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Camboya, manifestaciones contra el uso de minas (AFP) Camboya, manifestaciones contra el uso de minas (AFP)

Minas antipersonas: La voz del Papa habla a las conciencias de los Estados

Fabrizio Battistelli, presidente del Archivio Disarmo, se refiere al llamamiento de Francisco para detener "inmediatamente" la producción y el uso de las bombas: hay superpotencias y países en guerra que no quieren firmar la Convención, son armas potencialmente peligrosas a largo plazo tanto para los seres humanos como para el medio ambiente.

Giancarlo La Vella - Ciudad del Vaticano

La comunidad internacional carece de total adhesión al Tratado sobre la prohibición del uso, almacenamiento, producción, venta de minas antipersonal y su destrucción. Por este motivo, se está celebrando en Camboya una conferencia para la revisión del acuerdo, firmado en Ottawa, Canadá, el 3 de diciembre de 1997. El mensaje del Papa Francisco, firmado por el cardenal Pietro Parolin, que contiene el llamamiento a ratificar el acuerdo y no para producir y utilizar estas armas letales. En Camboya tuvo lugar una marcha pacifista bajo el lema "Un mundo sin minas antipersonas".

Promover la diplomacia

Para facilitar una posible elección diplomática frente a las guerras en el mundo, en particular en Ucrania y Oriente Medio, es urgente y necesario que las minas antipersonas sean definitivamente prohibidas y que el mayor número posible de Estados se adhieran al tratado pertinente. Hoy, sin embargo, Estados Unidos, Rusia y China no forman parte de ella, afirma Fabrizio Battistelli, presidente de Archivio Disarmo, al igual que una serie de países que dan una percepción de mayor seguridad a la construcción, posesión y uso de minas.

¿Cuál es el escenario actual sobre la producción y el uso de estos dispositivos?

Lo útil de la Convención es el hecho de que prohíbe la producción y el comercio de minas para no dejarlas llegar al campo de batalla y lamentablemente esto nunca será posible mientras exista un gran grupo de productores que sigan suministrando estos artefactos, eludiendo la Convención que prohíbe su producción. Hay al menos quince productores de minas antipersonas en el mundo que no han firmado el Tratado, al igual que las superpotencias. Y luego están los países que, por parcialidad, nunca se adhieren a los tratados internacionales porque sienten que están en guerra. Por tanto, el mercado sigue abierto y el Estado que quiera adoptar este tipo de armas insidiosas puede hacerlo contactando directamente con los productores, comprándolas e incluso declarando que tiene derecho a ellas. Además, está el daño irreparable también a nivel medioambiental, porque, digan lo que digan, estos sistemas permanecen activos con el tiempo, aunque en algunos casos estén programados para volverse inactivos. En realidad, siempre existe el riesgo de que exploten de formas y tiempos diferentes a los esperados y en cualquier caso siguen siendo materiales potencialmente peligrosos y nocivos que contaminan el medio ambiente.

¿Qué esperanzas tiene de ser aceptado el llamamiento del Papa?

Los llamamientos del Santo Padre son siempre autorizados desde el punto de vista moral. Psicológicamente ponen a personas o sujetos, en este caso colectivos estatales, en crisis temporal. Pero entonces habrá que poner en marcha un mecanismo multilateral de acuerdos internacionales para poner en práctica el llamamiento del Papa. Además, la de Francisco es una de las últimas y únicas voces que pueden hablar y al menos ser escuchadas y, por tanto, como tal son siempre un testimonio muy importante, porque existe la necesidad de una revisión de la convención contra las minas antipersonal. Sin duda, el problema más grave de todos es el del número insuficiente de adherentes a esta Convención, en el sentido de que hay un grupo de Estados refractarios, es decir, de Estados que no aceptan firmar acuerdos sobre control de armamentos, aunque sean tan letales como las minas. Así, tenemos 133 Estados firmantes en todo el mundo, algunos de los cuales también eran productores de minas, pero luego abandonaron el sector. En cambio, también tenemos estos países intransigentes que no quieren verse asociados con la prohibición de las minas. Así que el intento importante es también relanzar el proceso de suscripción.

Otra de las cuestiones que surgieron en el momento del primer borrador de la Convención sobre minas antipersonal fue la relativa al hecho de que varios países signatarios de hecho continuaron distribuyendo las minas que ya tenían almacenadas...

Quizás este no sea el principal problema, porque en realidad estas reservas también se han agotado con el tiempo. El problema sigue siendo el de los grandes países productores que siguen produciendo al mismo ritmo que antes.

Esperando un mundo capaz de dialogar, la presencia de minas aún deja vivo el sentimiento de resentimiento de los atacados hacia el país agresor, impidiendo el inicio de un verdadero diálogo de paz...

Ciertamente, no utilizar minas ayuda a aliviar las tensiones entre países que han luchado entre sí. Así pues, el uso de minas es una prueba demostrada de este obstáculo a la diplomacia.

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27 noviembre 2024, 09:50