Unicef, agua insuficiente para uno de cada tres niños
Luana Foti – Ciudad del Vaticano
La amenaza de la sed marca la vida de 739 millones de niñas y niños. Asimismo, 436 millones de menores de edad se enfrentan a la doble carga de una grave escasez de agua e inadecuados servicios de saneamiento. Y, en menos de 27 años, 35 millones más estarán expuestos a niveles elevados o muy elevados de estrés hídrico. La alarma llega desde la nueva investigación realizada por UNICEF sobre la escasez de agua, la vulnerabilidad hídrica y el estrés hídrico, los tres niveles de inseguridad hídrica en el mundo.
Geografía de la inseguridad hídrica
Oriente Medio, África Subsahariana y Asia Central y Meridional son las áreas del mundo donde viven los niños más afectados por la inseguridad hídrica. Además, en Níger, Burkina Faso, Yemen, Chad y Namibia, 8 de cada 10 niños y niñas sufren la exposición a zonas de extrema vulnerabilidad hídrica. Los motivos que hacen de esas regiones del mundo las más peligrosas para la buena salud de los niños están relacionados con la presencia limitada de recursos hídricos, los elevados niveles de variabilidad estacional e interanual y un descenso de la capa freática, lo que provoca el riesgo de sequía.
El cambio climático, la peor amenaza para la salud de los niños
La investigación, titulada “El cambio climático está transformando la infancia”, evidencia que el cambio climático, con las sequías y los violentos y frecuentes fenómenos meteorológicos aterradores que provoca, tiene todo el potencial para agravar la vulnerabilidad hídrica que ya padece uno de cada tres niños.
Asimismo, explica las diversas formas en las que la crisis climática impacta sobre la salud mental y física de los menores como el calor extremo, las enfermedades mortales y la contaminación. Ya que los niños tienen el cerebro, los pulmones y los otros órganos aún en desarrollo, ese tipo de fenómenos los afectan profundamente. Y, respirando más rápido que los adultos, sufren la contaminación atmosférica de una manera particularmente grave. La directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, asegura que, para la infancia, las consecuencias del cambio climático son devastadoras.
Políticas sordas ante las exigencias de los niños
El informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia advierte que el cambio climático está provocando un incremento del estrés hídrico, medida de la relación entre la demanda de agua y los suministros renovables disponibles. Por consiguiente, sostienen que es urgente realizar grandes inversiones para garantizar agua potable y servicios de saneamientos a todos los niños. Sin embargo, a pesar del impacto que tiene la crisis climática sobre su salud mental y física, la mayoría de las acciones climáticas existentes a nivel internacional no atienden a las necesidades de la infancia. “Los niños, niñas y jóvenes no han dejado de hacer llamamientos urgentes para que se escuche su voz, pero apenas desempeñan un papel oficial en las políticas y decisiones sobre el clima”, denuncia Catherine Russell. De hecho, solo el 2.4% del presupuesto de los fondos multilaterales para el clima aborda proyectos dirigidos a satisfacer la vulnerabilidad climática de la población infantil.
COP28
Ahora, todos los ojos están puestos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se realizará del 30 de noviembre al 12 de diciembre. UNICEF exhorta a todos los dirigentes mundiales que se van a reunir en Dubái a no olvidarse de los menores, los más vulnerables ante el calentamiento global. Por ende, piden que los derechos de la infancia se incluyan en el Fondo de Pérdidas y Daños, en los acuerdos de financiación y en el proceso de toma de decisiones; que se incorpore a la infancia y la equidad intergeneracional en el Balance Mundial; que se convoque un diálogo de expertos sobre la infancia y el cambio climático y que la infancia sea incluida en la decisión final sobre el Objetivo Mundial relativo a la Adaptación.
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