Papa a las Benedictinas: ustedes son iconos de la Iglesia y de la Virgen
María Cecilia Mutual - Ciudad del Vaticano
“Instrumentos de la ternura de Dios para los necesitados”: así definió el Papa Francisco a las benedictinas recibidas en audiencia en la mañana de este sábado, en la Sala del Consistorio. Tras darles la bienvenida y agradecer al Padre Primado las palabras introductorias, el Santo Padre expresó su cercanía a las 120 religiosas que participan en el Simposio de la Unión Internacional de las Benedictinas, definiendo esta reunión como una “buena oportunidad” de oración y reflexión “sobre las diferentes maneras en que el espíritu de San Benito, después de mil quinientos años, continúa resonando y trabajando hoy”.
Lugares de acogida para el mundo que busca ternura
En su discurso el Pontífice tema del encuentro elegido por las benedictinas, tomado del capítulo 53 de la Regla de San Benito: "Todos sean recibidos como Cristo” el cual, recuerda el Papa, “ha imprimido en la Orden Benedictina una marcada vocación a la hospitalidad”.
“Hoy en día en el mundo hay muchas personas que buscan vivir la ternura, la compasión, la misericordia y la aceptación de Cristo en sus vidas”, recuerda Francisco en sus palabras, al tiempo que destaca la labor que desarrollan las religiosas de la Orden de San Benito, ofreciendo al mundo “el precioso don de su testimonio cuando se convierten en instrumentos de la ternura de Dios para los necesitados". "Su bienvenida a personas de diferentes tradiciones religiosas – precisa el Santo Padre - ayuda a llevar adelante el ecumenismo y el diálogo interreligioso con la unción espiritual”. Y destaca cómo “durante siglos, los lugares benedictinos han sido conocidos como lugares de acogida, de oración y de hospitalidad”.
La oración, don de valor incalculable para el mundo que sufre
El Pontífice se detiene seguidamente en el lema de la orden benedictina “Ora et Labora” y asegura que la oración diaria “enriquece, el 'aliento' de la Iglesia”. Una oración que es “de alabanza, con la que dan voz a toda la humanidad y también a la creación”; de acción de gracias por los innumerables y continuos beneficios del Señor; una oración de súplica por los sufrimientos y angustias de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, especialmente de los pobres”.
Y también – agrega el Papa – “es una oración de intercesión por aquellos que sufren injusticia, guerra y violencia, y ven su dignidad violada. El valor de su oración – asegura el Obispo de Roma - no puede ser calculado, pero es ciertamente un don precioso”.
El cuidado de la creación
El Santo Padre agradece también a las religiosas benedictinas por el cuidado que tienen por el ambiente, por “el compromiso por preservar los dones de la tierra” y las alienta “a continuar en este estilo y en este servicio para que las obras de Dios puedan ser admiradas”. "Sé que las monjas benedictinas de todo el mundo son buenas administradoras de los dones de Dios” – evidencia el Papa y recuerda que en sus monasterios, situados en lugares de “gran belleza”, la gente se refugia en la oración y admira “las maravillas de la creación”.
Comunión en la diversidad, esperanza de Dios para nuestro mundo
Y se detiene luego en la “vida comunitaria” de la orden, que “da testimonio de la importancia del amor y del respeto recíproco” manifestado en la “acogida recíproca” que las religiosas, procedentes de lugares y experiencias diversas, tienen entre ellas: “es el primer signo que dan en un mundo que fatiga por vivir este valor” – asegura Francisco.
Es esta “comunión en la diversidad” - agrega el Santo padre – la que “expresa la esperanza de Dios para nuestro mundo: una unidad hecha de paz, aceptación mutua y amor fraterno”.
“¡Ustedes son iconos de la Iglesia y de la Virgen, no lo olviden! Quien las ve, ve a la Iglesia Madre y a la Virgen Madre de Cristo", concluye el Papa, asegurándoles el acompañamiento con la oración.
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