Carta del Papa con motivo de los XXV años de la Fundación Populorum Progressio
Griselda Mutual - Ciudad del Vaticano
A 25 años de la creación de la Fundación Populorum Progressio, querida por san Juan Pablo II para ayudar a mejorar las condiciones de los pueblos autóctonos, mestizos y afroamericanos en América Latina, el Santo Padre Francisco envió una carta a S.E. el cardenal Peter K. A. Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y Presidente de dicha Fundación, que en estos días celebra en Roma una conferencia llamada "25 años de servicio para el desarrollo humano integral mirando al futuro".
Tras recordar los orígenes de la Fundación, el Papa Francisco pone de manifiesto en primer lugar en su carta, la generosidad de católicos y hombres de buena voluntad, y menciona también en ese sentido, la participación de las iglesias de América en la realización de los proyectos y en el Consejo de Administración.
Necesario seguir luchando contra injusticias y corrupción
El Pontífice manifiesta que, para obtener el mejor resultado de los esfuerzos desplegados y mejorar la situación de todos sin excluir a nadie, la situación de Latinoamérica requiere un compromiso más firme en la lucha contra las injusticias y la corrupción, y observa asimismo que, a pesar de las potencialidades de los países latinoamericanos, “la crisis económica y social actual, empeorada por el flagelo de la deuda externa que paraliza el desarrollo, ha afectado a la población y ha incrementado la pobreza, el desempleo y la desigualdad social, al mismo tiempo que ha contribuido a la explotación y el abuso de nuestra casa común, a un nivel que nunca antes hubiéramos imaginado”.
La Iglesia está llamada a ser cercana y tocar en el prójimo la carne de Cristo
Tras recordar que “la Fundación nació para ser un signo de la cercanía del Papa y de la Iglesia con todos”, el Santo Padre remarca la particular misión de la fundación con las comunidades que quedan marginadas y privadas de derechos humanos básicos y de la participación en la mesa del bien común, y asegura que el desarrollo humano será obra de todos porque será fruto de un esfuerzo común que, a través de los medios proporcionados con tanta generosidad por las comunidades eclesiales, “convierte el descarte en un auténtico recurso, no sólo para un país sino también para beneficio de toda la humanidad”.
El Sínodo de los Obispos para la Región panamazónica
Por otra parte el Pontífice se refiere a la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la región panamazónica, como “una fuente de inspiración para el futuro y la evangelización del Continente” para la Fundación.
En las últimas líneas, antes de encomendar las celebraciones de este aniversario a la materna intercesión de la Virgen de Guadalupe, el Papa renueva su aliento para la labor del dicasterio en favor del desarrollo humano integral y del bien común en el continente americano, y recuerda para ello el ejemplo de la santa Teresa de Calcuta, "que vio el rostro de Cristo en cada hermano y hermana de las poblaciones más marginadas".
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