Ataque a iglesias cristianas en Pakistán: basta de odio
Andrea De Angelis - Vatican News
Nuevos actos de violencia anticristiana en Pakistán. Ocurrieron el miércoles 16 de agosto en Jaranwala, en la región del Punjab, al este del país. Los hechos se produjeron después de que un grupo de personas acusara a los cristianos de profanar el Corán. La muchedumbre, fomentada por extremistas, atacó algunas iglesias, pero también algunas viviendas. La policía, que intervino para calmar a la multitud, no pudo evitar los graves disturbios. Según las autoridades locales, al menos seis iglesias resultaron dañadas o incendiadas. Sin embargo, no se registraron heridos.
Reconstrucción de los hechos
El ataque contra las iglesias cristianas comenzó después de que algunas personas denunciaran haber encontrado páginas del Corán con escritos supuestamente blasfemos en la zona donde vive la comunidad cristiana. Las páginas fueron supuestamente llevadas a un líder religioso local, que hizo un llamamiento a todos los musulmanes de la ciudad para que protestaran. Tres iglesias presbiterianas, una católica, una de la Full Gospel Assembly y otra del Ejército de Salvación se vieron afectadas.
La reacción de las autoridades
El primer ministro pakistaní en funciones, Anwaar-ul-Haq Kakar, prometió inmediatamente actuar contra los responsables del vandalismo. "Estoy consternado por las imágenes, se tomarán medidas estrictas contra quienes infringen la ley y atacan a las minorías", escribió el político en Twitter, añadiendo que "se ha pedido a todas las fuerzas del orden que detengan a los autores y los lleven ante la justicia. Tengan la seguridad de que el gobierno pakistaní -concluyó- apoya a nuestros ciudadanos en pie de igualdad".
Por la noche, la policía provincial emitió un comunicado en el que afirmaba que más de 100 personas habían sido detenidas en relación con los ataques contra la comunidad cristiana, reiterando que no se habían registrado heridos durante los disturbios.
La condena de los obispos
El presidente de la Conferencia Episcopal de Pakistán, el arzobispo de Islamabad-Rawalpindi, monseñor Joseph Arsad, condenó enérgicamente lo ocurrido en Jaranwala e hizo un llamamiento al gobierno del Punjab para que tome medidas inmediatas contra los autores de los atentados. "Estos incidentes -escribió en una nota emitida por la diócesis y recogida por Asianews- abren la vía a la inseguridad para las minorías que viven en Pakistán. Nuestros lugares de culto y nuestra gente no están seguros. Que se lleve a cabo una investigación transparente sobre esta trágica acusación para que se restablezca la primacía de la ley y la justicia y se construya una sociedad mejor en armonía y respeto de las religiones", decía.
Bhatti: violencia inaceptable
Paul Bhatti, médico, de 2011 a 2014 ministro de Armonía y Minorías en Pakistán y hermano de Shahbaz Bhatti -político católico pakistaní asesinado en 2011-, en una entrevista a los medios vaticanos califica esta violencia de "inaceptable": "Los que pagan -dice- son gente pobre y ya marginada". A continuación, habla de la ley contra la blasfemia, a menudo utilizada por los extremistas islámicos como pretexto para atacar a las minorías religiosas. Esta ley castiga a quienes ofenden a Mahoma o al Corán con la pena de muerte o cadena perpetua.
"Ciertos musulmanes -afirma-, por un lado quieren mantener la ley sobre la blasfemia y, por otro, no quieren obedecer la ley, por lo que, en lugar de denunciar posibles transgresiones -que luego el sistema judicial debe comprobar que son realmente transgresiones-, se toman la justicia por su mano atacando a los cristianos. Esto es inaceptable, pero es lo que ocurre la mayoría de las veces. Luego mucha gente reacciona positivamente, dona dinero para reconstruir las casas de los cristianos, pero nada más. La mayoría de las veces los cristianos son acusados y encarcelados, mientras que los que provocaron y se tomaron la justicia por su mano nunca reciben castigo alguno".
No educar en el odio
"Estamos realmente muy enfadados y muy, muy apenados por lo que ha ocurrido en Pakistán", afirma Bhatti. "En el pasado intentamos derogar la ley sobre la blasfemia. Pero para mí esto no es una prioridad. La prioridad es, en primer lugar, que los estudiantes (musulmanes) no se tomen la justicia por su mano. Si lo hacen, deben ser castigados. La segunda cuestión -continúa- es la promoción del diálogo interreligioso. Hasta ahora no se ha hecho nada. Pero queremos intentar ir por el camino del diálogo interreligioso. Porque si el problema son los cristianos, si se demuestra, será nuestra responsabilidad educar a la gente para que no provoque a los musulmanes. Pero será responsabilidad de los profesores musulmanes educar a los niños que estudian el Corán con los valores comunes de la religión, evitando cualquier tipo de mensaje de odio, que suele transmitirse cuando se enseña el Corán a los niños, que crecen con este mensaje".
"Esto -explica- debería ser el resultado del diálogo interreligioso. Si lo conseguimos, no sólo protegeremos a la comunidad cristiana, sino que será mejor para Pakistán y para el propio Islam, porque creo que el Islam es una religión pacífica. Tiene muy buenos valores comunes, pero deben ser vistos por la comunidad y por todos. Y si estos son los valores que los musulmanes religiosos reivindican como sus buenos valores, entonces -concluye- deberían levantarse contra estas personas que, de hecho, están difamando el Islam".
Parolin y la importancia del diálogo
El cardenal Pietro Parolin también se refirió a estas cuestiones el pasado 12 de agosto, en la homilía que pronunció en Angola con motivo de la ordenación episcopal de monseñor Germano Penemote, nuevo Nuncio en Pakistán. El Secretario de Estado recordó cómo este país asiático tiene "un potencial considerable, pero debe afrontar retos difíciles; un país de mayoría musulmana en el que, más allá de la normativa vigente, no siempre es fácil garantizar el pleno respeto de los derechos de las minorías religiosas".
El cardenal invitó al nuevo Nuncio a testimoniar al aproximadamente millón y medio de católicos que viven en Pakistán "la atención del Papa y de la Santa Sede por su comunidad, para que, sintiendo el fuerte vínculo con la Iglesia universal, se fortalezcan en su fe y busquen vías de diálogo con los fieles del Islam y de otras religiones. Este diálogo -subrayó Parolin- es muy necesario para reconocernos como hermanos y hermanas, independientemente de nuestras diferencias, y para eliminar cualquier riesgo de manipulación de la religión y cualquier legitimación inaceptable de la violencia".
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