Papa: Sean faros que indiquen a Aquel que es el camino
María Cecilia Mutual - Ciudad del Vaticano
Rezando junto a 500 Madres Nazarenas Carmelitas Descalzas ante la mirada del Señor de los Milagros, Patrono del Perú, el Papa Francisco inició el tercer y último de día de su 22° Viaje Apostólico Internacional. Tras recorrer la nave central del “Santuario de las Nazarenas”, el Papa oró en silencio ante la “Venerada Imagen”, y finalizada la oración de la Hora Media junto a las religiosas peruanas de vida contemplativa, inició su Homilía.
Faros que indican el camino hacia el único Señor
“Sean faros con su vida fiel e indiquen a Aquel que es camino, verdad y vida, al único Señor que ofrece plenitud a nuestra existencia y da vida en abundancia” pide el Santo Padre a las religiosas. A las “queridas hermanas de los diversos monasterios de vida contemplativa” Francisco expresa también su alegría de estar con ellas y agradece, en particular, las palabras de la Madre Superiora que afirma que “desde el silencio del claustro” caminan siempre a su lado.
Renovar el gozo de sabernos hijos de Dios
En su homilía, el Vicario de Cristo hace referencia a las palabras de San Pablo que recuerdan la adopción filial “que nos hace hijos de Dios” y s este “gozo de sabernos hijos” – asegura el Papa – la riqueza de toda vocación cristiana. Un gozo que es importante renovar día a día”. “Un camino privilegiado que tienen ustedes para renovar esta certeza es la vida de oración, comunitaria y personal”, – les dice el Papa – núcleo de su vida contemplativa y oración siempre misionera”.
Ser el amor, con la oración misionera
A las 500 religiosas contemplativas presentes en el Santuario, el Papa habla de la importancia de su oración misionera, que les permite unirse a los hermanos “y rezar para que no les falte el amor y la esperanza”. Y es el amor el motor que impulsa a obrar a los miembros de la Iglesia, recuerda Francisco retomando las palabras de santa Teresita del Niño Jesús. Ser el amor, explica, “es saber estar al lado del sufrimiento de tantos hermanos”, de esta manera, "vuestra vida en clausura logra tener un alcance misionero y universal y un papel fundamental en la vida de la Iglesia”.
Acercar a los hermanos a la misericordia sanadora del Señor
Son los muchos hermanos y hermanas presos, emigrantes, refugiados y perseguidos; las tantas familias heridas, las personas en paro, los pobres, los enfermos, las víctimas de dependencias el centro de la oración e intercesión de las hermanas carmelitas, recuerda el Pontífice. “Ustedes son como los amigos que llevaron al paralítico ante el Señor, para que lo sanara”, les dice el Papa, porque acercan al Señor la vida de aquellos que no pueden alcanzarlo para experimentar su “misericordia sanadora”.
Oración y servicio concreto
Gracias a esta oración e intercesión constante por los hermanos, es que “la vida de clausura no encierra ni encoge el corazón sino que lo ensancha por el trato con el Señor y lo hace capaz de sentir de un modo nuevo el dolor” - explica Francisco - y recordando a tantas víctimas de la 'cultura del descarte' les pide que la intercesión por los necesitados sea la característica de su plegaria. "Y cuando sea posible ayúdenlos, no sólo con la oración, sino también con el servicio concreto”.
Rezar por la unidad de la Iglesia peruana
El Santo Padre afirma que la oración de las Carmelitas sintoniza con aquella del Corazón de Jesús “que implora al Padre que todos seamos uno”. “¡Cuánto necesitamos de la unidad en la Iglesia! ¡Hoy y siempre!” exclama y pide por favor “que recen mucho por la unidad de esta amada Iglesia peruana, porque está tentada de desunión”. Rezar, esforzándose en la vida fraterna, “haciendo que cada monasterio sea un faro que pueda iluminar en medio de la desunión y la división. Ayuden a profetizar que esto es posible”.
Anunciar siempre el amor de Dios
El Papa Bergoglio afirma que la vocación vivida en fidelidad hace que la vida sea anuncio del amor de Dios. Y por ello pide a las religiosas contemplativas “que no dejen de dar ese testimonio”. “Queridas hermanas, la Iglesia las necesita”, exclama el Papa en la Iglesia de las Nazarenas Carmelitas Descalzas. Y las insta a ser "faros con su vida fiel, para indicar el camino de Aquel que es el camino, verdad y vida”.
Concluyendo su homilía Francisco les hace un último pedido: rezar por la Iglesia y sus pastores, por los consagrados y las familias, por los que sufren, por los que hacen daño, por quienes explotan a sus hermanos. Y también por él.
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