Título 42. Obispos de EEUU: respeto a la dignidad de los inmigrantes

Roberta Barbi - Ciudad del Vaticano

El 1 de abril, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades emitieron una orden muy clara: a partir del 23 de mayo, detendrá los efectos del llamado Título 42, una medida deseada por el predecesor Trump al inicio de la pandemia por Covid y que permitía limitar la inmigración a Estados Unidos invocando la emergencia sanitaria. "Acogemos con satisfacción el fin de esta política perjudicial", es el comentario de Monseñor Mario E. Dorsonville, obispo auxiliar de Washington y presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.

Más de un millón de inmigrantes deportados

Lanzada originalmente con el supuesto objetivo de reducir la transmisión del virus Covid-19, esta política ha llevado a la deportación de más de un millón de migrantes por parte del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos en dos años, incluidos muchos niños y familias solicitantes de asilo. En la aplicación de esta legislación, por tanto, se han obviado los procedimientos normales de inmigración y se han eludido protecciones como el debido proceso, en beneficio de las repatriaciones forzosas, incluso de personas y grupos familiares que huyen de la persecución o de graves violaciones de sus derechos fundamentales, la mayoría de ellos procedentes de países centroamericanos.

Obispos: sí a una inmigración segura, ordenada y humana

"Mis hermanos obispos y yo, a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, hemos instado durante mucho tiempo a aplicar políticas que estén respaldadas por un sólido razonamiento científico, que respeten la dignidad inherente de los migrantes, que preserven la vida humana -continuó Monseñor Dorsonville-, todo ello reconociendo el derecho de las naciones a mantener sus fronteras". "Cualquier aumento percibido o real de migrantes vulnerables que busquen refugio en nuestra frontera en los próximos meses no será un resultado directo de este cambio -dijo el prelado- muchos ya están a nuestra puerta, sin poder aprovechar la oportunidad de buscar protección de acuerdo con la legislación estadounidense e internacional". La persecución, la violencia, las catástrofes naturales y otras causas profundas de la emigración seguirán obligando a las personas a buscar protección hasta que se hagan esfuerzos más enérgicos para solucionarlas.

Necesidad urgente de un plan integral de acogida

" Exhortamos a la administración de Biden a que ponga en marcha un plan fronterizo integral que garantice el trato humano de todas las personas y respete la dignidad que Dios les ha dado, salvaguardando al mismo tiempo el debido proceso, - insistió el obispo - esto sólo puede lograrse con éxito mediante una estrecha coordinación entre el gobierno central, las comunidades fronterizas y la sociedad civil de todo el país, en particular las organizaciones que prestan apoyo humanitario". "En menos de dos semanas celebraremos la solemnidad de la Pascua. Mientras preparamos nuestros corazones para encontrarnos con el sacrificio supremo de Cristo, reflexionemos sobre su amor inquebrantable por nosotros y permitamos que nos mueva a esa misma efusión de caridad frente a los desafíos de nuestro tiempo", concluyó Monseñor Dorsonville.