Padre Pío: Del confesionario a la Eucaristía, una historia de amor
Ciudad del Vaticano
Padre Pío, cuyo nombre de pila era Francesco Forgione, nació en Pietrelcina, un pequeño pueblo de la provincia de Benevento, el 25 de mayo de 1887. Creció en el seno de una familia humilde de campesinos. Su papá Grazio Forgione y su mamá Maria Giuseppa Di Nunzio ya tenían otros hijos.
Desde niño tuvo el deseo de convertirse en fraile. A los 16 años entró en el noviciado de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos en la localidad de Morcone, y tomó el nombre de Fray Pío.
Un pobre fraile que reza
En el año 1910 se ordenó sacerdote. Seis años después, ingresó en el convento de Santa María de las Gracias en San Giovanni Rotondo, dedicando muchas horas del día a impartir el sacramento de la confesión. La cima de su compromiso apostólico era la celebración de la Santa Misa. Se definía a sí mismo como "un fraile pobre que reza".
"La oración - decía - es la mejor arma que tenemos, una llave para abrir el corazón de Dios".
Un encuentro extraordinario
En 1948 confesó a un joven sacerdote polaco, el Padre Karol Wojtyla, que en aquel entonces tenía 30 años y quien más tarde sería elegido Sucesor de Pedro, tomando el nombre de Juan Pablo II. “En el humilde fraile”, subrayaría el Pontífice en 1999 durante la ceremonia de beatificación del Padre Pío, “podemos ver la imagen de Cristo sufriente y resucitado: su cuerpo, marcado por los estigmas mostraba la conexión íntima entre la muerte y la resurrección" .
"No menos doloroso, y humanamente quizás incluso más conmovedor -recordaba el Papa en su homilía- fueron las pruebas que tuvo que soportar, por así decirlo, de sus singulares dones. Ya que, para el Padre Pío "sufrir con Jesús" era un don y decía: "al contemplar la cruz sobre los hombros de Jesús, me siento cada vez más fortalecido y exaltado por una santa alegría. Todo lo que Jesús sufrió en su pasión sin merecerlo, yo también lo sufro, en la medida de lo posible para un ser humano".
Alivio del sufrimiento
“Es la pupila de mis ojos", dicía el fraile con motivo del discurso de inauguración y agregaba: "Esta es la criatura que la Providencia ha creado, con la ayuda de ustedes. Se las presento. Admírenla y bendigan junto a mí al Señor Nuestro Dios. Una semilla ha sido depositada en la tierra que él calentará con sus rayos de amor".
Su muerte
Murió la noche del 23 de septiembre de 1968, a la edad de 81 años. El 16 de junio de 2002 fue proclamado santo por el Papa Juan Pablo II: "la vida y la misión del Padre Pío -dijo el Pontífice en su homilía- testifican que las dificultades y los dolores, si se aceptan por amor, se transforman en un camino privilegiado de santidad, que se abre a través de perspectivas hacia un bien mayor, conocido solo por el Señor ".
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