Agentes de paz para África dialogan durante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (credit UN Photo/Loey Felipe) Agentes de paz para África dialogan durante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (credit UN Photo/Loey Felipe) 

39 procesos de paz desafían a las guerras en todo el mundo

Un exhaustivo informe de la Universidad Autónoma de Barcelona analiza las dinámicas multilaterales que buscan poner fin a conflictos armados por medio de mecanismos pacíficos. La Iglesia colabora actualmente en ocho negociaciones en África, América y Europa.

Felipe Herrera-Espaliat, Vatican News

La visita del cardenal Matteo Zuppi a Kyiv el pasado 5 y 6 de junio duró menos de 48 horas, pero fueron dos jornadas de enorme intensidad que el prelado italiano usó para sostener importantes encuentros, escuchar desgarradores testimonios y conocer de primera mano la barbarie que ha provocado la violencia armada que enfrenta a Ucrania y Rusia desde hace 16 meses. Zuppi acudió a dicha región como enviado especial del Papa Francisco para explorar las posibilidades de establecer un diálogo que conduzca a la paz, y por eso se entrevistó personalmente con el Presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky. Estos esfuerzos son parte de las gestiones diplomáticas y humanitarias que la Santa Sede realiza desde el inicio de esta guerra, pero no son eventos aislados ni únicos en el mundo. De hecho, actualmente hay miles de personas contribuyendo en 39 procesos de paz en distintas latitudes del planeta, desafiando a la violencia como medio de resolución de conflictos. Son iniciativas complejas que, además de las partes en conflicto, involucran a terceros actores que colaboran para alcanzar un alto al fuego y obtener soluciones sostenibles.

Un caso en que las tratativas llegaron a un buen puerto se materializó el pasado 2 de noviembre, cuando el Gobierno de Etiopía suscribió el Acuerdo para una Paz Duradera con el Frente de Liberación Popular de Tigré, la región etíope del norte con quien combatían violentamente desde fines de 2020. El pacto implicó un cese permanente de las hostilidades y un plan ejecutivo para implementar los compromisos adquiridos por las partes. Para llegar a ese punto y luego acompañar el frágil proceso de paz, contribuyeron representantes de la Unión Africana, de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD) y de la diplomacia de Estados Unidos. 

Este y todos los demás esfuerzos diplomáticos, políticos, militares, sociales y humanitarios que hoy están en pleno desarrollo en el mundo aparecen descritos detalladamente en el informe “Negociaciones de paz 2022. Análisis de tendencias y escenarios” (ver aquí). Se trata de un exhaustivo compendio preparado por investigadores de la Escola de Cultura de Pau (Escuela de la Cultura de la Paz) de la Universidad Autónoma de Barcelona. El documento ofrece una panorámica de los conflictos por país y continente, describiendo los diversos escenarios en que estos acontecen. Así, por ejemplo, el reporte analiza la guerra del Tigré en la perspectiva de los 15 procesos y negociaciones activos en África, que representan el 39% del total de estos esfuerzos a nivel global. Asia concentra el 26% (diez procesos), Europa el 15% (seis procesos), mientras que tanto Oriente Medio como América cada uno tiene cuatro casos activos, es decir, 20% entre ambas regiones (ver infografía). El texto también advierte que la evolución de un número considerable de negociaciones de paz durante 2022 se vio condicionada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero de ese año.

El análisis de los 39 procesos de paz incluye la perspectiva de género para ver si estos tienen en cuenta las consecuencias diferenciadas de las guerras sobre hombres, mujeres y minorías sexuales. Según Ana Villellas, una de las investigadoras, estos datos permiten observar las “desigualdades de poder presentes en las causas de fondo y dinámicas de las guerras y en sus impactos. Además, es un tipo de análisis que pone atención a cómo los procesos de paz en su diseño, implementación, mecanismos de participación, acuerdos resultantes, mecanismos postacuerdos y otras esferas pueden reproducir o transformar las relaciones desiguales de poder de género”.

Entrevista a Josep Maria Royo sobre los procesos de paz en el mundo
Infografía preparada por la Escuela para la Cultura de la Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona
Infografía preparada por la Escuela para la Cultura de la Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona

Soluciones solo con métodos pacíficos

El esfuerzo de los seis investigadores que contribuyeron a este informe no solo se limita al ámbito académico, sino que “uno de sus principales objetivos es poner la información y el análisis al servicio de aquellos actores que, desde diferentes niveles, participan en la resolución pacífica de conflictos, incluyendo las partes en disputa, mediadores, sociedad civil, entre otros”, explica Jordi Urgell, director de la Escola de Cultura de Pau.

