El Papa a los Scalabrinianos: siempre en comunidad, siéntanse migrantes
María Cecilia Mutual - Ciudad del Vaticano
"He preparado unas palabras para decirles, pero las entrego al Padre General y prefiero hablar un poco con el corazón, y si hay tiempo, dar la oportunidad de hacer algunas preguntas. Me gustaría empezar dándole las gracias por lo que hace". Con estas palabras el Papa Francisco inició la audiencia a los Misioneros de San Carlos, los scalabrinianos, a quienes recibió el lunes 29 de octubre, en la Sala del Consistorio. El Pontífice entregó el texto preparado para la ocasión, conversando con los presentes y respondiendo en italiano y español a algunas de las preguntas de los misioneros.
Sentirse migrantes ante las necesidades de los demás
"Acoger al extranjero" en una sociedad que es del "bienestar" pero que vive en una época de "invierno demográfico" y de "cierre de puertas": expresó el Pontífice en sus palabras espontáneas a los presentes. Un discurso en el que tuvo lugar también un pensamiento especial por el drama de los migrantes hondureños que van en caravana desde Honduras a Estados Unidos.
Francisco señala que otro fenómeno de la migración es el 'amontonamiento', porque "nos sentimos más fuertes en la migración”. “Y ahí está la comunidad. En el fútbol existe la posibilidad de un ‘libre’, que puede moverse según las oportunidades, pero entre ustedes no hay posibilidad – explicó- porque el ‘libre’ entre ustedes fracasa. Siempre la comunidad. Siempre en comunidad, porque vuestra vocación es precisamente para los migrantes que se amontonan. Siéntanse migrantes. Siéntanse, sí, migrantes ante las necesidades, migrantes ante el Señor, migrantes entre ustedes. Y es por eso que tienen que amontonarse".
Ayudar y acoger al extranjero
Instando a los misioneros a asumir riesgos, como lo hacen los migrantes, el Papa observa que los scalabrinianos están llamados a "enseñar" y "ayudar a acoger al extranjero", frente al rechazo y también a las "muchas situaciones de tráfico" en las que "el extranjero es explotado".
El Papa hijo de inmigrantes
Francisco recuerda que también él es "hijo de inmigrantes" y dice: "Recuerdo que después de la guerra -yo era un niño de 10/12 años- cuando, donde papá trabajaba, los polacos llegaron a trabajar, todos los inmigrantes, y lo bien que eran recibidos. Argentina tiene esta experiencia de acogida, porque había trabajo y había necesidad. Y Argentina - en mi experiencia - es un cóctel de olas migratorias, ustedes lo saben mejor que yo. Porque los inmigrantes construyen un país, como han construido Europa. Porque Europa no nació así, Europa fue creada por muchas olas de migración a lo largo de los siglos.
Ser migrantes
Reconociendo a los padres scalabrinianos la labor que realizan por y con los migrantes, el Pontífice les recomienda:
El Papa asegura que la experiencia que lleva a los estudiantes a haber sido 'extranjeros' por los estudios o por los destinos, acrecienta el conocimiento de cómo se recibe a un extranjero. “Estas dos cosas, estas dos direcciones son muy importantes, y tienen que hacerlas bien”, asegura.
Llamar a la puerta del Señor
Francisco insiste también en la oración, el "estar de pie ante el Señor y llamar a la puerta, como el migrante que llama a la puerta" para ser "recibido". E insta a ir "donde hay necesidad", "a todas partes", eligiendo los lugares con "discernimiento ante el Señor y ante las necesidades que hay en el mundo". Y sugiere "dos palabras":
Una, es siempre el magis: siempre más, siempre más, porque Dios te atrae así. Ve más lejos. Ir sin cansarse de ir más allá, más allá, hacia nuevas fronteras. Ésta es la dimensión de una buena elección. Y la otra es una frase que en la primera parte de la Summa Theologica de Santo Tomás dice, un "lema", en latín: "Non coerceri a maximo, contineri tamen a minimo divinum est". “Cosa divina es no estar ceñido por lo más grande y, sin embargo, estar contenido entero en lo más pequeño”.
El sacrificio de la cruz
El Señor, recuerda el Papa, es "el Dios del sacrificio de la cruz", el "máximo del amor", pero también es "el Dios que cuida de cada persona", del "mínimo", porque "es capaz de abrir la puerta del Paraíso a un ladrón". Por lo tanto, hablando de las opciones a considerar, Francisco también incluye la "capacidad de despedirse", que es "difícil", porque para "decir no e irse" en el fondo "se necesita valor", "se necesita santidad para hacerlo". La capacidad de despedirse cuando es la voluntad de Dios, ya sea por obediencia o por otras razones, o por la inspiración que te dice "basta". Esto ayuda a tomar buenas decisiones.
El pueblo de Dios ama a los ancianos
El Pontífice, animado por una petición de un scalabriniano, recuerda entonces el "amor a los padres": el "pueblo fiel de Dios", dijo, ama a los padres, "ama a los ancianos".
“La sociedad actual, en general, esta cultura, corre el riesgo de considerar lo viejo como 'material de desecho'. Cuando no los dejan ir hacia muchas formas de eutanasia enmascarada, como no dar los medicamentos correctos, o dar menos porque son caros, y por eso mueren antes. Todos nosotros tenemos también abuelos espirituales, padres espirituales, incluso en la congregación. Su pregunta me sugiere: ¿sus padres espirituales, en la congregación, están bien cuidados? Hagan de todo para asegurar que vivan en comunidad el mayor tiempo posible ¿O están demasiados preocupados por enviarlos a la casa de reposo lo antes posible?
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