Papa en S. Marta: un corazón sin brújula es un peligro público
Debora Donnini - Ciudad del Vaticano
La reflexión del Papa Francisco esta mañana en la homilía de la Misa en Casa Santa Marta comienza a partir de la Primera lectura de hoy, tomada del Libro de Deuteronomio (Dt 30: 15-20). Se trata de una parte del discurso que Moisés hace al pueblo para prepararlo para ingresar a la Tierra Prometida, colocándolo frente a un desafío que es también la elección entre la vida y la muerte. "Es un llamado a nuestra libertad", explica el Papa, centrándose en particular en tres palabras clave de Moisés: si "tu corazón da marcha atrás", "si no escuchas" y "si te dejas arrastrar hacia postrarte ante otros dioses".
“Cuando el corazón da marcha atrás, cuando toma un camino que no es el correcto – ya sea hacia atrás como otro camino, pero no sigue el camino correcto – pierde la orientación, pierde la brújula, con la que debe avanzar. Y un corazón sin brújula es un peligro público: es un peligro para la persona y para los demás. Y un corazón toma este camino equivocado cuando no escucha, cuando se deja llevar, traído por los dioses, cuando se vuelve idólatra”.
No ser sordos en el alma
Pero no somos capaces de escuchar, "tantos sordos en el alma". "Incluso nosotros en algún momento nos quedamos sordos en el alma, no escuchamos al Señor", reitera el Papa, quien también advierte de los "fuegos artificiales" que nos llaman, "de los dioses falsos" que llaman a la idolatría. Este es el peligro en el camino, "a la tierra que nos ha sido prometida a todos: la tierra del encuentro con Cristo resucitado".
La gracia de la memoria, no caer en la amnesia
Y "la Cuaresma nos ayuda a ir por este camino", dice el Papa, recordando que "no escuchar al Señor" y las promesas que nos hizo, es perder nuestra memoria: es cuando perdemos "la memoria de las grandes cosas que el Señor hizo en nuestra vida, lo que hizo en su Iglesia, en su pueblo, y nos acostumbramos a ir con nuestra fuerza", con nuestra autosuficiencia.
Por lo tanto, Francisco insta a comenzar la Cuaresma pidiendo "la gracia de la memoria". Seguidamente ha reanudado el discurso que Moisés dirigió al pueblo poco antes, cuando, de hecho, exhortó – una vez llegado a "esa tierra" que no conquistó, cuando había comido un trigo que no había sembrado – para recordar "todo el viaje” que el Señor le hizo hacer. Pero cuando estamos bien, tenemos todo a nuestro alcance: "espiritualmente vamos bien", existe el peligro de perder "la memoria del camino".
“El bienestar, incluso el bienestar espiritual tiene este peligro: el peligro de caer en una cierta amnesia, la falta de memoria: estoy bien y olvido lo que el Señor hizo en mi vida, de todas las gracias que nos dio y creo que es mi mérito y sigo así. Y allí el corazón comienza a retroceder, porque no escucha la voz del corazón: la memoria. La gracia de la memoria”.
No dar marcha atrás
El Papa también ha recordado un pasaje de la Carta a los Hebreos que parece seguir el mismo patrón, en el cual se exhorta a recordar "los primeros días". "Perder la memoria es muy común", subraya el Pontífice: "incluso el pueblo de Israel ha perdido la memoria", porque en este “olvidar” hay algo selectivo: "Recuerdo lo que me conviene ahora y no recuerdo algo que me amenaza". Por ejemplo, el pueblo recordaba en el desierto que Dios lo había salvado, "no podía olvidarlo". Pero comenzó a quejarse de la falta de agua y carne "y a pensar en las cosas que tenía en Egipto" como las cebollas. El Papa observa, sin embargo, que esto es algo "selectivo" porque uno olvida que todas estas cosas las comieron en la "mesa de la esclavitud". Por lo tanto, reitera la invitación a la memoria que nos pone en el camino correcto. Debemos "recordar para ir adelante; no perder la historia: la historia de la salvación, la historia de mi vida, la historia de Jesús conmigo ". Y no se detengan, no den marcha atrás, no se dejen llevar por los ídolos. De hecho, la idolatría "no es solo ir a un templo pagano y adorar una estatua".
“La idolatría es una actitud del corazón, cuando preferimos algo porque es más cómodo para nosotros y no para el Señor porque nos hemos olvidado del Señor. Al comienzo de la Cuaresma, nos hará bien a todos pedir la gracia de conservar nuestra memoria, preservar la memoria de todo el Señor, de todo lo que el Señor ha hecho en mi vida: cómo me ha querido, cómo me ha amado. Y a partir de ese recuerdo, seguir adelante. Y también nos hará bien repetir continuamente el consejo de Pablo a Timoteo, su amado discípulo: "Recuerda a Jesucristo resucitado de entre los muertos". Repito: "Recuerda a Jesucristo resucitado", recuerda a Jesús, Jesús que me ha acompañado hasta ahora y que me acompañará hasta el momento en que debo comparecer ante él glorioso. Que el Señor nos dé esta gracia para conservar la memoria”.
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