Salvar la creación apostando por las energías renovables

Marina Tomarro - Ciudad del Vaticano

Según la Organización Meteorológica Mundial, la década 2011-2020 será recordada como la más calurosa de la historia, con los seis años más calurosos a partir de 2015. De hecho, el calor de los mares está en niveles récord y más del 80% del océano mundial experimentó una ola de calor marina durante 2020, con amplias repercusiones para los ecosistemas marinos, que ya sufren de aguas más ácidas debido a la absorción de dióxido de carbono. Estos son algunos de los datos contenidos en el informe final sobre el Estado del Clima Global en 2020, presentado ayer en una rueda de prensa conjunta del Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, y el Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas, en la versión actualizada, tras la provisional publicada el pasado diciembre.

El informe, fruto de la colaboración de varias agencias de la ONU y de las aportaciones de los servicios hidrológicos y meteorológicos nacionales, de los centros climáticos regionales y de decenas de expertos, pretende ofrecer una imagen detallada de los indicadores climáticos, incluidos los fenómenos meteorológicos extremos, las temperaturas terrestres y oceánicas, el retroceso de los glaciares y la subida del nivel del mar.

Covid y el medio ambiente

"Este informe no hace más que certificar el hecho de que seguimos en el camino equivocado -explica Andrea Masullo, director científico de la Asociación Greenaccord-. Hace ya algunos años que las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, que es el elemento que impulsa el cambio climático, han superado abundantemente las 400 partes por millón y recordemos que hace treinta años eran trescientas cincuenta y cinco. Por tanto, se ha producido una gran aceleración de este fenómeno. Evidentemente, la ralentización de las actividades económicas y la consiguiente reducción del uso de combustibles fósiles durante esta trágica pandemia, no ha sido suficiente, incluso los objetivos europeos, aunque ambiciosos, son insuficientes".

Cambio de modelos de desarrollo

En el informe se señala, de hecho, que a pesar del bloqueo debido a Covid-19, las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero han seguido aumentando, comprometiendo al planeta a un mayor calentamiento durante muchas generaciones debido a la larga duración del CO2 en la atmósfera. "Cuando la economía mundial se recupere", continúa Masullo, "si no cambiamos el rumbo, pronto nos encontraremos en una situación peor de la que dejamos". Si no volvemos a poner el bienestar del hombre en el centro, cambiando los objetivos del modelo de desarrollo y las fuentes de energía, sólo corremos el riesgo de agravar aún más una situación ya grave e irreparable".

La contribución de los gobiernos

La contribución de los gobiernos se hace fundamental para la consecución de las emisiones cero en 2050. "Los gobiernos -subraya el director científico de Greenaccord- deberían revisar globalmente las estrategias de desarrollo, los modos de transporte y el uso de la energía, evitando un sistema consumista, porque significa utilizar todos los recursos de forma destructiva, hasta que dejen de estar disponibles. Tomando como ejemplo también las reiteradas invitaciones del Papa Francisco y las indicaciones contenidas en Laudato si, debemos pasar a una economía circular dentro de los ciclos naturales y los recursos renovables para que todo vuelva a ser reutilizable. Este es el gran reto: intentar injertar las fuentes renovables en un sistema basado en el consumo, volver a poner el bienestar humano en el centro de la acción económica y no el consumo de bienes y el enriquecimiento personal que no tiene en cuenta los daños porque no los calcula".