"No a la guerra, no al rearme. Conflicto intolerable en Ucrania"
Salvatore Cernuzio, Ciudad del Vaticano
"¡No a la guerra, no al rearme!". El grito de los ucranianos y de tantos pueblos asolados por agresiones y conflictos -aquellos que, como ha dicho en la misa de esta mañana en San Pedro, "ya ni siquiera tienen fuerzas para rezar"- se amplifica desde la ventana del Palacio Apostólico a través del Papa que se hace su portavoz durante el Ángelus del primer día de 2023. Es el Día que la Iglesia Católica dedica a la paz; una decisión, ésta, del Papa Pablo VI, que celebró por primera vez en 1968.
La denuncia de la guerra
Durante los saludos posteriores a la catequesis, Francisco recordó la decisión de su predecesor y miró a la actualidad.
Nadie se salva solo
Sin embargo, el Pontífice insta a no perder la esperanza porque, dice, "creemos en Dios y en Jesucristo ha abierto el camino de la paz". A continuación, recuerda la experiencia de la pandemia de Covid-19, que -como ya subrayó en el Mensaje del 56º Día de la Paz de hoy- en medio de las crisis sociales y económicas provocadas, también ofreció una lección a la humanidad.
Recursos no para armas, sino para desarrollo
Francisco levantó entonces el grito del sufrimiento que padecen los ucranianos, donde los lanzamientos de misiles rusos no cesan, y otros pueblos de África, Oriente Medio y otras partes de Asia. Pueblos que había encomendado en la misa de esta mañana en la basílica vaticana a la intercesión de la Virgen María:
Saludos a la Marcha de Altamura y Sant'Egidio
Finalmente, el Papa Francisco, mirando a la plaza abarrotada, saluda a los miles de fieles reunidos en torno al árbol y al belén de madera. Entre la multitud ondeaban banderas y pancartas con palabras como "No a la guerra" o "Paz en Ucrania". "Entre las innumerables iniciativas promovidas por la comunidad cristiana, recuerdo la Marcha Nacional celebrada ayer en Altamura (Italia) tras las cuatro caravanas que llevaron la solidaridad a Ucrania", dice el Pontífice. Saluda con afecto a los voluntarios y trabajadores de la Comunidad de Sant'Egidio "que han venido a testimoniar el compromiso por la paz en todas las tierras, aquí y en muchas ciudades del mundo".
A todos, el Papa dirige "sus mejores deseos para el nuevo año".
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