Arabia Saudí: 81 sentencias de muerte ejecutadas, nunca tantas en un día
Michele Raviart - Ciudad del Vaticano
El domingo pasado murieron 81 personas en Arabia Saudí, tras la aplicación de penas de muerte por delitos como asesinato en masa, terrorismo, planificación de atentados contra lugares vitales y contrabando de armas en el país. Fue la mayor ejecución masiva de la historia del país árabe. El precedente más grave se remonta a 1980, cuando fueron asesinados 63 milicianos implicados en un ataque a la Gran Mezquita de La Meca el año anterior.
Entre las víctimas había siete yemeníes y un sirio
Las ejecuciones afectaron a 73 ciudadanos saudíes, siete yemeníes y un sirio. Según la agencia de prensa oficial saudí, todos ellos estaban vinculados al Estado Islámico, a Al Qaeda y a los rebeldes hutíes de Yemen, país en el que, desde 2015, Arabia Saudí lidera una coalición internacional con apoyo del presidente Hadi, obligado a huir tras un golpe de Estado. Estas personas habían sido detenidas y juzgadas en tribunales saudíes y escuchadas por 13 jueces en tres fases distintas del juicio.
Ya se ha superado el número de ejecuciones en 2021
Es un paso atrás en la lucha contra la pena de muerte en el mundo. En la propia Arabia Saudí, en consonancia con las reducciones de la pena capital en los últimos dos años en todo el planeta, hubo 67 ejecuciones en 2021 y 27 en 2020.
Así, las muertes del domingo ya superan las del año pasado, y Amnistía señala que hay otras 30 personas que esperan la ejecución de sus condenas, "dictadas en juicios injustos".
Un retroceso en el reconocimiento de la vida humana
En este contexto, Mario Marazziti, coordinador de la campaña por la moratoria universal de la pena de muerte de la Comunidad de Sant'Egidio, explica que este hecho "es una gran contradicción".
"Es la fuerza de la lógica de la guerra la que prevalece sobre la fuerza de la lógica de la modernización y del acercamiento de Arabia Saudí al resto del mundo y también al mundo occidental en cuestiones como un mayor respeto de los derechos humanos", asegura.
"La ejecución del pasado domingo -añade Marazziti- tiene lugar, por ejemplo, un día después de la liberación de un bloguero saudí que había sido condenado a mil golpes de látigo y diez años de prisión, y se produce tras el hecho de que las ejecuciones de menores ya no se llevan a cabo en el momento del crimen y de que la pena de muerte para los narcotraficantes ha sido efectivamente abolida".
"Dentro de un proceso de modernización, y también de anunciar la voluntad de abordar la cuestión de una moratoria global" resurge, por tanto, "la cuestión de las ejecuciones vinculadas a la llamada guerra contra el terrorismo en Yemen y el Estado Islámico".
"Es una gran contradicción -reitera Marazziti- y muestra cómo la lógica de la guerra puede barrer temporalmente las vías de crecimiento hacia el respeto de la vida humana".
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