El Papa en Palermo para recordar a Puglisi: la alegría de los familiares
Fabio Colagrande - Ciudad del Vaticano
"La visita del Papa Francisco aquí en Palermo, en el 25° aniversario del asesinato de mi hermano Pino Puglisi, es para nosotros familiares una gran alegría. Nos llena de orgullo y nos da una gran emoción. Estamos esperando esta visita que es casi inesperada para nosotros": son las palabras de Francesco Puglisi, el hermano menor del Beato Giuseppe Puglisi, martirizado por la mafia en el barrio de Brancaccio el 15 de septiembre de 1993. Para recordar a este sacerdote de Palermo, el primer mártir del crimen organizado, el Papa visitará la capital siciliana este sábado 15 de septiembre.
Ya no es nuestro, es de todos
"Pino era mi hermano para mí, tío para mis hijos y cuñado para mi mujer", explica Franco Puglisi. "Era mi familia, era un punto de referencia importante para todos nosotros. Cuando a un cierto punto lo mataron, para nosotros fue como si nos lo hubieran arrebatado violentamente". "Normalmente, cuando un familiar muere, los parientes acompañan el ataúd en el funeral, van a visitarlo al cementerio. En nuestro caso, en cambio, casi se nos impidió hacerlo o fue muy difícil: como si ya no fuera nuestro. Y -de hecho- ahora nos hemos dado cuenta de que nuestro hermano Pino pertenece a todos.
Un santo en la familia
"A veces me preguntan a mí, a mi hermano Gaetano, a nuestras esposas, a nuestros hijos, si alguna vez nos hemos dado cuenta de que tenemos un santo en la familia, la respuesta es: 'absolutamente no'. Cuando nací, último de cuatro hijos, mi hermano Pino ya estaba allí. Y para mí fue siempre el mismo, coherente con su carácter: tanto antes como después de ser sacerdote". "La familia nunca notó ningún cambio, para nosotros era siempre igual. Que era un santo, nos dimos cuenta más tarde, cuando, desgraciadamente, hicimos comparaciones con otros sacerdotes y nos dimos cuenta de que, como él, quizás, había muy pocos".
La capacidad de conocer a los jóvenes
"Mucha gente se pregunta de dónde venía la capacidad de mi hermano Pino para atraer a los chicos. Creo que en parte dependía de su gran cultura: porque Pino estudiaba mucho, leía mucho. Dormía muy poco y pasaba su tiempo libre estudiando. Imagínese que leía mientras comía, porque no tenía otro tiempo disponible. Leía sobre todo libros de psicología, pedagogía, teología: todo lo que podía ayudarle a dialogar con quien sea, no sólo con los chicos. Pero, independientemente de su preparación mi hermano Pino tenía sobre todo una gran capacidad de escucha, una cualidad difícil de encontrar entre las personas.
Sólo un pobre sacerdote
"Mi hermano había sido amenazado varias veces por la mafia. Pero con nosotros familiares no hablaba de ello o minimizaba la cosa. Cuando nos enterábamos, a través de la prensa, de las amenazas que había sufrido, nos decía que no era nada, que no nos preocupáramos. Él decía: "¿Al final qué me van a hacer? Sólo soy un pobre sacerdote. ‘A lo sumo pueden matarme’, y lo decía sonriendo, casi bromeando".
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