Papa: lleven el fuego del amor de Dios al mundo
En su audiencia general, el Papa Francisco invitó a los peregrinos de tantas partes del mundo a hacer que la Santa Misa ocupe un lugar importante en la vida de cada uno, en especial, los domingos.
En la celebración eucarística el Señor viene a encontrarnos para darnos su amor, para que también nosotros podamos compartirlo con los hermanos y hermanas, reiteró el Obispo de Roma.
Y después de bromear cariñosamente con la contagiosa alegría de un grupo de jóvenes peregrinos polacos, hizo resonar en sus palabras de saludo y bendición, el tema central de su catequesis, dedicada a la Misa, memorial del misterio pascual de Cristo:
«La catequesis hodierna nos recuerda que Cristo permanece con nosotros en el misterio de la Eucaristía. Es nuestro alimento y nuestra bebida de salvación. Recibámoslo a menudo en la santa Comunión, adorémoslo en los tabernáculos y en nuestros corazones. Sirvámoslo en nuestros hermanos, para construir junto con ellos una comunidad humana nueva, más justa y fraterna».
La Santa Misa es el don más grande que el Señor nos brinda. Es verdaderamente el encuentro con Jesús que se dona a sí mismo. Les deseo que experimenten a menudo esta cercanía con el Señor»
El Papa saludó con gran aprecio y gratitud también a los representantes de la Fundación Banco de Alimentos, de Italia, y les deseó «todo bien ante la colecta de alimentos que tendrá lugar el próximo sábado en activa continuidad con la Jornada Mundial de los Pobres, que celebramos el domingo pasado».
Luego, siendo 22 de noviembre, recordó a Santa Cecilia en su cordial bienvenida y aliento a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados:
«Hoy celebramos la memoria de Santa Cecilia.
Queridos jóvenes, siguiendo su ejemplo, crezcan en la fe y en la dedición al prójimo; queridos enfermos, en el sufrimiento experimenten el sostén de Cristo, que está siempre cerca del que está en la prueba; y, ustedes, queridos recién casados, tengan la misma mirada de amor puro que tuvo Santa Cecilia, para aprender a amar incondicionalmente
Y recémosle todos a Santa Cecilia para que nos enseñe a cantar con el corazón, que nos enseñe el júbilo de ser salvados».
(CdM)
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