El Papa al “Avvenire”: importancia de la comunicación
María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
“Estoy contento – dijo el Santo Padre – de compartir este momento con ustedes y de hacerlo en la jornada dedicada a San José Obrero”. “Es fácil – añadió Francisco – encariñarse con la figura de San José y encomendarse a su intercesión. Pero para llegar a ser, verdaderamente, sus amigos – agregó el Papa – es necesario calcar sus huellas, que revelan un reflejo del estilo de Dios”.
José es el hombre del silencio
De este gran Santo que hoy recuerda la Iglesia, el Papa Bergoglio dijo textualmente: “José es el hombre del silencio. A primera vista, podría incluso parecer la antítesis del comunicador. En realidad – añadió – sólo apagando el rumor del mundo y nuestras mismas habladurías es posible la escucha, que sigue siendo la primera condición de toda comunicación. El silencio de José está habitado por la voz de Dios, y genera esa obediencia de la fe que conduce a fundar la existencia dejándose guiar por su voluntad”.
Además, el Pontífice recordó que no es causal que José sea el hombre que “sabe despertarse y levantarse en la noche, sin desanimarse bajo el peso de las dificultades”. Sí, porque como dijo el Santo Padre, “sabe caminar en la oscuridad de ciertos momentos en los que no comprende totalmente, fuerte ante una llamada que lo pone ante el misterio, del que acepta dejarse implicar y al que se entrega sin reservas”.
José es el justo, capaz de encomendarse al sueño de Dios
De manera que – como dijo el Papa – José “es el hombre justo, capaz de encomendarse al sueño de Dios llevando adelante sus promesas”. Y destacó que también es el “custodio discreto y premuroso, que sabe hacerse cargo de las personas y de las situaciones que la vida ha confiado a su responsabilidad”. Y agregó:
“Es el educador que – sin pretender nada para sí mismo – se convierte en padre gracias al hecho de estar, a su capacidad de acompañar, de hacer crecer la vida y transmitir un trabajo”. De hecho, Francisco destacó que sabemos cuán importante es esta última dimensión, la del trabajo, con la que está relacionada la fiesta de hoy. Por esta razón afirmó que al trabajo, en efecto, “está estrechamente ligada la dignidad de la persona”. Y “no al dinero – dijo – ni a la visibilidad o al poder, sino al trabajo”.
De la carpintería de Nazaret a la redacción del "Avvenire"
Tras referirse al trabajo como “actus personae”, tal como el Papa emérito Benedicto XVI escribe en su Encíclica sobre el desarrollo humano integral en la caridad y en la verdad, en que afirma que “la iniciativa empresarial tiene, y debe asumir cada vez más, un significado polivalente” en la que de todos modos la persona y su familia sigan siendo más importantes que la eficiencia en sí misma, el Santo Padre Francisco exclamó que después de todo, “de la carpintería de Nazaret a la redacción del ‘Avvenire’, ¡el paso no es tan largo!
“Ciertamente – les dijo – en su caja de herramientas hoy hay instrumentos tecnológicos que han modificado profundamente la profesión, y también el modo mismo de sentir y pensar; de vivir y comunicar; de interpretarse y relacionarse”. A la vez que destacó que “la cultura digital les ha pedido una reorganización del trabajo, junto a una disponibilidad aún mayor, para colaborar entre ellos y armonizarse con los demás medios de la Conferencia Episcopal Italiana, como la “Agencia Sir”, “Tv2000” y el Circuito radiofónico “InBlu”.
Favorecer sinergias, integración y gestión unitaria
De ahí que Francisco haya afirmado que “análogamente a cuanto está sucediendo en el sector de la comunicación de la Santa Sede, la convergencia y la interactividad permitidas por las plataformas digitales “deben favorecer sinergias, integración y gestión unitaria”. Se trata, evidentemente, de una transformación que como les dijo el Papa “requiere itinerarios de formación y actualización”, sabiendo que el apego al pasado podría revelarse una tentación perniciosa”. Razón por la que les recordó – tal como se lee en la Constitución Pastoral ‘Gaudium et spes’ – que “auténticos servidores de la tradición son aquellos que, al hacer memoria de ella, saben discernir los signos de los tiempos y abrir nuevos tramos de camino”.
Teniendo en cuenta que con toda probabilidad todo esto ya forma parte de su compromiso cotidiano dentro de un desarrollo tecnológico que rediseña a nivel global la presencia de los medios de comunicación, el dominio de la información y del conocimiento, el Papa Bergoglio reafirmó que “en este escenario, la Iglesia siente que no debe hacer faltar su propia voz, para ser fiel a la misión que la llama a anunciar a todos el Evangelio de la misericordia”. De manera que los medios de comunicación social – añadió – “nos ofrecen potencialidades enormes para contribuir, con nuestro servicio pastoral, a la cultura del encuentro”.
Francisco también aludió a su mensaje para la 48ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales del 1° de junio del año 2014, en que tuvo la oportunidad de observar que hoy “la velocidad de la información supera nuestra capacidad de reflexión y de juicio y no permite una expresión de sí misma moderada y correcta”. Por esto y también como Iglesia – les dijo – estamos expuestos al impacto y a la influencia de una “cultura de la prisa y de la superficialidad”, en la que “más que la experiencia, cuenta lo que es inmediato, lo que está a la mano y puede ser consumido inmediatamente; más que la confrontación y la profundización, con lo que se corre el riesgo de exponerse a la pastoral del aplauso, a una nivelación del pensamiento, a una desorientación difundida de opiniones que no se encuentran”.
Recordar que “el diálogo vence la desconfianza y el temor"
Por último, entre las sugerencias del Papa a los dirigentes y empleados del periódico de la Conferencia Episcopal Italiana el hecho de recordar que “el diálogo vence la desconfianza y el temor”. “El diálogo pone en común, establece relaciones y desarrolla una cultura de la reciprocidad”. Y la Iglesia se coloca como “artífice de diálogo”, a la vez que por el diálogo es purificada y ayudada en la misma comprensión de la fe”.
También les pidió que custodien la herencia de los padres. Que no se cansen de buscar, con humildad la verdad” y que se dejen interrogar por lo que sucede, a la vez que no dejen de escuchar, profundizar y confrontar, manteniéndose lejos de los caminos sin salida en los que debaten quienes tienen la presunción de haber comprendido todo. Al contrario, el Pontífice les pidió que “contribuyan a superar las contraposiciones estériles y dañinas”. Y que con el testimonio de su trabajo se hagan compañeros de camino de todo aquel que se gasta por la justicia y por la paz”.
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