Papa a detenidas: una condena sin futuro no es humana, es una tortura
María Cecilia Mutual - Ciudad del Vaticano
"Ser privado de libertad no es lo mismo que estar privado de dignidad": lo aseguró el Papa Francisco en el saludo que dirigió a las detenidas del Centro Penitenciario femenino “San Joaquín” de Santiago de Chile, a donde se dirigió después de celebrar la Santa Misa en el Parque O’Higgins de la capital chilena. El Pontífice fue recibido por el Comandante del Penitenciario, cinco Capellanes y dos recluidas con sus niños, que le regalaron flores.
Un "gracias" por la oportunidad de poder estar “cerca de tantos hermanos que hoy están privados de libertad” inició el saludo del Papa al grupo de 500 detenidas presentes, seguidas por el agradecimiento también a la religiosa encargada de la pastoral por sus palabras y por el testimonio valiente de una de las detenidas, Janet, que “pidió perdón”. “Gracias, le dijo Francisco, por recordarnos esa actitud sin la cual nos deshumanizamos”.
La capacidad de gestar futuro
Francisco inicia su reflexión con la imagen de haber sido recibido en el Penitenciario por dos madres con sus hijos. Y esto da la forma a su discurso, con dos palabras: “madre e hijos”.
Al grupo de detenidas que viven entre los muros del Penitenciario San Joaquín, el Santo Padre recuerda que muchas son madres y por lo tanto, saben qué significa gestar vida. “Hoy se les pide que gesten el futuro, que lo hagan crecer, que lo ayuden a desarrollarse”, les dice el Papa asegurándoles asimismo que esa capacidad de gestar futuro, “les permite luchar contra los tantos determinismos ‘cosificadores’ que terminan matando la esperanza”. "Ninguno de nosotros es una cosa: somos todos personas y como personas tenemos la dimensión de la esperanza".
Todo no da lo mismo
Francisco evidencia que la falta de libertad no significa falta de dignidad ni es sinónimo de pérdida de sueños y de esperanzas. Por ello insiste en que “es necesario luchar contra todo tipo de corsé, de etiqueta que diga que no se puede cambiar, o que no vale la pena, o que todo da lo mismo. Queridas hermanas, ¡no! Todo no da lo mismo”.
Mirar adelante
Hijos, es la segunda palabra que guía el discurso del Pontífice: “ellos son la fuerza, la esperanza”, “el recuerdo vivo de que la vida se construye para adelante y no hacia atrás". De ahí su invitación a mirar hacia “la reinserción en la vida corriente de la sociedad”, y la apreciación de que "una pena sin futuro, una condena sin futuro no es una condena humana", sino, "una tortura". Toda pena que una persona debe descontar para pagar una deuda a la sociedad, añade, debe tener un horizonte, "el horizonte de la reinserción". "Deben exigirlo ustedes de ustedes mismas y de la sociedad".
Generar procesos, recomponer vínculos
El Santo Padre expresa su aprecio por los proyectos Espacio Mandela y Fundación "Mujer levántate" e invita a intensificar todos los esfuerzos posibles para que estos espacios “puedan crecer y robustecerse”. Porque “estos espacios, promotores de programas de capacitación laboral y acompañamiento para recomponer vínculos – asegura el Papa – son signo de esperanza y de futuro".
"Todos sabemos -agrega- que lamentablemente la pena de la cárcel se reduce sobre todo a un castigo, sin ofrecer instrumentos adecuados para activar procesos". La sociedad, remarca el Pontífice, "tiene la obligación de reinsertar a cada una", con un proceso personal de reinserción.
Y en este sentido el Vicario de Cristo recuerda que la seguridad pública “no hay que reducirla a medidas de mayor control sino y, sobre todo, hay que edificarla con medidas de prevención, con trabajo, educación y mayor comunidad”.
A los agentes de pastoral, voluntarios, personal y sus familias, el Papa se dirige por último deseándoles que las autoridades puedan asegurarles condiciones necesarias para desarrollar su trabajo con dignidad: "Dignidad que genera dignidad", dijo. "La dignidad se contagia"; "la dignidad genera dignidad".
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