Caravana latinoamericana contra el extractivismo minero llega a Europa
Alina Tufani Díaz – Vatican News
“Somos miles quienes estamos en resistencia organizada exigiendo justicia, exigiendo que paren las imposiciones colonialistas, exigiendo que se respete nuestro derecho a decidir y a vivir en paz. Que paren la violencia y que los responsables del dolor, devastación y muerte por estos crímenes socio ambientales, paguen”. Esto claman las comunidades amenazadas por la minería indiscriminada en varios países de América Latina. Voces que se escucharán en Europa a través de una delegación de representantes de esas poblaciones que claman por justicia y respeto de sus derechos humanos y del medio ambiente que los rodea.
La “Caravana Latinoamericana por la Ecología Integral en Tiempos Extractivistas” partió de Brasil, Colombia, Honduras y Ecuador. Formada por líderes comunitarios, agentes pastorales, laicos, un sacerdote y el Obispo de Brumadihno (Brasil), monseñor Vicente Ferreira comenzaron este domingo, 20 de marzo, una gira que, de Alemania, Austria y Bélgica, los llevará a Italia y por último a España.
Por una solidaridad global
“Llegamos a Europa para dialogar con las comunidades eclesiales, organizaciones de la sociedad civil, justamente con el objetivo de ampliar esta solidaridad global, como pide el Papa Francisco en la Fratelli tutti”. Lo explica el coordinador de la Caravana, Guilherme Cavalli a Vatican News. Se trata de llevar la voz de estas comunidades para “dialogar con el norte global”, pero también para que muchas naciones que con “su modelo de economía, muchas veces sostenido por multinacionales europeas” se hagan responsables de las violaciones de derechos humanos y del maltrato de la Madre Tierra.
“Nosotros venimos a Europa justamente para ampliar la fraternidad universal de la que nos habla el Papa Francisco en la Carta encíclica “Fratelli tutti” y también para asumir nuestra corresponsabilidad en este cambio paradigmático para una conversión ecológica”, subraya Cavalli. Pero especialmente para que los países del norte, las economías y entidades financieras mundiales que invierten en estas actividades extractivas “asuman este compromiso, está corresponsabilidad”.
Amplificar la voz de los que sufren
La Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), a través de la Comisión Especial de Ecología Integral y Minería (CEEM), y las comunidades acompañadas por la Red Iglesias y Minería (IyM), además de numerosas ONG y organizaciones han organizado esta caravana para amplificar las voces de quienes sufren y son víctimas de las economías extractivas, actividades mineras que reclaman una urgente conversión ecológica.
“Desde una opción profética, una opción cristiana, trabajamos para proteger la Casa común. Tenemos varias comunidades de fe que caminan con las comunidades afectadas por la minería. Ciertamente, son laicos, obispos sacerdotes, religiosas que, en su opción cristiana, en su opción profética, acompañan a estas comunidades sometidas por la minería. Son personas que han encarnado las enseñanzas evangélicas de la defensa de la vida, de la Creación, tal como resuena hoy día con el pontificado de Francisco y la Laudato si’”, comenta el coordinador de la caravana.
La Madre Tierra no puede más
“El Papa Francisco en esa encíclica nos pide justamente una conversión ecológica integral, pragmática, que tiene como centro el cambio profundo y que exige de nosotros dejar de ver a la Casa común como una fuente de recursos para extraer. La Madre Tierra, ya no puede soportar esta dinámica de crecimiento y consumo ilimitado”, sostiene Cavalli.
En esta batalla, también las Iglesias tienen un rol importante para la “conversión y cambio profundo – agrega Cavalli - que nos haga una comunidad más samaritana y que escucha justamente los gritos de las comunidades que sufren por este modelo extractivo”.
300 operaciones extractivas en acto
El coordinador de la Caravana afirma que según datos del “Observador de conflictos mineros en Latinoamérica” se documentan más de 300 realidades que son laceradas por las economías extractivas en el continente.
“Son varios tipos de violencia las que se pueden encontrar en las realidades mineras. Violencia que va desde la contaminación del agua, del aire y sus consecuencias en la salud de las comunidades”. Pero también se trata de una violencia que se traduce en trabajo esclavo, la baja tasa de empleo y la criminalización de los líderes comunitarios que dicen “no” a la minería, “llegando hasta el asesinato de estos líderes y la división de las comunidades”.
Brumadinho: la extrema violencia
“La minería extractivista devalúa la vida y los biomas con el único deseo sacar el máximo de la naturaleza, de saquearla, para transferirla a los centros de producción que lo consideran riqueza, y que los pueblos y las comunidades de la región consideran vida”, denuncia Cavalli al poner como ejemplo el caso de extremo de Brumadinho, en Minas Gerais, Brasil.
La ruptura de la presa de Brumadinho, en enero de 2019, un dique minero con aguas residuales de la mina Córrego de Feijão, derramó miles de metros cúbicos de agua y barro tóxico sobre la región. El desastre ambiental causó la muerte de 272 personas y fue la segunda catástrofe protagonizada por esa empresa en menos de cuatro años de actividad. “Esos son casos de alta violencia, pero la minería en su día a día viola innumerables derechos”, aclara Cavalli.
Los aliados en Europa
La “Caravana Latinoamericana por la Ecología Integral en Tiempos Extractivistas” – según explica una nota de prensa - cuenta con el apoyo de organizaciones católicas aliadas en Europa como la Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Solidaridad (CIDSE), Misereor (Alemania), DKA (Austria), Redes y la campaña Enlázate por la Justicia (España) que promueven encuentros con la delegación latinoamericana. En el Vaticano, se preparan encuentros con la Comisión Pontifica para América Latina y con el Dicasterio de Desarrollo Humano Integral.
La agenda -explica la nota - busca incidir, desde el testimonio de las comunidades afectadas, en el parlamento europeo, en las instituciones bancarias y organizaciones de civiles y de la Iglesia, en asuntos como la debida diligencia, el tratado sobre Derechos Humanos y Empresas, las prácticas de la violencia financiera por las inversiones en minería que vinculan a Europa.
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