Rachel, la madre de un rehén en Gaza: "Feliz Cuaresma a nuestros amigos cristianos"
Alessandro De Carolis - Ciudad del Vaticano
Había deseado "una Navidad sana y feliz" al Papa Francisco en un vídeo difundido el 23 de diciembre, y un mes antes, el 22 de noviembre, le había saludado en persona, apreciando su actitud "participativa y muy compasiva". Hoy, en el signo de una amistad que continúa y se fortalece, Rachel Goldberg-Polin -la madre de Hersh, uno de los rehenes secuestrados por Hamás el 7 de octubre- vuelve a dirigirse en un nuevo vídeo a "nuestros amigos cristianos de todo el mundo" que ayer comenzaron la Cuaresma.
"Cuaresma llena de sentido"
"Hoy - dice Rachel en el vídeo - es el 131º día (desde el secuestro de su hijo), y es también Miércoles de Ceniza para nuestros vecinos y amigos cristianos de todo el mundo, que tanto nos han apoyado personalmente y a las familias de los rehenes. Por tanto, les deseo una Cuaresma llena de sentido y significado".
Los rehenes volverán a casa 'pronto, antes de Pascua'
La madre de Hersh recuerda que la Cuaresma es ese periodo de cuarenta días antes del Sábado Santo, que precede a la Pascua y, añade, "son cuarenta días que muchos cristianos dedican al arrepentimiento y la autorreflexión, dando limosna y absteniéndose de entregarse a ciertos placeres. Sirve para fomentar una conexión espiritual más profunda". El deseo dirigido a todos es el de "una Cuaresma muy fructífera". "Y también seguimos rezando", concluye, "para que Hersh y todos los rehenes vuelvan a casa mucho, mucho antes de Pascua, inmediatamente, pronto".
De la misma tenaz esperanza habían sido antes las palabras de la mujer. Y en el vídeo de la Nochebuena del año pasado, dirigiéndose en particular a Francisco, había agradecido al Papa su participación en el dolor de las familias de los secuestrados, que viven desde hace más de cuatro meses una terrible suspensión. "Nos ha conmovido de verdad el hecho de que te preocupes por todos los hijos de Dios", había dicho, mostrando en cada ocasión su convicción de que es precisamente el compartir el sufrimiento la raíz de una paz verdaderamente sólida.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí