COP27: Entre promesas y contradicciones para África
Ilaria Sambucci - Vatican News
A pesar de que los combustibles fósiles son la principal causa de la crisis climática, que afecta especialmente a África, más de doscientas empresas están iniciando nuevos proyectos de extracción y transporte de gas en territorio africano, en contra de los compromisos de descarbonización. Esto no aumentará la disponibilidad de energía para los africanos, que volverán a quedarse solos ante la contaminación, el empobrecimiento y las violaciones de los derechos humanos, sino que se explotarán aún más sus países.
Gas africano en sustitución del gas ruso
Explotar al máximo sus recursos fósiles es uno de los principales objetivos de muchos gobiernos africanos. El objetivo es el beneficio, por lo que se descuida el medio ambiente. Las cuestiones económicas también están en el centro de los fondos de adaptación para la transición energética y las demandas de compensación por los daños causados por el cambio climático. Muchos países africanos, como Argelia, Libia, Angola, la República Democrática del Congo y Qatar, se han convertido en los últimos meses en la clave para satisfacer la nueva demanda europea de gas debido a la crisis ucraniana. El riesgo es atar su futuro a los combustibles fósiles mediante la expansión del sector del petróleo y el gas, frenando así la transición ecológica. Asimismo, la carrera europea por conseguir gas natural licuado (GNL) en los mercados mundiales podría aumentar la competencia en detrimento de los países en desarrollo.
Emergencia climática
La carrera por el petróleo y el gas en África contrasta con los objetivos de la COP27. De hecho, los combustibles fósiles están en la raíz de la gran crisis climática a la que se enfrenta el planeta. "Quienes están detrás de las 200 empresas de petróleo, gas y carbón que exploran nuevos recursos y reservas en suelo africano son inversores extranjeros y bancos comerciales", afirma el misionero comboniano y experto en África, el padre Filippo Ivardi. Esta carrera por los combustibles fósiles para hacer frente a la actual crisis energética también provoca un aumento de las emisiones de dióxido de carbono. "Si seguimos a este ritmo", explica el padre Ivardi, "en 2030 no solo no reduciremos a la mitad las emisiones de CO2 como prevén los distintos tratados internacionales, sino que éstas aumentarán un 10,6%". Incluso la propia África, que podría tener un potencial increíble en materia de energías renovables, sigue dependiendo del gas, el carbón y el petróleo "con muchos gobiernos -señala el comboniano- que miran más por sus propios intereses que por el bien de su país o el de la escala mundial".
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