IKUMENI: Un laboratorio para formar a los jóvenes en la cultura del encuentro
Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano
CREAS es una organización ecuménica regional multidisciplinaria de inspiración cristiana que lleva más de 20 años trabajando en América Latina y el Caribe; con la misión de fortalecer la capacidad del movimiento ecuménico, las iglesias y las organizaciones basadas en fe para la promoción de la dignidad humana, la justicia económica, social, de género, el cuidado de la Casa Común y el respeto por la diversidad.
VaticanNews ha entrevistado al Vicepresidente de CREAS, Humberto Shikiya, quien explica que una de las formas de acción de alcanzar la misión de CREAS es a través de la formación y desarrollo de liderazgo juvenil de las distintas pastorales y proyectos diaconales y de servicio social de las iglesias y organizaciones basadas en fe. Ello incluye, afirma, el desarrollo de capacidades y la producción de conocimientos, la movilización e intercambio de saberes.
En este sentido, señala Shikiya, IKUMÉNI es un proyecto de capacitación único e innovativo del área de Religión y Desarrollo, coordinado por la joven Elena López Ruf y un equipo multidisciplinario integrado por académicos de distintas denominaciones cristianas y de otras religiones.
Un Laboratorio de Buenas Prácticas Ecuménicas y Religiosas
Humberto Shikiya, agrega que IKUMENI, es una formación creativa y participativa que invita a imaginar y producir colectivamente un mundo más justo y fraterno. Este laboratorio, señala, se ha inspirado en las Encíclicas del Papa Francisco, Laudato Sí y Fratelli Tutti, como también en el documento “Al servicio de un mundo herido mediante la solidaridad interreligiosa. Una llamada cristiana a la reflexión y a la acción durante la COVID-19 y más allá”; que fuera elaborado conjuntamente por el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso (PCID) del Vaticano y el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), publicado en agosto de 2020.
Este documento, según Shikiya, surge a raíz de la sacudida que ha provocado la pandemia en la humanidad: “Las vidas de millones de personas en América Latina y el Caribe se han visto sustancialmente modificadas, de una manera sin precedentes, lo cual nos ha mostrado el grado de vulnerabilidad que la mayoría o prácticamente todos los seres humanos padecemos desde que la pandemia del COVID 19 irrumpió en el mundo. La mutación cultural que se ha producido ha sido muy vertiginosa en términos de relaciones, circunstancias y comportamientos. El nivel de impacto en la población ha tenido dimensiones sociales, psicológicas, económicas, sanitarias, culturales, medioambientales, religiosas y espirituales. Verdaderamente es un mundo dañado no sólo por el COVID 19 sino también por otras muchas heridas que existían previamente a la pandemia y que se han profundizado”.
Para Shikiya este documento es una invitación cristiana a servir un mundo herido promoviendo la cooperación ecuménica e impulsando la solidaridad interreligiosa. “El documento es muy orientador e inspirador porque tiene la virtud de instar a la reflexión de grupo y la acción colectiva. A través del mismo nos podemos valer del método de “ver, juzgar, actuar y celebrar” y encontrar la utilidad del mismo en una nueva motivación a la cooperación ecuménica e interreligiosa, que refuerza el compromiso del llamado profético de acompañar con esperanza la promoción de nuevas formas sostenibles de desarrollo humano integral con mayor justicia y paz, y que protegen la vida en su plenitud y nuestra casa común”, dijo el vicepresidente de CREAS.
Finalmente, en términos concretos, el documento “Servir a un mundo herido” contiene siete recomendaciones para tener en cuenta en estas buenas prácticas ecuménicas e interreligiosas a través de nuevos enfoques en el servicio y la solidaridad conjunta, y que se expresan al final del documento con una nueva invitación a imitar la actitud y la acción del Buen Samaritano para que “al abrir nuestros corazones al diálogo y al abrir nuestras manos a la solidaridad, construyamos juntos un mundo marcado para siempre bajo el signo de la sanación y de la esperanza.”
