Papa : la belleza de la pareja es su semejanza con Dios
Adriana Masotti – Ciudad del Vaticano
La belleza del matrimonio fue el tema acerca del que reflexionó el Papa en una celebración eucarística en la que participaron siete parejas que festejan algunas el 50° otras y el 25° aniversario de matrimonio.
Se puede o no se puede
El Papa comentó el pasaje del Evangelio según San Marcos que se refiere a la intensión de los fariseos de poner a prueba a Jesús, haciéndole una pregunta que Francisco definió “casuística”, es decir, ese tipo de preguntas de la fe – explicó – que se pueden resumir en un “se puede o no se puede” y “donde la fe está reducida a un sí o a un no”. Y precisó:
“No el gran ‘sí’ o el gran ‘no’ de los cuales hemos oído hablar, que es Dios. No: se puede o no se puede. Y la vida cristiana, la vida según Dios, según esta gente, está siempre en el ‘se puede’ o ‘no se puede”.
Miremos la belleza del matrimonio
La preguntan que le plantean a Jesús se refiere al matrimonio, destacó el Papa Bergoglio. Quieren saber si es lícito o no a un marido repudiar a su propia esposa. Pero, dijo Francisco, el Señor va más allá, y llega hasta la Creación, y habla del matrimonio como algo de lo más bello que Dios ha creado en aquellos siete días.
“Desde el inicio de la creación, Dios los hizo macho y hembra. Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos se convertirán en una carne sola”. “Es fuerte lo que dice el Señor”, comentó el Papa. Habla de “una carne” que no se puede dividir. Jesús “deja el problema de la separación y va a la belleza de la pareja”.
Y el Papa recomienda: “Nosotros no debemos detenernos, como estos Doctores, en ‘se puede’, o ‘no se puede’ dividir un matrimonio. A veces está la desgracia de que el matrimonio no funciona y es mejor separarse para evitar una guerra mundial – dijo – pero ésta es una desgracia. Vayamos a ver lo positivo”.
Ir siempre adelante se puede
Además, el Pontífice recordó que cuando se encontró con una pareja que festejaba sesenta años de matrimonio, ante su pregunta de: “¿Son felices?”, los dos se miraron y sus ojos se llenaron de lágrimas por la conmoción y le respondieron: “¡Estamos enamorados!”.
“Es verdad que hay dificultades, hay problemas con los hijos o en la misma pareja, discusiones, peleas… pero lo importante es que la carne permanezca una y se superan, se superan, se superan. Y éste no es sólo un sacramento para ellos, sino también para la Iglesia, como si fuera un sacramento que che llama la atención: ‘Pero, ¡miren que el amor es posible!’. Y el amor es capaz de hacer vivir enamorados durante toda una vida: en la alegría y en el dolor, con el problema de los hijos y el problema propio… pero ir siempre adelante. En la salud y en la enfermedad, ir siempre adelante. Ésta es la belleza.
La pareja a imagen y semejanza de Dios
El hombre y la mujer han sido creados a imagen y semejanza de Dios y el mismo matrimonio se convierte así en su imagen. Por esta razón, dijo el Papa, es tan bello: “El matrimonio es una predicación silenciosa para todos los demás, una predicación de todos los días”.
“Es doloroso cuando esto no es noticia: los periódicos, los telediarios, no toman esto como noticia. Esta pareja, tantos años juntos, no es noticia. Sí es noticia el escándalo, el divorcio, o estos que se separan. A veces se deben separar, como he dicho, para evitar un mal mayor. Pero la imagen de Dios no es noticia. Y ésta es la belleza del matrimonio. Están hechos a imagen y semejanza de Dios. Y ésta es nuestra noticia, la noticia cristiana”.
La paciencia es la virtud más importante
Francisco repitió que la vida matrimonial y la familia no son fáciles, y citó la Primera Lectura tomada de la Carta del Apóstol Santiago, que se refiere a la paciencia. Dice que es “quizás la virtud más importante en la pareja – tanto del hombre como de la mujer”. Y concluyó con una oración al Señor “para que dé a la Iglesia y a la sociedad una conciencia más profunda y más bella del matrimonio y que todos nosotros logremos comprenderlo, para contemplar que en el matrimonio está la imagen y semejanza de Dios”.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí