Sudán del Sur, la paz tan frágil como necesaria de preservar
Valerio Palombaro - Ciudad del Vaticano
Sudán del Sur corre el riesgo de volver a sumirse en la pesadilla de la guerra civil. Las tensiones de las últimas semanas, culminadas con la detención del vicepresidente Riek Machar, hacen que parezca tan lejano aquel 11 de abril de hace seis años, cuando el papa Francisco recibió en el Vaticano a los nuevos líderes políticos sursudaneses, tras el acuerdo mediado por la Iglesia para poner fin a la contienda que ensangrentó al «joven» país africano con 400.000 víctimas entre 2013 y 2018.
El gesto del pontífice y la urgencia de la paz
Pero aquel gesto fuerte de Francisco, que rompiendo el protocolo se inclinó para besar los pies de los que habían sido rivales, el presidente Salva Kiir y el vicepresidente Riek Machar, vuelve hoy con toda su fuerza disruptiva para subrayar la urgencia de preservar la paz. La oposición sursudanesa, tras la detención de Machar, declaró «abrogado» el acuerdo de paz de 2018. La comunidad internacional, sin embargo, tomó medidas para evitar una ruinosa reanudación de las hostilidades.
La guerra en el vecino Sudán y la inestabilidad en el Cuerno de África
Las labores de mediación en Juba están encomendadas al ex primer ministro keniano Raila Odinga, designado por la Comunidad de África Oriental como enviado para evitar la deflagración de un conflicto que, en palabras del secretario general de la ONU, António Guterres, «el Cuerno de África, ya de por sí en crisis, no puede permitirse». Sudán del Sur, una de las naciones más pobres del mundo a pesar de sus enormes recursos petrolíferos, ha recibido de hecho a decenas de miles de personas desplazadas por la guerra en el vecino Sudán durante los dos últimos años. Una carga adicional para un país extremadamente frágil, que hace siete años pudo cerrar la dolorosa página de la guerra civil, que estalló tras la independencia en 2011, con un acuerdo de reparto de poder entre los líderes de las facciones enfrentadas: Kiir y Machar.
El aplazamiento de las elecciones
Las advertencias sobre la fragilidad del acuerdo, que se han hecho evidentes en las últimas semanas con la escalada de la confrontación política y el retorno de episodios violentos, ya se dieron a finales de 2024, cuando el presidente Kiir aplazó dos años la crucial fecha de las elecciones. Se trata de una de las disposiciones clave del acuerdo de paz, sin la cual la transición democrática no puede considerarse definitivamente concluida. Sobre todo teniendo en cuenta que Sudán del Sur no ha celebrado elecciones desde su independencia hace 14 años.
El llamamiento de la Iglesia local
La Conferencia Episcopal de Sudán y Sudán del Sur (SCBC) se ha pronunciado en los últimos días sobre la crisis en Sudán del Sur. «La detención de líderes de la oposición y la implicación de fuerzas militares extranjeras, especialmente el despliegue de las Fuerzas de Defensa del Pueblo de Uganda, no han hecho más que aumentar los temores y la desconfianza. Tales acciones corren el riesgo de convertir nuestro amado país en un campo de batalla para intereses ajenos y manipulaciones políticas», reza la declaración del 28 de marzo firmada por el cardenal Stephen Ameyu Martin Mulla, arzobispo de Juba y presidente de la SCBC.
«Advertimos a nuestros líderes de que si Sudán del Sur recae en la violencia a gran escala, las consecuencias serán catastróficas», prosiguen los obispos en el documento, y añaden que «la pérdida de vidas, el colapso de la unidad nacional y el desmoronamiento de las ya frágiles instituciones serán devastadores para las generaciones futuras».
Los obispos también hacen un llamamiento a la sociedad civil, a los jóvenes y a la comunidad internacional para que se unan contra la guerra y trabajen por la paz. «Seguimos dispuestos a mediar por el entendimiento, a ser la voz de los que no tienen voz y a trabajar codo con codo con todos los que buscan una paz auténtica», reza el final del mensaje.
La alarma de la ONU
«Sudán del Sur está a punto de sumirse en un nuevo conflicto», advirtió a finales de marzo Nicholas Haysom, jefe de la Misión de la ONU en Sudán del Sur (UNMISS). Una reanudación de la guerra civil devastaría Sudán del Sur y tendría repercusiones en toda la región», añadió Haysom, denunciando los ataques aéreos contra civiles en el noreste del país.
El enfrentamiento por el poder, y por tanto la necesidad de elecciones democráticas, siguen siendo las cuestiones clave por resolver. Según diversos analistas, Kiir, de 73 años, lleva meses intentando asegurar su sucesión aislando políticamente a Machar. Desde principios de febrero, más de 20 aliados políticos y militares del vicepresidente han sido detenidos. El «brazo armado» del partido de Machar también acusó a las fuerzas de seguridad leales a Kiir de atacar dos de sus centros de formación cerca de Juba.
Los centros de entrenamiento se habían creado para facilitar la integración de las fuerzas de la oposición en un ejército único, otra disposición inconclusa del acuerdo de paz. La vía del diálogo sigue siendo la más poderosa para superar la lógica del poder, la rivalidad y la guerra. Y el gesto del Papa, renovado por su viaje a Sudán del Sur en febrero de 2023 y el Ángelus, está ahí para recordárnoslo.
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