Eso sí, puntualizan los expertos, no cualquier iniciativa que busque acercar a las posiciones adversarias puede considerarse un proceso de paz, sino solo aquellas que se orientan a resolver los conflictos y transformar sus causas de fondo a través de métodos pacíficos. En esa línea son fundamentales las llamadas negociaciones de paz, es decir, “procesos de diálogo entre al menos dos partes enfrentadas en un conflicto, en los cuales abordan las diferencias en un marco concertado para poner fin a la violencia y encontrar una solución satisfactoria a sus demandas. Estos diálogos suelen ir precedidos de fases exploratorias que permiten definir el formato, lugar, condiciones y garantías, entre otros aspectos de la futura negociación”, detalla Josep Maria Royo, académico que contribuyó al informe abordando en particular la situación de África.

Josep Maria Royo, politólogo y analista en conflictos y construcción de paz, especializado en África Subsahariana.
Josep Maria Royo, politólogo y analista en conflictos y construcción de paz, especializado en África Subsahariana.

El estudio comparativo de casos de procesos de paz revela que hay una serie de factores que favorecen sus buenos resultados, siendo el primero de ellos el llegar a la convicción de que la lucha armada no sirve para lograr los objetivos y, por ende, que el diálogo es la mejor, sino la única opción. Pero Royo añade que esto, a la vez, implica la necesidad de una disposición a hacer concesiones respecto de las propias posturas con el fin de que todos ganen mucho y nadie pierda todo.

“Otras cuestiones que pueden crear un entorno propicio para un proceso de paz son las llamadas ventanas de oportunidad, a nivel interno y/o internacional, que favorecen la existencia o la puesta en marcha de un proceso de paz. Esto podría manifestarse en un acontecimiento histórico, como el 11S o el fin de la Guerra Fría; o en un cambio de régimen en un país o durante una crisis institucional. En esto también caben las presiones, amenazas y ultimátums de aplicación de sanciones por parte de la comunidad internacional. Otras ventanas se pueden abrir con la visita de un alto cargo o una figura internacional a una región, como un presidente o como lo hizo el Papa Francisco durante sus visitas a República Centroafricana y a Cuba en 2015”, puntualiza Royo.

El rol de las terceras partes

Otro elemento que permite acelerar la paz es la entrada en acción de terceras partes que, antes que todo, han de ser reconocidas como legítimas por quienes están en conflicto. A estos actores, que suelen ser instituciones u organismos internacionales, se les ha de garantizar su seguridad para que puedan contribuir al diálogo y favorecer una salida negociada del conflicto. Según el informe, el 90% de los procesos de diálogo de 2022 contaron con la presencia activa de terceras partes, tales como, la ONU, que estuvo involucrada en el 60% de los procesos que contaban con al menos una tercera parte.

Josep Maria Royo destaca que estos agentes empoderan y equilibran a los actores en conflicto, conducen y desbloquean el diálogo, ordenan y priorizan los temas de la agenda negociadora, además de observar y garantizar los compromisos que se adoptan. Con la autoridad que se les reconoce, también pueden presionar a quienes están en conflicto para que hagan concesiones o se abran a soluciones propuestas. De hecho, según sus ámbitos de experiencia, las terceras partes dotan la negociación de mayor capacidad técnica. 

La Iglesia Católica aparece colaborando en los procesos de paz de Camerún, Mozambique, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Colombia y Haití, y ahora se suma oficialmente su contribución para facilitar el diálogo en el conflicto entre Rusia y Ucrania. La presencia eclesial se concreta en la participación de agentes de la diplomacia vaticana, la mediación de diversas conferencias episcopales o las misiones de comunidades como San Egidio. En el caso de Ucrania, por ejemplo, los resultados de los coloquios del cardenal Zuppi con líderes religiosos, así como su comparecencia directa ante los sufrimientos del pueblo invadido “serán útiles para evaluar los pasos a seguir tanto en el plano humanitario como en la búsqueda de caminos hacia una paz justa y duradera”, explicó la Sala de Prensa de la Santa Sede.

Y estas acciones de la Iglesia, así como de diversas ONGs, agencias internacionales y organizaciones intergubernamentales, entre otras, no reflejan todos los esfuerzos permanentes que se realizan para que la paz prevalezca por sobre las guerras. Y es que, pese a su exhaustividad, el informe reconoce que “es necesario tener en cuenta las singularidades de cada caso y que no en todos los contextos los detalles de los temas en discusión trascienden a la opinión pública”.


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19 junio 2023, 12:16