Congo: Dolor por las víctimas de una guerra olvidada
Giancarlo La Vella – Ciudad del Vaticano
Es el momento del duelo y de expresar las condolencias a las familias de las víctimas. Es el momento de expresar solidaridad con Italia. El asesinato, cerca de la ciudad de Goma, en la República Democrática del Congo, del Embajador italiano, Luca Attanasio, de 43 años, del carabinero, Vittorio Iacovacci, de 30 años, y del conductor, Mustapha Milambo, que acompañaban al diplomático en una misión de paz a bordo de vehículos del Programa Alimentario de la ONU, ha puesto de relieve la dificilísima situación que se vive en la región nororiental del país africano, escenario de incursiones de milicianos locales y extranjeros. La reconstrucción de lo ocurrido es aún aproximada. El Gobierno de Kinshasa promete investigaciones inmediatas y señala con el dedo a las Fuerzas de Liberación de Ruanda que hacen estragos en la región, mientras se baraja la hipótesis de una emboscada seguida de una ejecución a gran escala por disparos. Sin embargo, las milicias ruandesas niegan cualquier implicación en lo ocurrido, al igual que los rebeldes hutus.
ONU: investigación inmediata
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, ha pedido en una nota al Gobierno de la República Democrática del Congo que inicie inmediatamente las investigaciones para esclarecer el atentado en el que perdieron la vida el Embajador italiano, el carabinero y el conductor. El número uno del Palacio de Cristal espera que las instituciones y la población del antiguo Zaire hagan todo lo posible por restablecer la paz y la estabilidad en todo el país. El Secretario General de la ONU condenó enérgicamente lo ocurrido y expresó sus condolencias a las familias de las víctimas, a Italia y a la República Democrática del Congo, así como su más sentido pésame al Programa Alimentario de la ONU y a todo el personal de la Organización que trabaja en el país africano.
Profundo dolor
En Italia se está de luto y hoy las banderas ondean a media asta en señal de duelo, mientras se expresa la solidaridad con el país y con las familias de las víctimas de todo el mundo. En su mensaje de condolencia, el Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, habla de un "cobarde atentado" y de un país "de luto por estos servidores del Estado que perdieron la vida en el ejercicio de sus funciones profesionales". "Al deplorar este pasmoso acto de violencia – subraya Mattarella – todos los italianos se unen en las condolencias en torno a las familias de las víctimas como muestra de solidaridad". También la Iglesia expresa su cercanía a las familias de aquellos – comenta el Ordinario militar, Monseñor Santo Marcianò – que pagaron con su vida su dedicación a los valores humanos en el ejercicio de sus funciones, víctimas de una guerra olvidada.
El Obispo Mariano Crociata, cabeza de la diócesis de Latina, la misma diócesis del carabinero Iacovacci, natural de Sonnino, llamó a la familia del militar. "Están desolados – dijo el Prelado a la agencia de noticias Adnkronos – y esperan saber cómo fueron los hechos y cuándo podrán recibir los restos de su hijo.
Estas son las conmovedoras palabras, contenidas en un mensaje, del Arzobispo de Milán, Monseñor Mario Delpini. También intervino la religiosa Annalisa Alba, de las Hermanas de la Sagrada Familia de Spoleto, misionera durante 14 años en el Congo. "Luca Attanasio era un hombre con un gran corazón – dijo en una entrevista con la agencia de noticias Ansa – un italiano muy bueno del que debemos estar orgullosos". Y recuerda cómo el Embajador asesinado la salvó el verano pasado del coronavirus al organizar un vuelo militar para repatriar a la religiosa a Italia. También hubo gran emoción por parte de la OPAM, la Obra para la Promoción de la Alfabetización en el Mundo, con la que el Embajador italiano colaboraba a menudo.
Una región en caos
El noreste del Congo, una región rica en materias primas, pero muy pobre desde el punto de vista de las condiciones sociales, ha sido durante años un territorio fuera del control del Gobierno central de Kinshasa. Allí operan grupos de diversos orígenes, congoleños y de países vecinos. Se mantienen mediante secuestros y rescates, incluso imponiendo impuestos ilegales a la población local. Kivu del Norte, en particular, sufre las consecuencias más dramáticas de esta situación. Un escenario ideal para la masacre. Según las primeras conclusiones, al menos seis hombres, armados con rifles y machetes, detuvieron el convoy de la ONU en el que viajaban Attanasio y su séquito. Tras matar al conductor, se llevaron al Embajador y al carabinero al monte y los golpearon hasta la muerte. Otras tres personas habrían sido secuestradas en la redada.
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