Venezuela: Vencer el asistencialismo con formación es la apuesta de “Trabajo y persona”
Alina Tufani – Vatican News
“Contagiar a más gente sobre el valor que tiene el trabajo, la dignidad que representa para un ser humano, y como eso colabora para la construcción del bien común”. En pocas palabras, Alejandro Marius describe cuál fue y sigue siendo el reto que lo llevó a fundar, en 2009, la ONG Trabajo y Persona, en Venezuela. Aprovechando su visita a Roma, Vatican News conversó con este joven, padre de familia y ejecutivo de empresas que luego de un “discernimiento vocacional” de dos años y guiado por una hermana de un monasterio benedictino trapense en Venezuela, decidió renunciar a su cargo en una multinacional porque comprendió que su “pasión” era trabajar, educar y relacionarse con los demás en un crecimiento mutuo.
Emergencia humanitaria
“Nuestra misión es promover el valor que el trabajo le da el ser humano a través de distintas áreas de acción, principalmente ofreciendo oportunidades a jóvenes y a mujeres en situación de vulnerabilidad”, afirma Marius sin hacer alusión a lo difícil que es enfrentar un tal desafío en una Venezuela que desde hace algunos años está sufriendo una crisis humanitaria sin precedentes.
Interpelado sobre las actuales circunstancias en el país, el presidente de la ONG “Trabajo y persona” confirmó la gravedad de la emergencia humanitaria en el país suramericano, “donde hay carestía de muchos servicios, de productos, donde hay unos niveles de pobreza muy altos”, y que sin duda ha provocado el “fenómeno migratorio más importante de la historia de América Latina”, en un contexto donde no abunda el empleo y hay que “seleccionar muy bien las oportunidades que se ofrecen a las personas” para que puedan salir adelante con dignidad.
Del cacao al chocolate, un mundo de oportunidades
“Buscamos siempre para estos jóvenes y mujeres que formamos en muchos estados, en muchas regiones de nuestro país, valorar lo positivo que tenemos y ver cómo convertir eso en una posibilidad de autoempleo o de microemprendimiento, e incluso para que se conviertan en pequeñas o medianas empresas”, explica Marius.
En este sentido, pone como ejemplo el trabajo que realiza la ONG desde hace 10 años valorizando el cacao, para que no sea sólo un producto de exportación, sino que uniendo los “diversos actores del ecosistema” (cultivo, procesamiento, distribución, elaboración, producción, mercadeo y venta), se pueda transformar de “mejor cacao del mundo, a “mejor chocolate del mundo” y que represente un medio de vida para la mujer y la familia.
Mecánica, belleza y vejez
Entre otras áreas la ONG promueve la formación en peluquería, “un oficio tan difundido en Venezuela”, con el apoyo de empresa privadas y profesionales de la belleza que dan cursos gratuitos para que las mujeres puedan desarrollar un plan de empresa, un emprendimiento en el área de la estética. Pero también se trabaja con jóvenes interesados en la mecánica automotriz. Inclusive, ante la cantidad de adultos mayores que se han quedado solos a causa de la emigración de los componentes más jóvenes de las familias y la escasez de centros para ancianos, la ONG vio la oportunidad de formar a cuidadores de adultos mayores junto a la Universidad Central de Venezuela y otras instituciones.
“Buscamos siempre – enfatiza Marius - que no sean solo empresas privadas, sino también Centros de Capacitación, principalmente relacionados a la Iglesia Católica, y universidades públicas o privadas que puedan certificar estos cursos como formas de diplomados. Son cursos muy cortos muy orientados a que la gente salga rápido al mercado de trabajo y pueda conseguir cómo mantenerse, cómo desarrollar su actividad”.
Desarrollo integral y “Trabajo y Persona”: una nutritiva alianza
El presidente de la ONG “Trabajo y Persona” subrayó que junto al Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede se está desarrollando un proyecto en tres arquidiócesis del país - Valencia, Mérida y Caracas – para apoyar la labor que ya realiza la Iglesia católica en comedores populares para los niños. Se trata – según explica Marius – de formar a las madres de los niños que asisten a los comedores populares de la Iglesia como emprendedoras gastronómicas. Eso significa: aprender a cocinar recuperando la tradición del lugar, que conozcan las cualidades nutricionales de los productos que usan para preparar su alimento, que aprendan también a emprender, es decir, cómo sacar las cuentas, cómo estandarizar las recetas, cómo mercadear, cómo manejar el tema de las ventas.
“La idea del proyecto, es que una vez terminada esta capacitación, cuando la madre empiece a generar ingresos, su niño pueda dejar de comer en el comedor y le dé el cupo a otro niño y a su madre”. De este modo, explica Marius - no se corre el riesgo de mantener un proyecto de asistencia humanitaria por mucho tiempo, pues la gente se mal acostumbra y se convierte en asistencialismo: “Eso es algo de lo que, tanto el Dicasterio – que justamente como su nombre lo indica apuesta al desarrollo integral-, como los obispos venezolanos, están conscientes y quieren evitar”.
Que el trabajo se ponga de moda
En estos 12 años de trabajo, “Trabajo y Persona” ha enfrentado varios obstáculos como “la inseguridad, la logística, el aumento de los precios, la dificultad de hacer algún tipo de alianzas”, pero al mismo tiempo ha logrado salir de los escollos con aliados como Fe y Alegría, como a la red de los Centros Don Bosco o las mismas. “Hemos convertido el garaje una parroquia en Guatire en un laboratorio de chocolate”, dice Marius al afirmar que han sido más las cosas buenas que las malas.
“Lo que es un problema, si uno tiene una mirada atenta la realidad, si la compartes, como dijo Benedicto XVI en 2010, ‘si la inteligencia de la fe se convierte en inteligencia de la realidad’, empiezan a suceder cosas”. Como perspectivas, subrayó Marius, se quiere seguir construyendo, generar nuevos programas que respondan a necesidades tan cambiantes y conectar con los jóvenes para que vean la posibilidad de poder quedarse en el país, porque ven un futuro. “Queremos que el trabajo se convierta en algo de moda, que sea un orgullo poder trabajar”, concluyó Marius.
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