Consagrados: personas esenciales ante los desafíos actuales
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
La intención de oración del Papa Francisco para este mes de octubre es por la misión de los consagrados y las consagradas, para que “despierten su fervor misionero y estén presentes entre los pobres, los marginados y con los que no tienen voz”.
En el video, el Santo Padre recuerda que hoy más que nunca, con los desafíos del mundo, “necesitamos su entrega total al anuncio del Evangelio” y pide que “no nos dejemos robar el entusiasmo misionero”. Además, vuelve a insistir en las famosas tres “p” de las que ya ha hablado en varias ocasiones y que constituyen los pilares de la vida comunitaria, siendo éstas la plegaria, la pobreza y la paciencia: “Los consagrados – dice el Papa en el video mensaje - con su oración, pobreza y paciencia son esenciales para la misión de la Iglesia”.
En su Discurso pronunciado ante los participantes del Congreso Internacional promovido por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada en el pasado mes de mayo, Francisco explicó de manera muy sencilla a qué se refiere con estas tres “p”.
No se puede vivir la vida consagrada sin hablar con el Señor
Para el Papa, la plegaria de un consagrado, de una consagrada, “es regresar al Señor que me ha invitado a estar cerca de él”. También es “el aire que nos hace respirar esa llamada, renovar esa llamada”, pues sin aire – explica Francisco – “no podríamos ser buenos consagrados”.
El Papa también insiste en que esta plegaria no debe ser únicamente por la mañana, sino que “cada uno tiene que buscar cómo hacerla, dónde hacerla y cuándo hacerla”, pero - puntualiza - “siempre hacedla” porque no se puede vivir la vida consagrada “sin hablar con el Señor”.
Sabemos que el diablo entra por los bolsillos
La segunda "p" para el Pontífice es la pobreza. "La pobreza es la madre, es el muro de contención de la vida consagrada" dice el Papa, y sin ella, “no hay fecundidad en la vida consagrada”. Francisco también asegura que “el diablo entra por los bolsillos” y es por ello que las pequeñas tentaciones contra la pobreza “son heridas a la pertenencia al cuerpo de la vida consagrada”. Además, es gracias al “espíritu de pobreza” que podremos discernir qué está sucediendo en el mundo.
"Entrar en paciencia" aun cuando supone hacer un sacrificio
La paciencia es la tercera de las tres “p” que señala el Papa como pilares de la vida consagrada y se trata de “una actitud de cada consagración”, que según el Papa, va “desde las pequeñas cosas de la vida comunitaria o de la vida consagrada hasta el sacrificio de uno mismo”. Son, por tanto, “cosas pequeñas, tolerancias pequeñas, pequeños gestos de sonrisa cuando, en cambio, me gustaría decir palabrotas”, asegura Francisco.
Naturalmente, el Papa se refiere a la paciencia no sólo en la vida comunitaria, también ante los sufrimientos del mundo, porque sin ella – explica – “una vida consagrada no puede sostenerse a sí misma” y estará “a medio hacer”.
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