Omar Serrano: El agua es un gran negocio, difícil reconocerlo como un derecho
Manuel Cubías / Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
“El Estado es el que debía regir los destinos del agua, es decir, debería ser el ente rector del agua y no la empresa privada como se ha pretendido. Creo que hay una toma de conciencia cada vez mayor de la importancia del agua que es un derecho humano y que hay que luchar por ella, sobre todo para las futuras generaciones”, lo dijo Omar Arnulfo Serrano, Vicerrector de la Universidad Centroamericana “José Simón Canias” (UCA), participante en el ciclo de “Cinco conversaciones públicas inspiradas por Aqua fons vitae”, en programa del 22 al 26 de marzo de 2021.
Martes 23 de marzo: “Agua y desarrollo humano integral”
Estos seminarios web organizados en colaboración con otras organizaciones, e inspirados en el documento “Aqua fons vitae. Orientaciones sobre el agua, símbolo del grito de los pobres y del grito de la Tierra”, tendrán lugar en diferentes idiomas y a diferentes horas, una por día, del 22 al 26 de marzo. Este martes 23, se realiza el webinar en lengua española sobre el tema: “Agua y desarrollo humano integral”. En Vatican News dialogamos con Omar Arnulfo Serrano, Vicerrector de la Universidad Centroamericana “José Simón Canias” (UCA), sobre la importancia de este recurso natural, sobre el uso, la explotación y el saneamiento del agua en El Salvador y América Central.
R.- En Centroamérica el gran problema con respecto al agua no es la falta del líquido vital, sino la ausencia de una justa distribución y buen manejo de los recursos hídricos. Centroamérica es una de las regiones más privilegiadas en este recurso hídrico, tiene una disponibilidad promedio de 23 mil metros cúbicos por habitante al año, una cantidad muy por arriba del promedio mundial. Sin embargo y paradójicamente, la población centroamericana vive en situación de escasez cada vez mayor. La región centroamericana tiene aproximadamente 50 millones de habitantes, pues según un estudio del Banco Mundial, 8 millones de personas no tienen acceso al agua potable y 12 millones no cuentan con un saneamiento adecuado, es decir, esto afecta a 20 millones de personas que representan el 40% de la población de la región.
Por eso, en pleno siglo XXI, es parte del paisaje en Centroamérica, sobre todo en la zona rural, ver a mujeres y niñas especialmente caminando horas cada día, cada mañana, para llevar agua a sus casas; siguen viviendo la contradicción que implica la escasez en medio de la abundancia. Por supuesto que dentro de esta pequeña región del mundo hay diferencias entre sus países que también son pequeños, incluso al interior de los países hay grandes diferencias con respecto al acceso de agua entre la zona urbana y la zona rural, la zona rural siempre es la que tiene menos acceso al agua potable. Por ejemplo, en cuanto a la disponibilidad hídrica, por habitante al año, la ONU ha establecido un umbral de 7,539 metros cúbicos por habitante al año, todos los países centroamericanos superan ese umbral excepto El Salvador. Guatemala tiene arriba de 12 mil metros cúbicos por habitante al año, Honduras arriba de 15 mil, Panamá tiene mucho más que eso, está en arriba de 52 mil, Costa Rica más de 31 mil, Belice más de 60 mil metros cúbicos por habitante al año.
El último estudio refleja que en El Salvador solo cuenta con 2,976 metros cúbicos por habitante al año, lo que lo hace el país más cerca del estrés hídrico, es decir, en una situación en la que un país no cuenta con agua suficiente en calidad y cantidad para toda su población, cantidad que ha sido estimada en 1,700 metros cúbicos por habitante al año. El Salvador es el país que más está cerca de este estrés hídrico, es el segundo país más deteriorado ambientalmente de América Latina solo después de Haití y el país con menos cobertura boscosa también solo después de Haití.
En el Salvador y en otros países de América Latina existen dificultades para que el acceso al agua sea reconocido como un derecho fundamental y no como una mercancía ¿Por qué sucede esto?
