Cien días de muerte, destrucción e invocaciones a la paz
Francesca Sabatinelli – Ciudad del Vaticano
En el centésimo día de guerra hay pocas certezas, salvo las de la devastación humanitaria en Gaza, la de los rehenes que siguen en manos de Hamás y la de la intención de Netanyahu de seguir adelante y acabar con Hamás, en el poder en Gaza desde 2007 y clasificado como grupo terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea.
Las palabras del primer ministro israelí no dejan lugar a dudas: "Nadie nos detendrá, ni siquiera La Haya o el eje del mal". Por tanto, Israel no hará "concesiones" si no es con la "victoria total" en la batalla contra Hamás.
Cien días de muerte
Ayer, 14 de enero, se cumplieron cien días de aquel 7 de octubre en el que Hamás llevó a cabo un ataque sin precedentes contra Israel con un balance de 1.140 muertos, la mayoría civiles, y unos 250 rehenes israelíes en manos del movimiento islamista palestino, de los que un centenar fueron liberados a finales de noviembre gracias a una tregua.
Cien días después, Israel sigue contando bajas entre sus soldados, debe proteger también su frontera norte de los ataques del Líbano de Hezbolá y se enfrenta a una acusación de genocidio presentada por Sudáfrica ante el Tribunal internacional de justicia de La Haya. Mientras, Gaza, atenazada por los combates entre Hamás e Israel, ve cómo sus ciudadanos llegan a la muerte por la violencia, pero también por el hambre y las enfermedades.
“La muerte a gran escala, la destrucción" y el "dolor de los últimos cien días" son "una mancha en nuestra humanidad común" es la denuncia de Philippe Lazzarini, director de la agencia de la ONU para la ayuda a los refugiados palestinos, Unrwa, que también habla de los "cien días de penurias y angustia para los rehenes y sus familias". En Gaza, prosigue Lazzarini, toda una generación de niños está "traumatizada", las enfermedades se propagan de forma dramática y la hambruna es una amenaza cada vez mayor.
La tragedia de Gaza
En los continuos bombardeos israelíes sobre la Franja, y también por quedar atrapados en los intercambios de disparos entre ambos bandos, han muerto unas 24.000 personas, en su mayoría mujeres, adolescentes y niños, según cifras comunicadas por el ministerio de Sanidad local.
Las incursiones israelíes de las últimas horas se han centrado en la ciudad de Jan Yunis, al sur de la Franja, donde cientos de miles de civiles llevaban semanas concentrándose en un intento de escapar de los ataques llevados a cabo inicialmente en el norte.
En toda la Franja, el sistema sanitario está totalmente colapsado, faltan alimentos y combustible y las telecomunicaciones se interrumpen constantemente. Y ahora la lluvia y el frío ponen aún más en peligro la supervivencia. Según Naciones Unidas, un millón novecientas mil personas, cerca del 85% de la población, han abandonado sus hogares, buscando refugio en Rafah y otras ciudades del sur.
Fuentes sanitarias de Gaza denuncian que los israelíes atacan deliberadamente hospitales, protegidos por el derecho internacional humanitario, pero acusados por Israel de ser bases de Hamás que utilizarían a civiles como escudos humanos. Según la OMS, menos de la mitad de los hospitales de la Franja funcionan sólo parcialmente.
Protestas en Israel
En Israel, las familias de los rehenes continúan movilizándose para exigir al gobierno que actúe para recuperar a sus seres queridos. Anteayer, sábado, miles de personas se congregaron en Tel Aviv en un intento de presionar al gobierno, exigiendo el fin de la violencia, que, sin embargo, amenaza con estallar en toda la región.
Aumentando la tensión en las últimas horas han estado los bombardeos llevados a cabo por Estados Unidos y Gran Bretaña contra objetivos de los Houthis, los rebeldes yemeníes que en las últimas semanas han intensificado, en solidaridad con los palestinos, sus ataques en el Mar Rojo, inicialmente llevados a cabo contra lo que se creía que eran barcos con destino a Israel y ahora extendidos a todas las compañías navieras internacionales.
Ataques que no cesarán, es la postura de los Houthis, hasta que Israel permita la entrada en Gaza de todos los suministros humanitarios.
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