría usted a las mujeres del mundo?
KM: Que estamos a 238 años de la muerte de Bartolina Sisa y que ella sigue presente en las mujeres indígenas que conservamos y defendemos nuestra identidad, nuestra cultura y nuestros territorios.
Ahora, en este 2020, en medio de la pandemia, hemos estado resistiendo a diferentes tipos de violencia, pero yo diría que nos miren, por el valor y los aportes que hacemos a la soberanía alimentaria, como ayudamos a oxigenar el mundo porque nosotros conservamos y defendemos hasta con la vida la Amazonía y somos como semilla que nace y se reproduce.
Como pueblos indígenas nos han querido hacer desaparecer, pero no han podido. Somos la semilla que brota desde el fondo de la tierra y seguimos sembrando esa misma fuerza en nuestros hijos y nietos que también seguirán este camino. Muchas mujeres y niñas, al igual que nosotras, seguirán luchando para ser valoradas y respetadas en este mundo.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí