Somalia: Al-Shabaab ataca de nuevo en Mogadiscio
Stefano Leszczynski - Ciudad del Vaticano
Al menos una docena de civiles murieron en el atentado contra el hotel Hayat de Mogadiscio (Somalia). La acción fue reivindicada el viernes por la noche por Al Shabaab, grupo terrorista vinculado a Al Qaeda. Los asaltantes intentaron tomar el hotel, pero acabaron atrincherados en una de las habitaciones bajo el asedio de las fuerzas de seguridad somalíes, que consiguieron rescatar a decenas de huéspedes del hotel, entre ellos muchos políticos y funcionarios locales. Según fuentes locales, el jefe del servicio secreto somalí también se encontraba entre los heridos. Se trata del ataque más grave desde la elección a principios de mayo del nuevo presidente somalí, Hassan Sheikh Mohamud.
Militares somalíes delante del Hotel Hayat El ataque al Hotel Hayat
Las fuerzas policiales somalíes aseguran haber recuperado el control del hotel, pero hasta el amanecer del sábado los testigos informaron de que seguían produciéndose explosiones y disparos. El número de víctimas, como siempre en estos casos, debe considerarse provisional. Lo que sí es seguro es que una de las principales explosiones al inicio del atentado fue provocada por un terrorista suicida que se lanzó contra la estructura exterior del hotel. A continuación, los milicianos lanzaron un asalto con granadas y rifles de asalto. Las fuerzas de seguridad somalíes reaccionaron inmediatamente y consiguieron rodear la zona del atentado y evacuar el hotel Hayat. Como explica Nicola Pedde, director del Instituto de Estudios Globales, en una entrevista concedida a Vatican News, los hoteles de la capital son objetivos estratégicos para Al Shabaab porque son los lugares en los que suelen alojarse los funcionarios del gobierno y del Estado para celebrar reuniones de alto nivel, a falta de instalaciones públicas adecuadas.
El gobierno somalí y los aliados estadounidenses contra el terrorismo
A pesar de su derrota en 2011, que obligó al grupo qaedista a retirarse de Mogadiscio y refugiarse en el interior de Somalia, Al Shabaab sigue fuertemente arraigado en las zonas rurales del país y fue responsable hace unos meses de varias operaciones en la frontera con Etiopía. Una actividad terrorista destinada a desestabilizar una región ya sometida a fuertes tensiones debido al conflicto en curso en Tigray y a los flujos masivos de refugiados que éste ha generado. De ahí la decisión del gobierno somalí y de Estados Unidos de bombardear algunas bases de al-Shabaab al norte de Mogadiscio el pasado miércoles. El ataque contra el Hotel Hayat", continúa Nicola Pedde, "puede leerse como una posible respuesta a la ofensiva antiterrorista llevada a cabo por Washington en la región. En mayo, el presidente Biden decidió reforzar la presencia militar en Somalia a petición del Pentágono también por los fuertes intereses internacionales centrados en el Cuerno de África, especialmente con el refuerzo de la presencia rusa y china.
Intentos de diálogo
La reanudación de la violencia se produce a pesar de que el presidente Mohamud y el primer ministro somalí declararon a finales de julio que estaban dispuestos a dialogar con Al Shabaab en cuanto abandonaran la lucha armada que libran contra el Estado somalí desde hace 15 años. El nuevo gobierno somalí es muy consciente de que será imposible derrotar a al-Shabaab puramente por la vía militar", explica Nicola Pedde, "entre otras cosas porque todo el mundo se da cuenta de que el problema de la estabilidad somalí es principalmente una cuestión económica y esto también está en el origen de la actitud voluble de las autoridades somalíes hacia al-Shabaab. El propio presidente Hassan Cheikh Mohamoud ha declarado que no se puede derrotar a al-Shabaab con un enfoque exclusivamente militar, aunque ha precisado que su gobierno no entablará ninguna negociación formal con el grupo armado hasta que llegue el momento. Sin embargo, ya a principios de agosto, el primer ministro Hamza Abdi Barre nombró como ministro de Asuntos Religiosos precisamente a uno de los fundadores del grupo islamista radical Al Shabaab, del que se había desvinculado públicamente en 2017.
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