Alto el fuego en Kivu del Norte entre la RD del Congo y Ruanda
Michele Raviart – Ciudad del Vaticano
El alto el fuego entre el ejército de la República Democrática del Congo y el movimiento rebelde M23, que combate en Kivu del Norte, al este del país, comenzará a medianoche del 4 de agosto. Así lo ha anunciado la presidencia de Angola, mediadora en el acuerdo alcanzado en Luanda entre la República Democrática del Congo y Ruanda, acusada por Kinshasa de apoyar a los rebeldes de etnia tutsi, a pesar de los desmentidos de Kigali.
Aún no se ha especificado qué partes han alcanzado el acuerdo, ni cuáles son sus términos y duración, aunque un portavoz del ministro de Asuntos Exteriores de la República Democrática del Congo confirmó que el alto el fuego estará en vigor indefinidamente.
Tregua humanitaria en marcha
Desde principios de julio, el ejército congoleño y el M23 – cuyos miembros son objeto de sanciones por parte de Estados Unidos y la Unión Europea – habían acordado un alto el fuego humanitario de dos semanas que expirará el 3 de julio. El nuevo alto el fuego, según confirmó la presidencia angoleña, estará supervisado por un mecanismo de verificación similar al que existe para la tregua en curso.
Casi dos millones de desplazados
A nivel internacional, hay felicitaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores belga, que en un comunicado «agradece a Angola su papel crucial» y «anima a las partes a mantener sus compromisos», en lo que describe como «un paso esencial para aliviar el sufrimiento de la población y poner fin a la violencia en el este del Congo».
Los combates en Kivu Norte, de hecho, según estimaciones de la ONU, han desplazado hasta ahora a cerca de un millón setecientas mil personas, parte de las siete millones doscientas mil causados por los diversos conflictos en la República Democrática del Congo.
El llamamiento del Papa
El pasado 16 de junio, tras el rezo del Ángelus, el Papa Francisco hizo un llamamiento para que se haga «todo lo posible para detener la violencia y salvaguardar la vida de los civiles» en Kivu del Norte.
Entre las víctimas – había recordado el Pontífice – hay muchos cristianos asesinados in odium fidei, es decir por odio contra la fe. «Son mártires. Su sacrificio es una semilla que germina y da fruto, y nos enseña a dar testimonio del Evangelio con valentía y coherencia».
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