Economía de Francisco: construir juntos un "tejido humano" empresarial
Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
El 21 de noviembre culminan los encuentros virtuales del evento global la Economía de Francisco, en el que participaron miles de jóvenes economistas y emprendedores provenientes de 120 países. Todos ellos comparten un anhelo común: construir un nuevo modelo económico que humanice, que cuide la creación y no la saquee; que conduzca hacia una transformación sostenible.
En este contexto conversamos con Melissa Mejía Flórez, colombiana, residente en Italia que trabaja como consultora en Comunicación Estratégica y Gestión Organizacional de Economía, y ha participado en una de las aldeas de "Economía de Francisco". Además, la joven ha ayudado al equipo de comunicación del proceso dando una mano a la gestión de contenidos del sitio web.
- La economía de Francisco propone construir un modelo económico diferente al actual "que incluya y no excluya", ¿cómo se puede lograr esto, teniendo en cuenta el actual contexto de crisis global en medio de una pandemia?
Estamos expuestos a narrativas externas o internas que enfatizan en que la economía es altamente problemática y que es en gran medida responsable de las crisis sociales, sanitarias, ecológicas e incluso culturales actuales. Sin desconocer los grandes pasos que debemos dar para reformular la economía y dar voz a los excluidos por el sistema, hemos conocido agentes de cambio, emprendedores, estudiantes que desde ahora están dando vida a un mundo sostenible y floreciente para muchos.
El proceso generativo, es decir, lo que ha nacido a partir de este llamado, ha sido impresionante. Aceptar la invitación del Papa Francisco nos ha permitido conocer a jóvenes de todo el mundo que, aunque quizás no compartimos la misma religión, creencias o estilos de vida, compartimos una visión de una economía inclusiva, justa y sostenible, con modelos de crecimiento, en armonía con el entorno, con la casa común.
La pandemia nos permitió reflexionar sobre la fragilidad del sistema y al mismo tiempo nos sorprendió con infinidad de buenas prácticas, de buenos directores, compañeros y colaboradores, de emprendedores que encuentran en su actividad productiva una forma de realización personal y de dar dignidad a otras comunidades. Por tanto, esta emergencia sanitaria nos ha permitido también construir cosas positivas como sociedad. Esta invitación a reformular la economía en torno a la vida nos permite ofrecer soluciones concretas ahora y en el futuro. Durante estos meses de trabajo en las aldeas hemos compartido espacios de diálogo, preguntas, reflexiones y propuestas a partir de temas claves de la economía de hoy y de mañana.
- ¿Cuáles son los desafíos a los que se enfrentan los jóvenes como tú, para que sus voces sean escuchadas y para lograr grandes cambios estructurales en la sociedad?
Sin duda los jóvenes tenemos una gran responsabilidad de responder con entusiasmo a cada reto: mejorar nuestras competencias profesionales, actualizar nuestro conocimiento, adquirir o potenciar nuestras habilidades para establecer relaciones personales y profesionales, ser agentes de cambio, inspirar a otras generaciones, luchar por una causa que esté en nuestro corazón realizando voluntariado, por ejemplo.
Todo ello buscando un equilibrio con la vida personal, las relaciones de pareja, el descanso o el ocio. Porque nuestra respuesta frente a la humanidad debe estar "a la medida", a la medida de nuestras aspiraciones, de nuestras capacidades, de nuestra relación con el entorno. Es así como nuestro mayor desafío no es que se nos dé una voz, ya nos la están dando y tampoco hacer grandes cambios; porque ya los estamos haciendo, ya los estamos generando.
Nuestro mayor desafío es poder sentir que lo que hacemos nos permite sentir que ese es nuestro lugar en el mundo, que podemos ser competentes y sensibles y que nuestra juventud es sinónimo también de disminuir la velocidad, de caminar al compás de los latidos del corazón y no a mil revoluciones. De esta manera podremos pensar con mayor claridad si lo que estamos haciendo lo estamos haciendo bien, motivados, con pasión, con energía, cumpliendo nuestras expectativas y no las de otras personas que son externas a nosotros. Yo elegí participar de la aldea de trabajo y cuidado del proyecto de Economía de Francisco; justo por eso, porque quiero poner mi grano de arena en la construcción de un tejido humano empresarial que le dé valor a estas cosas.
- Finalmente Melissa, ¿cuéntanos qué ha significado para ti, personalmente, la experiencia de formar parte del proyecto Economía de Francisco?
Me siento muy emocionada de acompañar este proceso desde un papel activo como participante y como profesional. Para mí ha sido un tiempo de gran crecimiento profesional y espiritual muy especial. Agradezco la calidad humana y la ética de todas las personas con las que he trabajado. Todo el proceso ha superado "estratosféricamente" mis expectativas.
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