Bartolomé I: Pandemia, un "reclamo desesperado" de la naturaleza a ser respetada
Alessandro De Carolis - Ciudad del Vaticano
Es posible que el reclamo, aunque sea de forma virtual, goce de la referencia al incomparable panorama de la "Colina de la Esperanza", en cuya cima destaca, rodeado de vegetación, el monasterio bizantino que durante más de un siglo, hasta 1971, fue la sede de la prestigiosa Escuela de Teología del Patriarcado Ecuménico. En cualquier caso, las palabras con las que Bartolomé I inauguró la cuarta cumbre de Halki -una isla del mar Egeo a una hora en barco de Estambul- contienen en su llamamiento a un cambio de enfoque de la crisis ecológica la fuerza de la belleza no contaminada del lugar del que proceden.
La reticencia a sacrificarnos por la tierra
En presencia de numerosos expertos, el Patriarca de Constantinopla se propone reflexionar sobre la pandemia en relación con el medio ambiente y sus implicaciones para la vida del planeta. La cumbre de Halki -recuerda Bartolomé- siempre se ha caracterizado por los valores del diálogo y la cooperación y estos valores son necesarios en este contingente momento marcado por el virus global.
"Estamos convencidos", dice el Patriarca, "de que cualquier esperanza real de revertir el cambio climático requiere una transformación radical en la forma en que percibimos y tratamos el mundo".
Y "sin embargo, parte del problema", subraya, "radica en nuestra falta de voluntad para hacer sacrificios por el bien de los demás y de la tierra".
Hay progreso si hay protección
Precisamente el Covid-19, observa el lider de la Iglesia de Constantinopla, ha "enseñado la impagable lección de la importancia de escucharse y aprender unos de otros" y "ha revelado el poder y el valor del amor y la solidaridad". La pandemia, insiste el Patriarca Ecuménico, "nos recordó que el mundo es más grande que nuestras preocupaciones y ambiciones individuales, más grande que nuestra iglesia y comunidad de fe, y más grande que nuestros poderes políticos e intereses nacionales". Mientras que la disminución de la contaminación durante los meses de confinamiento "nos ha recordado que no puede haber un progreso real que se base en la destrucción del entorno natural".
No es una venganza sino un reclamo de ayuda
A continuación, Bartolomeo I se adentra en los pliegues de la relación causa-efecto entre "la persistente y excesiva 'intrusión' de la humanidad en la naturaleza" -tráfico ilegal de animales salvajes, deforestación, urbanización, agricultura intensiva- y la "rápida propagación de enfermedades y virus contagiosos de animal a animal, incluidos los humanos".
"No es casualidad", afirma, "que el aumento de las enfermedades transmitidas por la fauna salvaje se haya producido junto con la creciente invasión humana del mundo natural y el rápido cambio climático". La pandemia, afirma Bartolomé I, no es un acto de "venganza" por parte de Dios, "sino una llamada desesperada a un enfoque mucho más respetuoso con la naturaleza por parte de todos nosotros".
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