Papa: las Bienaventuranzas representan el verdadero estilo de vida del cristiano
Gabriella Ceraso – Ciudad del Vaticano
El Evangelio, la Palabra del Señor es el “vino nuevo” que nos ha sido dado, pero para ser buenos cristianos se necesita “un comportamiento nuevo”, un “estilo nuevo” que es propiamente “el estilo cristiano” que sólo las “Bienaventuranzas” saben indicar. Es éste el significado de la “palabra clave” que cierra el Evangelio de Marcos de hoy: “Vino nuevo en odres nuevos”. A partir de aquí se inspiró el Pontífice en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Vivir acusando a los demás no es cristiano
“Para comprender qué cosa es el estilo cristiano – dijo Francisco – es mejor tal vez entender las actitudes nuestras que son de un estilo no cristiano”, y citó tres: el “estilo acusatorio”, el “estilo mundano” y el “estilo egoísta”:
El estilo acusatorio es el estilo de aquellos creyentes que siempre tratan de acusar a los demás, que viven acusando: “No, éste, aquel… No aquel, no… aquel no es justo…” y siempre descalifican a los demás. Un estilo – yo diría – de promotores de justicia que siempre están tratando de acusar a los demás. Pero que no se dan cuenta de que es el estilo del diablo: en la biblia al diablo se lo llama el “gran acusador”, el que siempre está acusando a los demás.
El Papa Francisco hizo notar que “ésta es una moda entre nosotros” y que también lo era en tiempos de Jesús, puesto que en diversos episodios el Señor reprocha a los acusadores: “En lugar de mirar la paja en los ojos de los demás, mira la viga en los tuyos”; o: “Aquellos que no han pecado pueden tirar la primera piedra” Por lo tanto, explicó el Papa, “vivir acusando a los demás y “buscando los defectos” no es “cristiano”, “no es un odre nuevo”.
La mundanidad arruina a tanta gente
Es así también para el estilo de vida que Francisco define “mundano”, es decir “del mundo”, precisamente de aquellos católicos que pueden “rezar el Credo”, pero que viven de “vanidad”, soberbia, apegados al dinero”, creyéndose autosuficientes:
El Señor te ha ofrecido el vino nuevo pero tú no has cambiado los odres, no los has cambiado. La mundanidad, la mundanidad que es lo que arruina a tanta gente, ¡a tanta gente! Gente buena pero que entra en este espíritu de la vanidad, de la soberbia, del hacerse ver… No hay humildad y la humildad forma parte del estilo cristiano. Debemos aprenderla de Jesús, de la Virgen, de san José, eran humildes.
La indiferencia no es una actitud cristiana
Hay otro estilo que “se ve en nuestras comunidades – dijo también Francisco – que no es cristiano: es “el espíritu egoísta”, “el espíritu de la indiferencia”. “Me creo un buen católico, hago las cosas, pero no me preocupo por los problemas de los demás; no me preocupo por las guerras, por las enfermedades, por la gente que sufre... ni por mi prójimo”… Es “la hipocresía que Jesús reprochaba a los Doctores de la Ley”. Y entonces, ¿cuál es el estilo cristiano verdadero?
El estilo cristiano es el de las Bienaventuranzas: mansedumbre, humildad, paciencia ante los sufrimientos, amor por la justicia, capacidad de soportar las persecuciones, no juzgar a los demás… Y ese es el espíritu cristiano, el estilo cristiano. Si tú quieres saber cómo es el estilo cristiano, para no caer en este estilo acusatorio, en el estilo mundano y en el estilo egoísta, lee las Bienaventuranzas. Y éste es nuestro estilo, las Bienaventuranzas son los odres nuevos, son el camino para llegar. Para ser un buen cristiano se debe tener la capacidad de rezar el Credo con el corazón, pero también de rezar el Padrenuestro con el corazón.
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