Comienza la reunión internacional de Doha sobre los retos futuros
Marco Guerra – Ciudad del Vaticano
Este lunes 1 de mayo comienza en Doha, Qatar, la reunión internacional sobre Afganistán patrocinada por la ONU. Enviados especiales para Afganistán de numerosos países asisten a la reunión de dos días, que se celebra a puerta cerrada, pero el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, no ha invitado a la administración talibán. Stéphane Dujarric, portavoz de Guterres, presentó los trabajos con este objetivo:
La ONU insta a los talibanes a levantar las prohibiciones impuestas a las mujeres
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el jueves pasado, por unanimidad, una resolución en la que insta a los gobernantes talibanes del país a levantar rápidamente las restricciones, cada vez más severas, que imponen a las mujeres, y que van desde restringir gravemente la educación hasta prohibirles realizar la mayoría de los trabajos.
También en los últimos días, la ONU subrayó que la reunión de Doha no se centrará en el posible reconocimiento internacional de la administración talibán. En diciembre, la Asamblea general de la ONU, compuesta por los 193 Estados miembros, aprobó el aplazamiento, por segunda vez, de la decisión sobre el reconocimiento del gobierno talibán afgano, permitiéndole enviar un embajador de la ONU a Nueva York.
Derechos, economía y seguridad, los temas de Doha
Marco Lombardo, profesor de Sociología en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán – que coordina desde hace seis años un proyecto de cooperación en Afganistán – explica que la reunión de Doha "es símbolo de la incertidumbre que circula en torno al futuro de Afganistán" y cree que hay básicamente tres temas sobre la mesa:
En primer lugar, el interés económico que tiene Afganistán para una pluralidad de países, empezando por China, Rusia, Irán y los Emiratos. En segundo lugar, la cuestión de la seguridad, es decir, la capacidad de los talibanes para controlar a los terroristas del Daesh. Y, en tercer lugar, los derechos de las minorías, especialmente las mujeres y las minorías religiosas.
En todos los casos, según el conferenciante, lo que ocurra en Doha no deja de ser importante porque es necesario proporcionar a la comunidad internacional una visión común de los retos y de las negociaciones que deben abrirse con los talibanes.
La cuestión de la mujer
A continuación, Lombardo ofrece una fotografía de la condición actual de la mujer en Afganistán: "Hay un gran número de mujeres que viven segregadas, no pueden trabajar ni ir a la escuela”.
“Como Universidad Católica – prosigue el profesor de sociología – hemos estado en Afganistán y muchas mujeres que trabajaban con nosotros están ahora escondidas". Lombardo recuerda que la prohibición de trabajar afectó sobre todo a las mujeres que trabajaban en ONG y para las Naciones Unidas, pero la ONU trabaja en Afganistán principalmente con personal femenino, unas 400 personas, por lo que hay serias perspectivas de que no puedan seguir trabajando en el país.
Intereses económicos
El profesor de la Universidad Católica cree que, sin embargo, la comunidad internacional tiene muchas razones para seguir en contacto con los talibanes. "Está el económico ligado a la explotación de tierras raras – explica – y el litio es codiciado por muchos, de hecho ahora los chinos han entrado para construir infraestructuras. Ni los rusos ni los países del Golfo han reconocido a los talibanes, pero eso no significa que no mantengan estrechas relaciones económicas para acapararse las materias primas".
El profesor también informa que Occidente está intentando averiguar cómo utilizar a los talibanes para controlar el resurgimiento del autodenominado Estado islámico, que está resurgiendo en Afganistán. “Los talibanes son enemigos históricos del Isis – añade – y de hecho, el 25 de abril, los talibanes mataron al responsable de los atentados en el aeropuerto de Kabul durante la evacuación estadounidense. No sabemos si esto puede ser una señal de apertura hacia Occidente".
Una pobreza cada vez más extendida
Así pues, en Doha "se está intentando allanar el camino para una apertura de las relaciones que sea funcional a todo el sistema mundial". Por último, el profesor se detiene en la condición social y económica de la población afgana desde el regreso de los talibanes:
Por ello, Lombardo critica la incapacidad de la ONU para "proteger a quien debería" y el hecho de que muchas naciones olviden que se pisotean los derechos humanos para mantener relaciones con el gobierno talibán.
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