Obispo de Molfetta: visita del Papa, don y aliento
Giancarlo La Vella – Molfetta
Este viernes 20 de abril, en ocasión de 25° aniversario de la muerte de don Tonino Bello, el Papa Francisco visitará Alessano y Molfetta, las dos ciudades y dos diócesis de la región italiana de Apulia, donde don Tonino nació y desempeñó su misión.
En Alessano, don Tonino nació el 8 de diciembre, mientras que de Molfetta fue el Obispo desde 1982 hasta el 20 de abril de 1993, cuando falleció después de una larga enfermedad. Para don Tonino Bello está en curso el proceso de Beatificación.
Nuestro colega y enviado especial, Giancarlo La Vella, ha entrevistado a su sucesor en la diócesis de Molfetta – Ruvo – Giovinazzo - Terlizzi, Mons. Domenico Cornacchia:
- Nosotros estamos de fiesta porque es el Papa que viene a encontrar a sus hijos: es el apóstol Pedro que como Papa Francisco viene a esta periferia y nosotros estamos honrados por este gran don. La visita del Santo Padre entre nosotros más que ser un premio es un desafío, un aliento, es un tender la mano de parte del Santo Padre hacia cada uno de nosotros, para que los débiles puedan sentirse consolados, los afligidos puedan mirar el porvenir más allá de la barrera de su desaliento y de su debilidad. Nosotros nos sentimos realmente interpelados por la confianza que el Señor nos manifiesta hoy a través del Papa Francisco.
P.- El Pontífice va a los lugares donde ha obrado don Tonino Bello, que ha sido su predecesor en esta diócesis. ¿Qué herencia siente que ha recibido?
R.- Es una gran herencia ante la cual, extrañamente, más que sentirme sobrecargado, me siento humildemente honrado por este hombre, que además he conocido. Me siento tan cautivado por el hambre de santidad de este hombre, testigo de una humanidad completa, un pastor que ha amado el rebaño, que ha amado sobre todo a los débiles, los humildes, los pobres, casi previendo el magisterio del Papa Francisco. Ha impregnado sus vestidos del perfume del rebaño, de las ovejas. Seguramente, la más bella definición que he sentido de don Tonino es precisamente ésta: la utopía hecha historia.
Yo estoy aquí, en el episcopado de Molfetta y realmente, mi corazón se agranda de conmoción cada día, porque respirar este aire, ver los lugares en los cuales este hombre ha vivido santamente, para mí es como vivir una gran paz, es un estímulo también a levantarme de nuevo, a mirar con serenidad el mundo, las cosas, las personas. Ante quienes decían que su modo era una exageración, él decía: “¡El Evangelio es una exageración!” Debe ser también un poner en discusión a aquellos que nos han escuchado, aquellos que nos ven.
P.- Ha sido grande el compromiso de don Tonino Bello también cuando la Apulia ha sido tierra de arribo para quienes huían de la guerra en la ex Yugoslavia…
R.- En el ’90 - ’91 llegó una embarcación con 12 mil hombres. Estos desesperados venían de la ex-Yugoslavia y muchos fueron después acogidos precisamente aquí, en el episcopado. Las primeras ayudas las recibieron aquí en la casa de la Caritas, en el seminario regional de Molfetta. Él decía: “Cada hombre es mi hermano”. Creo que la visita del Santo Padre entre nosotros es como refrescar estas acciones, estos principios.
¿Cuáles son hoy los problemas de su diócesis que presentarán al Santo Padre?
R.- Nos esperamos que el Santo Padre aliente a toda la comunidad cristiana y no, civil y eclesial; aliente a que un pueblo se vuelva una verdadera familia; aliente a los jóvenes a no rendirse, a no desistir sobre los valores. No queremos que aquellos que sirven en el sector público piensen en el bien común y no en el proprio. Quisiéramos que el Santo Padre lanzara un grito de esperanza para los emigrantes, para los desocupados. Esperamos que sea precisamente el surgir de un nuevo día que todos esperamos en la oración y, sobre todo, en la invocación de la fuerza y del espíritu, para que se pueda amalgamar, se pueda hacer de muchos, una sola realidad.
Quisiera que la visita del Santo Padre sea como un bálsamo que alivie las heridas, que aliente y que nos lleve hacia nuevos caminos de esperanza y de comunión.
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