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Foto de archivo Foto de archivo  (ANSA)

COP29, acuerdo sobre la reducción del carbono

En la cumbre sobre el clima que se lleva a cabo en Baku, está vivo el debate sobre las fuentes de energía. El enviado norteamericano Jhon Podesta asegura: la Casa Blanca no detendrá su compromiso para el ambiente.

Pierluigi Sassi - Baku Stadium

Los medios de todo el mundo siguen hablando sobre la noticia de la Organización Meteorológica Mundial, según la cual el 2024 será el año más caliente de siempre. Pero la noticia realmente grave es que los años más calientes fueron los últimos diez, porque el que estamos viviendo no es un pico de calor, sino una tendencia inexorable. 

¿Qué harán, pues, en Baku, los políticos de nuestro tiempo? ¿Estarán a la altura del desafío que se nos presenta?

El presidente saliente de la Cop28, Sultan Al Jaber, abrió los trabajos afirmando que “somos lo que hacemos y no lo que declaramos”; una frase con la que quiso animar a los delegados a actuar, pero también hacer alusión al acuerdo histórico alcanzado en Dubai sobre la salida de las energías fósiles en el 2050. Lamentable que el escándalo de los muchos negocios sobre gas y petróleo que se realizaron durante la preparación de la Cop28 se estén repitiendo también en Azerbaiyán. 

Ciertamente para los países productores de petróleo no es fácil renunciar a toda esa riqueza, y es probable que un paso atrás respecto a las energías fósiles lo harán solamente cuando el mercado de las energías renovables estará maduro y sus inversiones imponentes les habrán asegurado el mantenimiento del liderazgo energético. 

Tras darse a conocer la noticia de la intención de Donald Trump de salir del Acuerdo de París en el día de su asunción, el 20 de enero, sorprende que en Baku el enviado norteamericano, John Podesta, tranquilice a todos afirmando que la Casa Blanca no detendrá jamás su compromiso con el medioambiente. 

Se trata de contradicciones que se comprenden mejor cuando en el mismo Wall Street Journal que hizo pasar la indiscreción, se describe Xi Jinping como el líder global de la energía renovable. Energía que China exporta en todas las direcciones, también en los países en vías de desarrollo. 

Antes o después el mercado energético cambiará completamente, y todos los saben, sobre todo la Casa Blanca, que las posicione negacionistas serán contraproducentes. 

Lo demuestran también los nuevos objetivos de descarbonización del Reino Unido, que apunta a reducir las emisiones del 81% respecto a los años ’90, a través de ingentes inversiones en la energía eólica off-shore.

Más allá de los análisis geopolíticos, debe decirse que, en el primer día de negociaciones, la Cop29 aprobó el tan anhelado artículo 6 que fue discutido desde hace años para abrir el mercado mundial del carbono. Lo que ralentiza la decisión sobre lo que podría ser desde hace tiempo un precioso instrumento para la reducción de las emisiones y para la financiación de los países pobres fue siempre la dificultad técnica de asegurar al mundo un mercado del carbono confiable. Es demasiado fácil contar dos veces la CO2 capturada o estafar instituciones y ciudadanos con proyectos pocos transparentes. 

Resulta extraño que después de tantos años de incertidumbres la Cop29 se haya apresurado a aprobar el artículo 6 sin realmente desatar estos importantes nudos. ¿Es tal vez la prisa de llevar un resultado de credibilidad a una Conferencia Mundial amenazada por todas partes?

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13 noviembre 2024, 14:30