Sudán: el ejército avanza, pero el sufrimiento no da tregua
Giada Aquilino – Ciudad del Vaticano
Una batalla feroz y sangrienta. Así se describe el enfrentamiento de las últimas horas en Jartum entre el ejército sudanés y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), en el marco de una guerra que enfrenta desde el 15 de abril del 2023 a las tropas del general Abdel Fattah al-Burhan y a las milicias dirigidas por el general Mohamed Hamdan Dagalo.
El ejército sudanés anunció que había reconquistado el palacio presidencial de la capital, cuya posesión estaba en manos de paramilitares desde inmediatamente después del estallido del conflicto, y la RSF declaró haber lanzado un ataque en el que habrían muerto decenas de soldados. Tres periodistas de la televisión estatal sudanesa murieron en los actos de violencia. También se anunció la toma por el ejército de otro edificio clave, la sede del Banco central.
Zonas de influencia
Mientras tanto, el avance del ejército en Jartum se ve contrarrestado por una consolidación de los paramilitares en el oeste, con las fuerzas de al-Burhan controlando más el norte y el este y los paramilitares – que han anunciado en repetidas ocasiones un gobierno paralelo en las zonas bajo su influencia –más presentes en la región occidental de Darfur y en partes del sur, lo que presagia una división de facto del país.
«No aceptamos una división de Sudán, sería un gran sufrimiento», afirma Adam Nor Mohammed, portavoz de la comunidad de refugiados sudaneses en Italia.
«Recientemente, los paramilitares de la RSF han creado un mini gobierno que, como sudaneses y como diáspora, no reconocemos. Sin embargo, es cierto que estas milicias están presentes en la región de Darfur: esta semana hubo un fuerte ataque por su parte, con 700 coches y vehículos, en Malha, Darfur Norte, la última ciudad del desierto entre Libia y Sudán. Masacraron a cientos de civiles, pero el ejército sudanés consiguió repelerlos».
Emergencia en todo el país
En dos años de operaciones bélicas – que estallaron cuando el país intentaba poner en marcha una trabajosa transición hacia un gobierno democrático tras la deposición de Omar al-Bashir en 2019 – el conflicto se ha cobrado decenas de miles de vidas, en un recuento difícil de definir y verificar debido a la profunda inseguridad.
Más de 12 millones son desplazados internos y más de 3 millones refugiados en los países vecinos, principalmente en Chad, Egipto y Sudán del Sur. La ONU ha calificado la de Sudán como la mayor crisis humanitaria del mundo. Las estimaciones hablan de unos dos millones de personas afectadas por la inseguridad alimentaria extrema: 320.000 ya padecen hambre.
«Se vive muy mal. Yo – dice el activista, que lleva más de 20 años en Italia y ahora es estudiante universitaria, mediador cultural y educador en un hogar familiar para menores extranjeros no acompañados – soy originario de El Geneina, en Darfur occidental, en la frontera con Chad, y mi madre está en un campo de refugiados en Chad».
«La situación es inhumana, hay mucho sufrimiento. Incluso en Chad, un campo de refugiados fue atacado hace unos días, al igual que ocurrió en el campo de Zamzam, en el norte de Darfur, donde faltan alimentos y agua: sabemos – refiere – que estas milicias ni siquiera dejan pasar la ayuda humanitaria, por lo que la situación es realmente terrible. Ancianos, niños, mujeres están en peligro, también faltan medicinas y cuidados».
Las dos partes enfrentadas han sido acusadas de crímenes de guerra, y la RSF también de genocidio. Tanto el ejército como los paramilitares niegan las acusaciones, mientras las armas siguen llegando al país, en una red de alianzas internacionales – los analistas hablan de Rusia, Irán, los países árabes – con cada una de las facciones beligerantes. «Incluso en algunos envíos de ayuda se han encontrado armas, hay documentos que lo demuestran», afirma el activista.
No dejar que decaiga la atención de la comunidad internacional
En este contexto, el llamamiento de la comunidad de refugiados sudaneses en Italia es, sobre todo, a no dejar que los focos se apaguen sobre su país. El Papa Francisco, también en el texto preparado para el Ángelus del domingo pasado, pidió que se siga «rezando por la paz» en Sudán.
«Es muy importante que la atención internacional no decaiga. Sudán estuvo 'cerrado' durante treinta años cuando al-Bashir estaba en el poder, pero incluso en esta etapa, por desgracia, apenas se habla de ello».
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