Homilía del Papa: la cháchara es una actitud asesina
Debora Donnini – Ciudad del Vaticano
En la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta el Papa Francisco invitó a trabajar por la unidad verdadera y advirtió que en la falsa unidad se critica, se condena y, al final, se divide. La reflexión del Pontífice giró en torno a estos dos tipos de unidad, a estos dos caminos, inspirándose en la Palabra propuesta por la Liturgia del día que se refiere, precisamente, a la unidad verdadera de la que habla Jesús en el Evangelio (Jn 17, 20-26), esa que Él tiene con el Padre y a la que quiere llevarnos también a nosotros. Se trata de “una unidad de salvación”, “que hace a la Iglesia”, una unidad que va hacia la eternidad.
Y subrayó que “cuando nosotros, en la vida, en la Iglesia o en la sociedad civil, trabajamos por la unidad” estamos en el camino que Jesús ha trazado.
La falsa unidad termina por dividirnos
Pero también existe, precisamente, la “unidad falsa”, como esa de los acusadores de San Pablo en la Primera Lectura del día (Hch 22, 30; 23, 6-11). Inicialmente se presentan como un bloque único para acusarlo. Pero Pablo que era “despabilado”, es decir, que tenía una sabiduría humana y también la sabiduría del Espíritu Santo, echa “la piedra de la división” diciendo que ha sido “llamado a juicio a causa de la esperanza en la resurrección de los muertos”.
En efecto, una parte de esta falsa unidad estaba compuesta por los saduceos que afirmaban que no “hay resurrección, ni ángeles, ni espíritus”, mientras los fariseos profesaban estas cosas. Por lo tanto, Pablo logra destruir esta unidad falsa, que “no tenía consistencia”, porque estalla una disputa y la asamblea que lo acusaba se divide.
De pueblo a masa anónima
En otras persecuciones padecidas por San Pablo, se ve después que el pueblo grita sin saber ni siquiera qué es lo que está diciendo, y son “los dirigentes” los que sugieren qué cosa gritar:
“Esta instrumentalización del pueblo es también un desprecio del pueblo, porque lo convierte de pueblo en masa. Es un elemento que se repite tanto, desde los primeros tiempos hasta ahora. Pensemos en esto. El Domingo de Ramos es: Todos los aclaman, ‘Bendito eres tú, que vienes en nombre del Señor’. Al viernes siguiente, la misma gente grita: ‘Crucifícalo’. ¿Qué cosa ha sucedido? Le han lavado el cerebro y le han cambiado las cosas. Y han convertido al pueblo en masa, que destruye”.
También hoy se habla mal del prójimo para condenar
El Papa explicó asimismo que “se crean condiciones oscuras” para condenar a la persona y después la unidad se deshace. Un método con el que ha sido perseguido Jesús, Pablo, Esteban y todos los mártires; y es muy usado también hoy, recordó Francisco.
Por ejemplo, “en la vida civil, en la vida política, cuando se quiere hacer un golpe de Estado”: “Los medios de comunicación comienzan a hablar mal de la gente, de los dirigentes, y, con la calumnia, la difamación, los ensucian”. Después llega la justicia, “los condena, y al final, se hace el golpe de Estado”. Una persecución que se ve también cuando la gente en el circo gritaba para ver la lucha entre los mártires y las fieras o los gladiadores.
Atentos a las críticas en las comunidades parroquiales
Siempre el eslabón de la cadena “para llegar a la condena” es este “ambiente de unidad falsa”, evidenció el Obispo de Roma, y añadió:
“Y también, en una medida más reducida, sucede lo mismo en nuestras comunidades parroquiales por ejemplo, cuando dos o tres comienzan a criticar a otro. Y comienzan a hablar mal de aquel… Y hacen una unidad falsa para condenarlo; se sienten seguros y lo condenan. Lo condenan mentalmente, como actitud; después se separan y hablan mal, uno contra el otro, porque están divididos. Por esta razón la cháchara es una actitud asesina, porque mata, elimina a la gente, arruina la ‘fama’ de la gente”.
Caminar por el camino de la verdadera unidad
“La cháchara” es lo que han usado con Jesús: para desacreditarlo y una vez desacreditado, matarlo:
“Pensemos en la gran vocación a la que estamos llamados: la unidad con Jesús, el Padre. Y por este camino debemos ir, hombres y mujeres que se unen y que siempre tratan de ir adelante por el camino de la unidad. Y no las unidades ficticias, que no tienen sustancia, y que sólo sirven para dar un paso más y condenar a la gente, y llevar adelante intereses que no son los nuestros: intereses del príncipe de este mundo, que es la destrucción. Que el Señor nos dé la gracia de caminar siempre por el camino de la verdadera unidad”.
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