Amenazada por el agua, Indonesia traslada su capital a la foresta
Delphine Allaire – Ciudad del Vaticano
Es un proyecto titánico que Indonesia ha emprendido desde el 2022. El objetivo es trasladar su capital administrativa, actualmente la superpoblada (con doce millones de habitantes) y muy contaminada Yakarta, a la verde y casi desierta isla de Java, en Borneo. La inauguración oficial de la nueva ciudad, Nusantara, en el corazón de la foresta, se celebró el pasado 17 de agosto, día de la independencia indonesia obtenida de los Países Bajos. El gobierno saliente de Joko Widodo ya celebró allí su primera reunión de trabajo. Se espera que el proyecto esté terminado en cinco fases hasta el 2045, con un coste estimado de treinta y dos mil millones de dólares.
Para el archipiélago que cuenta con diecisiete mil islas, que el Papa Francisco visitará del 3 al 6 de septiembre, es el signo de una triple ambición: económica, tecnológica y ecológica, tal como afirma en una entrevista a los medios vaticanos Manuelle Franck, especialista en geografía urbana y regional del sudeste asiático y presidente de Inalco Industry hasta 2019.
¿Cuáles son las razones alegadas por las autoridades para trasladar la capital administrativa de Yakarta a Nusantara?
Yakarta es una ciudad muy contaminada porque está rodeada de centrales eléctricas de carbón para la producción de electricidad. Es una ciudad congestionada, con muchos atascos y problemas de tráfico, y el transporte público está poco desarrollado. Las inundaciones son un fenómeno recurrente, casi anual. Están relacionadas con la situación geográfica de la ciudad: Yakarta está situada en una llanura baja, con parte de la ciudad incluso por debajo del nivel del mar.
Esta llanura está irrigada por los ríos principales y una docena de ríos secundarios que se desbordan durante la época de las lluvias. La ciudad se convierte entonces en una especie de alcantarilla que lleva sus caudales hacia el mar. Cuando estos ríos se desbordan, se producen inundaciones.
Además, no todos los barrios tienen agua corriente, lo que significa que muchos hogares y empresas tienen que bombear agua de la capa freática. Esto también contribuye al hundimiento del suelo.
¿Esta decisión también está motivada por una cuestión de equilibrio territorial, es decir, descongestionar la isla de Java, donde se encuentra Yakarta, y abrir la isla de Borneo, donde se está construyendo Nusantara?
En Indonesia existe un fuerte desequilibrio territorial entre Java y las demás islas indonesias. La isla de Java, que representa el 7% del territorio nacional, alberga el 56% de la población. Esto es ciento cincuenta y un millones de habitantes en ciento treinta mil kilómetros cuadrados, una densidad de población muy alta. Java también produce el 57% del producto interior bruto del país y es la isla donde se concentran más ciudades, muy grandes y muy pobladas: siete de cada diez de las ciudades más pobladas están en Java.
El desequilibrio también es evidente entre Indonesia oriental y occidental. Toda la Indonesia oriental está muy alejada del centro de gravedad económico y político, la isla de Java, pero también de toda la Indonesia occidental. En cambio, Indonesia occidental está cerca del estrecho de Malaca, por donde pasan dos tercios del comercio mundial, y forma parte del eje de integración económica de Asia oriental, muy fuerte y dinámico, que se extiende desde Japón hasta Corea, pasando por China y los países del sudeste asiático.
¿Qué aspecto tiene Nusantara en el corazón de la foresta de Borneo?
El lugar elegido pertenece a la provincia oriental de Kalimantan, la parte de Borneo que pertenece a Indonesia, la otra incluye Malasia y el Sultanato de Brunéi. Es una región rica en recursos naturales – petróleo, carbón, minerales, madera – y ha desarrollado plantaciones industriales de pasta de papel y eucalipto.
¿Qué problemas ecológicos y medioambientales plantea el proyecto?
La imagen de la isla de Borneo es la de un foresta tropical, uno de los pulmones verdes de Indonesia. En realidad, la foresta es secundaria, formada en gran parte por plantaciones industriales, pero la isla se beneficia no obstante de varios programas internacionales, sobre todo de protección de la biodiversidad. En el mismo lugar donde se construirá la nueva capital, aún quedan importantes zonas de bosques primarios protegidos y manglares, los bosques costeros que crecen a lo largo de los ríos.
Para que esta capital se desarrolle realmente y se utilice como capital nacional, habrá que construir nuevas carreteras que conecten todas las partes de la isla de Borneo con la nueva ciudad. El Sultanato de Brunei, por ejemplo, ha anunciado planes para construir una línea de ferrocarril hasta la nueva capital. Todo ello hará accesibles zonas de la isla que hasta ahora han sido poco visitadas y, por tanto, poco explotadas.
¿Qué pasa con los pueblos indígenas y las tribus locales que vivían allí? ¿Hay problemas de acaparamiento de tierras?
Según las autoridades, el problema del terreno es actualmente el que frena la rápida realización del proyecto que el actual presidente quiere ver terminado antes del final de su mandato, el próximo mes de octubre. Desde el principio, en el 2022, quiso que las obras se realizaran a toda velocidad, al menos las de la ciudad administrativa, para poder inaugurar la nueva capital el 17 de agosto, pero también para empezar a instalar los servicios administrativos antes del final de su mandato, de modo que fuera muy difícil abandonar el proyecto.
¿Cuál es el plan de construcción de la nueva capital y en qué condiciones trabajan los obreros?
De los futuros dos mil quinientos cincuenta kilómetros cuadrados de la ciudad en su conjunto – según el plan, en el 2045 habrá una ciudad administrativa, luego un centro urbano y finalmente zonas económicas – la parte actualmente en construcción corresponde a la pequeñísima parte del centro administrativo. Son sólo nueve kilómetros cuadrados que abarcan el palacio presidencial, una serie de edificios y viviendas para ministros, algunos ministerios y torres para alojar a altos funcionarios.
¿Cuál es el objetivo de esta moderna ciudad, concebida como la "capital verde del futuro"?
El plan director del proyecto evoca una ciudad de la foresta, una ciudad ecológica e inteligente que utilizará todas las herramientas, desde la tecnología digital hasta la Inteligencia Artificial, para mejorar la huella de carbono de la ciudad, pero también para gestionarla y hacerla segura. Esto significa no sólo crear una foresta dentro de la ciudad, sino también construir una ciudad dentro de la foresta.
La idea es "reparar la foresta". La ambición última es crear una ciudad en ósmosis con la foresta, creando un verdadero ecosistema en Borneo al tiempo que se repara la foresta degradada que rodea la ciudad.
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