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El Papa Francisco presidió el Via Crucis en el Coliseo de Roma

Al término del Vía Crucis, el Papa Francisco rezó pidiendo la gracia de la vergüenza, del arrepentimiento y de la esperanza. Vea y escuche al Santo Padre en el video, con radiocrónica en lengua española

María Cecilia Mutual - Ciudad del Vaticano

“Señor danos siempre la gracia de la santa vergüenza, la gracia del santo arrepentimiento, la gracia de la santa esperanza”: pidió el Papa Francisco en su oración al término del Vía Crucis. El Santo Padre rezó para que podamos liberarnos de la arrogancia e identificarnos con el buen ladrón que miró a Cristo crucificado "con ojos llenos de vergüenza, arrepentimiento y esperanza"; y que "con los ojos de la fe", vió en la aparente derrota de Jesús "la divina victoria" y  arrodillándose ante su misericordia,  "con honestidad robó el paraíso".

Vergüenza por haber perdido la vergüenza

El Papa ha rezado para que ante el supremo amor del Cristo nos invada la vergüenza porque tantas personas, incluso ministros, se han dejado engañar por la ambición y por la vanagloria, perdiendo su dignidad y su primer amor; vergüenza porque nuestras generaciones están dejando a los jóvenes un mundo fracturado por las divisiones y por las guerras, devorado por el egoísmo, donde los jóvenes, los pequeños, los enfermos, los ancianos son marginados: vergüenza por haber perdido la vergüenza.

Arrepentimiento y conversión

“Nuestra mirada está llena también de un arrepentimiento que,  ante tu silencio elocuente, suplica tu misericordia “– dijo el Pontífice. Arrepentimiento, que germina de la certeza que sólo el Señor Jesús puedes salvarnos del mal, curarnos de nuestra lepra de odio, de egoísmo, de soberbia, de avidez, de venganza, de avaricia, de idolatría. Un arrepentimiento – dijo también el Papa – que nace del sentir nuestra pequeñez, nuestro nada, nuestra vanidad y que se deja acariciar por tu invitación suave y potente a la conversión.

Esperanza y perdón

Por último, el Papa Francisco ha pedido esperanza: porque el mensaje de Cristo continúa a inspirar aun hoy a tantas personas y pueblos, a que sólo el bien puede derrotar el mal y la maldad, solo el perdón puede derribar el rencor y la venganza, sólo el abrazo fraterno puede dispersar la hostilidad y el miedo del otro.

Esperanza porque el mensaje de Cristo continúa a emanar el perfume del amor divino que acaricia los corazones de tantos jóvenes que continúan a consagrar sus vidas transformándose en ejemplos vivos de caridad y gratuidad, en este mundo devorado por la lógica del provecho y de la ganancia fácil.

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31 marzo 2018, 11:16