R.- Esto sucede porque el problema en Centroamérica es que no ha sido objetivo prioritario de las autoridades llevar el agua a la población. Hay una gestión deficiente y un deterioro progresivo del medio ambiente, pero ante esto no se hace nada radical, nada significativo, para el aprovechamiento de los recursos hídricos. Aunque nosotros decimos en nuestras campañas por el derecho humano al agua y que el agua no tiene color, ni olor, ni sabor político, la verdad es que la decisión sobre la distribución del agua es un acto político. A los imponentes hoteles con sus grandes piscinas, a los complejos habitacionales de las zonas más ricas de nuestras ciudades, a los enormes centros comerciales nunca le falta el agua, si usted va ahí nunca va a faltar el agua, a la grande fábrica de bebidas embotelladas, incluyendo la cerveza y los licores, nunca le falta el agua, sin embargo, si usted va colonias pobres marginales, en las casas más humildes, el agua no llega y es porque el agua es un negocio, el agua es un gran negocio.
En El Salvador a los que tenemos la suerte de tener red pública de agua, por metro cúbico nos cuesta alrededor de 2 dólares y si usted embotella esa agua en bote de plástico pequeño puede llegar a sacar de tres mil a cuatro mil dólares, es decir, lo que cuesta un par de dólares de la red pública, si usted lo vende embotellado, puede sacar miles de dólares, es un negocio redondo.
En cambio, si se reconocen en nuestras constituciones que el agua es un derecho humano, por tanto que el uso prioritario del agua es el consumo humano, entonces la cosa cambiaría, no quiero decir yo, que la industria y los servicios no tengan derecho al agua, claro que lo tienen, pero lo tienen después de haber garantizado que los seres humanos tengan el vital líquido. Por temor a grandes sectores de la economía de nuestros países como el de las bebidas embotelladas, como el sector ganadero, como el sector cañero, por eso no se ha reconocido el derecho humano al agua, porque es un gran negocio, y reconocerlo e implicaría revisar la distribución de agua que se hace.
¿Por qué no se promueve en algunos lugares la cultura del cuidado del agua, la naturaleza y la vida? ¿Cómo impulsar movimientos en esta dirección?
R.- Hay un dicho que se decía antes en estos países, verdad que era muy popular y se decía que, “un vaso de agua a nadie se le niega”. Que reflejaba en realidad que el agua es un bien común, abundante y que todo el mundo tenía derecho al agua. Ahora la situación ha cambiado, es más caro comprar un medio litro de agua embotellada, por ejemplo purificada, que medio litro de leche, así estamos, así de sencillo. Quizás la costumbre de tener el agua siempre a disposición, eso ha hecho que no se le valore como lo realmente es, solo cuando no se tiene el agua para las actividades diarias, uno se da cuenta lo que de verdad significa el agua y lo que significa no tener acceso a ella, a pesar de que existen diferencias sustanciales en lo que respecta a las políticas públicas para la utilización del agua o de los recursos naturales en general, El Salvador, Nicaragua, Guatemala y Honduras tienen complejidades comunes, en estos países hay una deficiente inversión pública en el sector del agua potable y el saneamiento, falta gobernabilidad en temas ambientales, hay contaminación y deterioro de los cuerpos de agua debido a la inexistencia de leyes restrictivas y a la falta de infraestructuras para la depuración de aguas residuales, sin embargo, percibo que hay una toma de conciencia creciente sobre la importancia del agua en particular y de los bienes naturales en general.
En Honduras, Berta Cáceres fue asesinada por defender el río que posibilita la vida de su pueblo lenca, también en la zona del agua en Honduras hay ambientalistas detenidos injustamente por defender sus ríos. En El Salvador una encuesta de la UCA revelo, que el 99% de la población está de acuerdo en reconocer el agua como un derecho humano y más del 80 % dijo que, era el Estado el que debía regir los destinos del agua, es decir, debería ser el ente rector del agua y no la empresa privada como se ha pretendido. Creo que hay una toma de conciencia cada vez mayor de la importancia del agua que un derecho humano y que hay que luchar por ella, sobre todo para las futuras generaciones.
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