Seguridad y trabajo. OIT: las muertes son inaceptables, necesaria nueva mentalidad
Fausta Speranza - Ciudad del Vaticano
Se calcula que cada día mueren 6.300 personas como consecuencia de accidentes de trabajo o enfermedades profesionales, lo que provoca más de 2,3 millones de muertes al año. Así lo recuerda la OIT, la Organización Internacional del Trabajo, hoy 28 de abril en el Día Mundial de la Salud y la Seguridad en el Trabajo. Cada año se producen 317 millones de accidentes en el lugar de trabajo, muchos de los cuales provocan ausencias prolongadas por enfermedad. El coste humano de estas tragedias diarias es enorme y la carga económica causada por las malas prácticas de seguridad en el lugar de trabajo se estima en un cuatro por ciento del producto interior bruto mundial.
Los numerosos llamamientos del Papa sobre el trabajo y la seguridad
En la Nochebuena, Francisco dijo que "Jesús viene a llenar de dignidad la dureza del trabajo, nos recuerda lo importante que es dar dignidad al hombre a través del trabajo, pero también dar dignidad al trabajo del hombre, porque el hombre es señor y no esclavo del trabajo". "En el día de la vida, repitamos no más muertes en el trabajo y comprometámonos a ello".
La actual batalla de la UE por el salario mínimo
Estos días ha comenzado una nueva ronda de negociaciones a nivel europeo para la directiva sobre el salario mínimo. Se trata del sexto trílogo, es decir, la sexta ronda de negociaciones entre los representantes del Consejo, la Comisión y el Parlamento Europeo. El próximo trílogo está previsto para el 10 o el 17 de mayo. Las propuestas de directiva del ejecutivo ya fueron aprobadas por el pleno de Estrasburgo en noviembre y en diciembre el Consejo dio luz verde. La idea es obligar a los Estados miembros de la UE a promover un salario mínimo por ley o por negociación colectiva. Evidentemente, garantizar un salario aceptable significa también alejar a los trabajadores de la precariedad y del riesgo de trabajar sin las debidas medidas de seguridad.
El compromiso de la OIT
La OIT ha adoptado más de cuarenta convenios y recomendaciones relacionados específicamente con la salud y la seguridad en el trabajo y ha aprobado más de cuarenta códigos de conducta. Entrevistamos a Liliana Ocmin, miembro de la junta directiva de la OIT, para saber cómo se cumplen estas recomendaciones.
No se puede morir en el trabajo, reitera Ocmin, que califica de inaceptables los índices registrados en los últimos años. También subraya que es impensable caer enfermo o quedar discapacitado de por vida por no haber tomado medidas de seguridad por parte de los empresarios. Y aclara un punto esencial: la prioridad es la vida de las personas, pero -explica- invertir en seguridad para la empresa también significa ser más competitivos.
El problema del trabajo actual es que es demasiado precario y está mal pagado, especialmente para las mujeres y los jóvenes. Hay una situación de emergencia y es necesario defender los recursos que, en Italia, por ejemplo, fueron diseñados para ayudar precisamente a estos grupos de trabajadores. Se trata de la disposición con el acrónimo Pnrr, que básicamente establece cómo utilizar los recursos que la UE ha asegurado en tiempos de crisis sanitaria con el programaNext Generation Eu. Ahora la guerra -subraya Ocmin- nos angustia a todos porque estamos asistiendo a la mayor tragedia, que es la pérdida de vidas humanas, pero también es muy preocupante porque existe el riesgo de que los planes salten por los aires: lo que está ocurriendo en Ucrania -dice- no puede sino tener graves repercusiones en la economía.
Trabajo y paz, paz y trabajo: un solo objetivo
Ocmin recuerda que la OIT se fundó en 1919 para responder a los problemas de los países industrializados y luego evolucionó en varias fases, entre ellas la de hacer frente al aumento de nuevos miembros en las dos décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. El final de la Guerra Fría y la rápida globalización ya habían llevado a la organización a replantearse su mandato, sus programas y sus métodos de trabajo. La cuestión es que hoy -dice Ocmin- hay que recordar el estatuto de la organización en el que se entiende que el objetivo es humanitario pero también político. En particular, Ocmin cita el punto que dice: "Se consideran inaceptables las condiciones de los trabajadores, cada vez más numerosos y explotados sin ningún respeto por su salud, por las condiciones de vida de sus familias y por su desarrollo personal". Y a continuación recuerda cómo desgraciadamente esto sigue siendo cierto hoy en día, citando el preámbulo de la Constitución de la OIT cuando señala que "existen condiciones de trabajo que implican injusticia, miseria y privaciones para un gran número de personas" y a continuación advierte: "el descontento causado por la injusticia constituye una amenaza para la paz y la armonía mundiales".
En 1969, con motivo de su 50º aniversario, la OIT recibió el Premio Nobel de la Paz. Al presentar el prestigioso premio, el presidente del Comité del Premio Nobel declaró que "la OIT ha ejercido una influencia constante en la legislación de todos los países", y es "una de las pocas creaciones institucionales de las que la especie humana puede estar orgullosa". Hoy -reitera Ocmin- la OIT también intenta, en virtud de su lucha contra la nueva esclavitud, sentarse a la mesa de los que discuten las soluciones de paz. Es una de las organizaciones que representa a los trabajadores y a las familias y, por tanto, debe tener voz para reivindicar el trabajo y la paz. Y Ocmin se detiene en la peculiaridad de la OIT: recuerda que siempre ha sido el único foro en el que los gobiernos y los interlocutores sociales pueden debatir libre y abiertamente las experiencias y comparar las políticas nacionales. Su estructura tripartita -subraya- convierte a la OIT en la única organización mundial en la que empresarios y trabajadores tienen la misma voz que los gobiernos a la hora de formular políticas y programas. Debe tener fuerza frente a las distorsiones del mercado, el poder excesivo de las multinacionales, pero también frente a la lógica de las armas.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí