San Egidio: En Ucrania la emergencia humanitaria durará más que la guerra
Stefano Leszczynski - Ciudad del Vaticano
"Casi un año y medio después del comienzo del conflicto, la emergencia humanitaria en Ucrania ha experimentado una profunda transformación y, en cierto sentido, se ha estabilizado, con la excepción de las zonas calientes de la línea del frente, donde sigue muriendo gente y de donde huyen cientos de personas cada día. El reto actual es garantizar que la maquinaria de las ayudas no se paralice, pero al mismo tiempo que se estructure de tal manera que pueda ser eficaz a largo plazo". De las dificultades a las que se enfrenta la sociedad civil ucraniana hace balance Yuriy Lifanse , responsable de la Comunidad de San Egidio en Ucrania, entrevistado por Radio Vaticano - Vatican News.
Pensar en la reconstrucción
"Vemos una gran atención por Ucrania y una gran solidaridad -explica-, pero también es cierto que hemos asistido a una disminución del suministro de productos de primera necesidad y de medicamentos en comparación con el pasado". No menos importante es la ayuda para la reconstrucción infraestructural del país, que representa un enorme reto, parte del cual ya ha comenzado. Estas intervenciones son a menudo urgentes y necesarias para dar un impulso de motivación a la población: la retirada de escombros y la reparación de los daños causados por las bombas son cruciales en este sentido. "Sin embargo, en los alrededores de Kiyv sigue habiendo muchos pueblos destruidos, entre otras cosas porque es más difícil llegar a las zonas rurales y los funcionarios municipales a menudo no saben cómo desentrañar la petición de ayuda humanitaria".
El frágil sistema sanitario
Uno de los compromisos de la Comunidad de San Egidio en Ucrania es ayudar a la gente a recibir asistencia médica y los medicamentos necesarios. "Al menos dos millones de personas -explica Lifanse- han recibido algún tipo de ayuda sanitaria de la Comunidad en Ucrania, que interviene sobre todo en las zonas más remotas del país, donde no hay hospitales ni clínicas, y donde es más necesario demostrar a los pobres que no han sido olvidados". A estas alturas, añade, "las emergencias sanitarias civiles y militares son equivalentes, incluso en el tipo de traumas que hay que tratar. Basta pensar en los efectos de los bombardeos sobre los civiles, que acaban en primera línea exactamente igual que los soldados". Y luego está el problema de los medicamentos y las terapias que salvan vidas.
Solidaridad en la sociedad civil
"Existe la posibilidad de que de esta situación surja una sociedad civil más fuerte -continúa Lifanse-, pero es muy difícil predecir el futuro, lo que no significa que no podamos seguir ayudando a construirlo, el futuro, con gestos concretos. La solidaridad es la clave, pero el problema a largo plazo siempre permanece".
Gloria a la paz
Hablar de paz y esperanza es difícil en la vida cotidiana de todo ucraniano de hoy, pero no son conceptos vanos. Así lo demuestran las numerosas historias personales de quienes se han visto sometidos a esta guerra. La propia historia de Yuriy Lifanse está impregnada de ella. Él y su familia huyeron de los bombardeos de la capital en las primeras semanas de la guerra. "¡Estábamos embarazados de tres meses!", dice Yurii de sí mismo y de su mujer. Tras una larga y complicada huida, encontraron refugio en Lviv, donde nació su hija. "Se llama Miroslava, que significa gloria a la paz".
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