El Papa: Debemos quitar del diccionario la palabra "proselitismo"
Alessandro de Carolis - Ciudad del Vaticano
“Debemos quitar del diccionario la palabra proselitismo”, si hay una cosa, no puede haber la otra. Francisco cierra la conferencia de prensa en el vuelo de regreso de Ginebra revelando la “bella palabra” sobre la que los líderes del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) se encontraron de acuerdo, conversando durante el almuerzo con el líder de la Iglesia Católica. Además, el proselitismo está, por así decirlo, en el lado oscuro de lo que para el Papa representa la luz en la relación entre las confesiones cristianas, o en otras palabras, del diálogo.
La "preocupación" de los jóvenes
De una jornada que no esconde que para él fue “pesada”, en el sentido del cansancio, el Papa Francisco abre la rueda de prensa con unos sesenta periodistas en el vuelo, insistiendo más veces en el valor del “encuentro”. Con todos, admite, tuvo un “encuentro humano” más allá de los formalismos. Desde el presidente de la Confederación Suiza a los líderes de las iglesias cristianas, con los cuales dice que se habló, no sin preocupación, de los “jóvenes”. Esto, refiere, fue “el argumento que nos llevó más tiempo” y -agrega- el presínodo de marzo con los miles de jóvenes de todas las religiones y también no creyentes, “ha suscitado un interés especial”
Matrimonios interconfesionales
Luego, Francisco pasa el micrófono a los periodistas que quieren sondearlo sobre temas de actualidad. Temas ya debatidos, sobre las cuales el Papa regresa para ofrecer nuevas aclaraciones. Como en el caso de los obispos alemanes y su confrontación acerca de la admisión a la Eucaristía en los matrimonios donde hay un cónyuge católico y uno protestante. El Papa resume los pasos realizados repitiendo que, evaluadas las distintas posiciones, una profundización de la cuestión apareció como la mejor solución, como de hecho escrito por el Prefecto de la Doctrina de la Fe, el próximo cardenal Ladaria en una carta, dice Francisco, escrita “con mi permiso”. El Papa elogia el documento con el que los obispos de Alemania comenzaron su confrontación. En la sustancia, observa, es necesario evaluar bien la responsabilidad de gestionar las situaciones de matrimonio inter confesional- hoy prerrogativa de cada obispo – respecto al alcance más “universal” que tendría una decisión tomada a nivel de Conferencia Episcopal. En resumen, dice respondiendo al periodista, no se trató de “detener”, sino de elegir el recorrido mejor.
La inmigración debe ser gestionada entre los gobiernos
No falta la habitual pregunta sobre la inmigración, a partir de una crónica candente sobre el tema a ambos lados del Atlántico. Para mí, reafirma el Papa reafirma, con aquellos que huyen “del hambre y la guerra”, se deben adoptar los criterios condensados en cuatro verbos: “acoger, acompañar, acomodar, integrar”. Francisco se dice horrorizado de las noticias que provienen de aquellas que llama “las cárceles de los traficantes” - crueldades inenarrables que se cobran víctimas especialmente entre las mujeres y los niños, que no se igualan ni siquiera a aquellas ocurridas durante la Segunda Guerra Mundial. Pero insiste en el hecho de que los gobiernos deben “ponerse de acuerdo” principalmente para gestionar la emergencia en el corto plazo y luego planificar las políticas a mediano plazo para resolver el fenómeno de la migración en su raíz. La idea del Papa es bien sabida: crear instrucción y trabajo en los países con mayores dificultades, ya sean africanos o latinoamericanos, para poner fin al problema del “tráfico de migrantes”. “El problema de las guerras es difícil de resolver” y también lo es “el de la persecución de los cristianos” y sin embargo, sostiene Francisco, “el problema del hambre puede resolverse”, siempre que la comunidad internacional actúe en conjunto.
Dialogar no hacer como Caín
Una periodista pregunta al Papa sobre la doctrina de la “guerra justa” y sobre el hecho de que la Iglesia Católica debería, en algún modo, alinearse respecto a las posiciones de algunas comunidades protestantes, las así llamadas “Iglesias de la paz”. Francisco responde ubicando las causas de las guerras que hoy ensangrientan partes del mundo en la “crisis de los derechos humanos”. Todo es “relativo”, reconoce, y el tema de los derechos ha perdido brillo, no está más, señala, “el entusiasmo de 70 años atrás” ni siquiera de “20”. Cita la famosa máxima de Einstein por la cual una cuarta guerra mundial será combatida “con palos”, y critica una vez más la cantidad de dinero "que se gasta en armamentos” e insta a “resolver todos los conflictos” no “como Caín”, sino “con negociación, diálogo, mediación”. Y en contra de los “fundamentalistas”, es decir, las facciones extremistas que se esconden en las religiones, incluyendo en la católica, se necesita reafirmar, dice repitiendo las palabras de un ministro protestante, “el primer derecho humano”, “el derecho a la esperanza”.
La última vez de Mons. Becciu
A sorpresa Francisco reserva el final para el Sustituto y próximo cardenal Angelo Becciu, en lo que es el último viaje al lado del Papa antes de su nuevo encargo como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Una torta sarda como los orígenes del obispo aparece en el pasillo del avión acogida con gratitud por Mons. Becciu: ha sido “una experiencia magnífica- afirma- ver al Santo Padre con coraje difundir la palabra de Dios. Mi servicio – concluye – ha sido sólo este”, haberlo ayudado en esta misión.
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