Brenda Drumm:Vivimos días maravillosos con el Papa y las familias
Alessandro Gisotti-Dublín
El viaje del Papa Francisco a Irlanda fue un viaje delicado y complejo, donde se tuvo que rendir cuentas de los escándalos de los abusos sexuales en el País. Una visita que también resplandeció por la luz de la fe del pueblo irlandés, y la confianza de la gente en la figura del Papa Francisco.
¿Logrará el Papa Francisco revitalizar la fe de los irlandeses?, era la pregunta que se leía ayer en uno de los periódicos más difusos del País. Será este el verdadero desafío que surgirá en el país, después de la visita del Pontífice.
El escándalo de los abusos sexuales, fue, como se preveía, el tema más delicado y doloroso de la visita. Francisco no perdió ocasión para afrontarlo: lo hizo inmediatamente en la ceremonia de bienvenida, y ayer cuando insistió con fuerza, sobre el compromiso de sanar esta plaga, lo hizo en el Santuario mariano de Knock y en la Misa en el Phoenix Park.
Los irlandeses han apreciado esta claridad del Papa y sobre todo su voluntad de encontrar un grupo de víctimas de los abusos. Francisco hiso suyo, su dolor, la vergüenza, la consternación de la comunidad católica y de toda la sociedad irlandesa, pero al mismo tiempo, dio fuerza a la esperanza, animando al clero y a los laicos irlandeses a comprometerse en la renovación de su fe, a través de un testimonio alegre y activo por el bien de toda la comunidad.
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