Muerte y vida en Rafah. Nace Sabreen, esperanza en el horror de la guerra
Francesca Sabatinelli – Ciudad del Vaticano
De los mismos escombros que sepultaron a su familia, recibió la vida Sabreen Jouda, nacida de una madre asesinada por efectos de las bombas israelíes que, como último acto de una existencia destrozada por la furia de la guerra, protegió a la hija que llevaba en su vientre durante treinta semanas. Ella vino al mundo, huérfana prematura, en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, pocos segundos después del último aliento de su madre, Sabreen al-Sakani, asesinada junto con su marido Shoukri y la pequeña Malak, de tres años por el bombardeo, el sábado por la noche, de la casa donde se habían refugiado.
La hija de una mártir
Sabreen tiene el nombre de su madre, elección de los médicos que le practicaron la cesárea mientras la mujer agonizaba en el hospital kuwaití de la ciudad. Una decisión tomada rápidamente: dar a luz al bebé a cualquier precio de ese cuerpo ahora moribundo, sin más actividad cerebral, y que, en unos instantes, también se llevaría consigo a la criatura a la tumba. Y allí, sobre un trozo de alfombra, las delicadas manos enguantadas de los sanitarios la salvaron, le dieron aliento, bombearon aire a su cuerpecito. En la cinta adhesiva que la identifica se lee "la hija de la mártir Sabreen al-Sakani". Sus condiciones no son estables y todavía está en riesgo, "porque fue privada del derecho a estar en el vientre de su madre", explican los doctores.
Las culpas de los niños
El recién nacido, cuyas fotografías están dando la vuelta al mundo, es el rostro de la tragedia y de todos los huérfanos que está dejando esta guerra, unos veinte mil según fuentes de Unicef. Sin embargo, también es un signo de esperanza: es el milagro de Gaza. Junto a las imágenes de destrucción y muerte, aparecen ahora las de Sabreen Jouda, en la incubadora, una de las pocas que siguen en funcionamiento. Allí permanecerá unas semanas, luego será atendida por su familia, tíos y abuelos, a quienes las bombas les arrebataron a sus hijos y a otra sobrina. “¿Qué tienen ellos que ver con esto?”, es el grito incesante y doloroso que acompaña a los 15 mil niños que han muerto desde el inicio de la guerra.
Patton: la vida prevalece sobre la muerte
La esperanza es que "esa pequeña niña que nace en medio de un contexto de muerte sea también un signo de vida para toda Gaza y para toda Tierra Santa", son las palabras del Custodio de Tierra Santa, el padre Francesco Patton a quien la imagen de la niña nacida de su madre muerta nos hizo reflexionar sobre el significado de "una frase de la secuencia de Pascua: mors et vita duello conflixere mirando, 'muerte y vida se encuentran, en un duelo prodigioso', de un lado la muerte, pero, del otro lado está toda la fuerza de la vida que continúa y quiere prevalecer sobre toda forma de muerte”.
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