Cómo contribuyen los jóvenes al desarrollo y la paz en sus comunidades
El vicepresidente de CREAS explica que los jóvenes cristianos de las comunidades católicas y evangélicas, transitarán un itinerario formativo que se fundamenta en 3 ejes / módulos centrales: 1. identidad y reconocimiento del otro, 2. Generar comunidad y 3. Diseño de Buenas prácticas.
Explicando estos tres módulos, Shikiya manifiesta que son profundizados transversalmente en el recorrido de las 13 estaciones temáticas, respondiendo a preguntas claves acerca de “el arte de la hospitalidad”, “¿quién es mi prójimo?”, “¿Qué son las buenas prácticas?”, ¿cómo generar comunidad y construir confianza? ¿cómo superar los conflictos comunitarios? ¿cómo diseñar buenas prácticas para el bien común? ¿pueden las religiones cooperar para el desarrollo sostenible y la paz? Estas temáticas son acompañadas por distintas metodologías de liderazgo participativo y comunitaria para que los jóvenes puedan desarrollar habilidades y la sensibilidad necesaria que les permitan luego poder liderar en sus comunidades nuevas iniciativas y prácticas al “servicio de un mundo herido”.
También los jóvenes optarán individualmente por uno de los tres “trayectos exploratorios para profundizar y fundamentar el boceto de buena práctica que diseñarán”. Los jóvenes, afirma el vicepresidente de CREAS, deberán optar por un de los tres trayectos exploratorios: Diaconía Ecuménica al servicio del Bien Común, Cooperación interreligioso al Desarrollo Sostenible y las Religiones en la construcción de Paz.
Itinerario formativo
Explicando más adelante el itinerario formativo, Shikiya dijo que éste consiste en instancias individuales y grupales, donde los chicos interactuarán en un “proceso de aprendizaje e intercambio en una verdadera comunión donde, a través de las llamadas “Aldeas”, tendrán espacios de diálogo, reflexión, co-creación, oración e inspiración con diversos mentores y otros participantes; que convertirán la formación en un verdadero laboratorio de buenas prácticas comunitarias ecuménicas e interreligiosas”, afirma.
Objetivo final, presentar una “buena práctica que contribuya de manera sostenible a la transformación de una situación y necesidad comunitaria en el marco de una cooperación ecuménica e interreligiosa”. Los jóvenes podrán “por sí mismos y a través de instrumentos y herramientas que aprenderán a utilizar en el itinerario formativo, medir de manera cualitativa y cuantitativa la contribución de su cooperación ecuménica e interreligiosa a partir de la iniciativa que impulsarán”.
¿Cuándo comienza la primera edición?
El 23 de agosto comenzará la primera edición, con instancias sincrónicas y asincrónicas y actualmente está abierta la inscripción a jóvenes entre los 18 y 35 años de Colombia y Perú. Ya las ediciones siguientes integrarán otros países de América Latina. Los participantes de este itinerario formativo serán pioneros de una nueva práctica ecuménica en el marco de un momento donde la esperanza debe ser activa y creativa, manifiesta Shikiya, y serán protagonistas de una vivencia de fraternidad basada en el conocimiento del otro, el encuentro y la hospitalidad.
Ikumeni: Hacia la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe
El CELAM en respuesta a la iniciativa del Papa Francisco ha promovido un proceso de escucha hacia la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe que se realizará en noviembre próximo en México.
En el caso de IKUMÉNI, afirma por último el vicepresidente de CREAS, las siete recomendaciones se encuentran vinculadas y entramadas en el itinerario formativo, y hay una que es central y transversal a las otras seis: “Atraer y apoyar a los jóvenes, cuyo idealismo y energía pueden ser un antídoto contra la tentación del cinismo, en el empeño por sanar a este mundo herido del que formamos parte.”
IKUMÉNI es una invitación a todos los y las jóvenes a atreverse a ser parte de un mundo más justo y fraterno, siendo protagonistas en la contribución de sanar lo que está herido y en proteger lo que está sano, cuidando de la casa común y aportando al bien común y la dignidad de la vida humana a través del servicio y la solidaridad en una nueva clave de cooperación ecuménica e interreligiosa.
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