Ucrania: De la oscuridad de la guerra a un modelo de amistad
Svitlana Dukhovych y Francesca Sabatinelli – Ciudad del Vaticano
No es una historia de guerra y de los que llevan ayuda a los que la sufren, sino una historia de verdadera amistad, que no permite abandonar los lazos más estrechos. Esta es la historia vivida en Ucrania por Matilde Leonardi, según cuenta a Vatican News - Radio Vaticano.
Médica, directora del departamento de neurología del Instituto Neurológico Nacional Besta de Milán y miembro de la Academia Pontificia de la Vida, Leonardi fue llamada poco después del comienzo de la guerra, en marzo del 2022, por su amigo el padre Ihor Boyko, rector del seminario de Leópolis y también miembro de la misma Academia, quien le pidió ayuda ante el enorme número de refugiados que llegaban a su ciudad.
A partir de ese momento, se activó una densa red de solidaridad, gracias a la colaboración entre Leonardi y el padre Giuseppe Bettoni, presidente y fundador de la Fundación Arché.
"Fue el comienzo de esta historia – dijo la doctorea – que hizo que, en el 2023, cuarenta misiones hubieran ido a Ucrania y que cada vez más personas se hubieran hecho amigas del padre Ihor. El hecho de que estos bienes llegaran con nosotros al seminario del padre Ihor en Leópolis y luego se distribuyeran directamente a la gente, creó una confianza, tanto en los donantes como en los destinatarios. Me pareció que era la mejor manera de responder a la guerra: llevar ayuda en forma de alimentos, medicinas y ropa".
El cierre de los internat
Ucrania no era desconocida para Matilde Leonardi, que, desde antes de la guerra, era asesora del gobierno en Kiev, como experta en discapacidad. Su tarea consistía en evaluar el proceso de cierre de los internats, “los institutos en los que, siguiendo un modelo soviético – explicó la doctora Leonardi – se encerraba a las personas con discapacidad, y no necesariamente huérfanos, sino también hijos de padres pobres o con problemas de alcoholismo o desviación".
Los internats antes de la guerra contaban con unas 260.000 personas, entre adultos y niños, y su camino hacia el cierre – añadió la neuróloga – "fue sin duda uno que acercó a Ucrania a Europa". Cuando estalló la guerra, Leonardi intentó seguir lo que ocurría en los i internats del Dombás y Crimea, y descubrir el destino de los encerrados. Pero, por desgracia, faltan registros fiables, sobre todo de los niños internados.
"Lo que sí es cierto – continuó explicando la médica – es que cuando los rusos entraron en las zonas de guerra, se produjo una violación del estatus de estas personas, porque se las llevaron a la fuerza y muchas desaparecieron, si se las llevaron o no, no se sabe, lo que sí es cierto es que falta conocer la situación de los internados y, por tanto, de los discapacitados en Ucrania, sobre todo en las zonas más afectadas por la guerra, más al este de Ucrania”.
La pizzería inclusiva Vittoria
Matilde Leonardi empezó a interesarse por el destino de los discapacitados en Ucrania tras un primer encuentro en Zherelo, un instituto de rehabilitación social de Leópolis.
Durante una visita a Zherelo, suena una alarma antiaérea que obliga a todos a correr al sótano. En la oscuridad del refugio, para escapar del miedo, Leonardi definió un proyecto, el de una pizzería inclusiva en Leópolis, que se llamará Vittoria y en la que trabajarán discapacitados y veteranos de guerra.
Los proyectos de Leonardi implican también a la Universidad Católica de Milán, donde enseña, porque "el futuro es abrir pizzerías, hacer cursos universitarios, trabajar con colegas, tender puentes y trabajar por la paz, porque creo que la cultura es la base de la paz, junto con el arte, la música, la ciencia". De ahí el curso que empezará el próximo mes de marzo, sobre gestión de la discapacidad en Ucrania.
La Ucrania del futuro
Incluso de algo tan feo como la guerra, "puede nacer una Ucrania que se diferencie del modelo soviético de aislamiento y que haga del modelo de inclusión, aunque sea en el punto álgido de su tragedia, un motivo de renovación social en la Ucrania que viene", por eso Leonardi implica a dos grandes instituciones de rehabilitación de Leópolis, Unbroken y Superhuman, y a donantes "extremadamente generosos", con el objetivo de evitar que los más de noventa mil discapacitados creados por esta guerra, y que tienen entre 25 y 35 años, se encuentren pensionistas y vivan como tales.
Por eso hay que acoger la fragilidad, hay que incluirla, hay que considerarla parte de la dimensión de la vida". De ahí que, con la esperanza de ver pronto el fin de la guerra, Leonardi invita a todos los que están fuera de ella a "no dejar nunca solos a nuestros amigos".
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