Refugiada ucraniana: "La guerra es dolor, pero el amor vencerá”
Alessandro Guarasci – Rímini
Yana tiene la energía típica de una joven de 21 años. Sonríe, hace preguntas, habla de su trabajo como voluntaria aquí en el Meeting de Rímini: vende boletos para la rifa final. “Al principio – nos cuenta – tenía algunas dudas sobre la tarea que me habían encomendado, pero luego me convencí. Me dio la oportunidad de abrirme a los demás. Muchos, cuando ven mi nombre, me preguntan de dónde soy. Y yo respondo: ‘Soy de Ucrania, de Járkov, una de las ciudades más afectadas por esta terrible guerra’". Más de 170.000 refugiados han llegado a Italia, y Yana es una de ellos.
La familia y los amigos italianos de Yana
En Járkov, la reconstrucción se reanuda lentamente, a pesar de los constantes bombardeos de las fuerzas de Moscú. Al fin y al cabo, el frente está a sólo unos kilómetros. Yana baja la mirada, se concentra y cuenta cómo este conflicto, que también entró en su vida de la noche a la mañana, ha cambiado su día a día.
"Salí de Ucrania a principios del 2022. Siempre estuve rodeada de gente que actuaba como un muro, protegiéndome de todo lo malo. En algún momento me di cuenta de que en la vida que llevaba no sólo había cosas buenas. También hay un mal muy grande, y esta guerra fue muy dolorosa para mí – Yana hace una pausa, y luego continúa – pero entonces algo me hizo darme cuenta de que sigue siendo el amor el que vence, y no se trata de algo abstracto, sino simplemente de la experiencia que estoy viviendo”.
"Porque si no hubiera tenido a mi familia italiana para acogerme, o a mis amigos que de alguna manera siempre me seguían animando, nunca lo habría conseguido".
Dios cuida de todos los que ahora sufren en Ucrania
Yana deambula por la feria, trabajando duro para vender entradas, consciente de que el Meeting de Rímini también descansa sobre los hombros de tantos voluntarios para recaudar fondos, indispensables para realizar los encuentros, las exposiciones, los eventos de este gran acontecimiento. Pero entonces esta chica, que demuestra tanta fuerza, vuelve para hablar de sí misma:
"Hay tantos momentos en los que te derrumbas y te preguntas: ¿acabará esta guerra? La gente, los niños que mueren, mi amigo que fue al frente... Pero Dios también cuida de ellos y en estos momentos sientes que te quieren, que te abrazan y que no estás sola. Y esto es precisamente lo que me ayuda a vivir".
Las dos hermanas de Járkov ayudan a los que perdieron sus casas
Yana no ha olvidado el sufrimiento de su tierra natal, aunque no le haya sido fácil regresar a causa de los combates, las alertas aéreas que salpican la vida cotidiana de tantos. Nos hace comprender que sus raíces están allí: "Siempre llevo todo esto dentro. Dejé allí a dos hermanas mayores, fui a visitarlas la semana pasada después de un año y ocho meses, y debo decir que me impresionaron muchas cosas. Por ejemplo, por el hecho de que tanta gente volviera a Ucrania, a Járkov, para reconstruir tantas cosas".
Muchos han encontrado la fuerza para reaccionar, "para salir a la ciudad, para volver a trabajar en lugar de quedarse en un búnker. Por ejemplo, mi hermana mayor está ayudando a gente que ha perdido su casa o que no tiene suficiente dinero para arreglárselas, y la admiro de verdad".
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